Entonces el beso de esas mujeres materiales me
quemaba como un hierro candente, y las apartaba de mà con disgusto, con
horror, hasta con asco; porque entonces, como ahora, necesitaba un soplo
de brisa del mar para mi frente calurosa, beber hielo y besar nieve...
Entonces el beso de esas mujeres
materiales me quemaba como un hierro candente, y las apartaba de mÃ
con disgusto, con horror, hasta con asco; porque entonces, como ahora,
necesitaba un soplo de 'brisa del mar para mi frente calurosa, beber
hielo y besar nieve...
Entonces el beso de esas mujeres materiales me
quemaba como un hierro candente, y las apartaba de mà con disgusto, con
horror, hasta con asco; porque entonces, como ahora, necesitaba un soplo
de brisa del mar para mi frente calurosa, beber hielo y besar nieve...
Entonces el beso de esas mujeres
materiales me quemaba como un hierro candente, y las apartaba de mÃ
con disgusto, con horror, hasta con asco; porque entonces, como ahora,
necesitaba un soplo de 'brisa del mar para mi frente calurosa, beber
hielo y besar nieve...
El Sol brillaba de tal modo que sus rayos quemaban la
hierba.
Les destruÃan sus siembras, les 5
mataban su ganado, les quemaban sus casas, y hasta
les robaban sus niños.
pro._ who, that, which;
=lo que= what, which;
=el que= he who, the one who;
=la que= she who, the one who
=que= _conj._ that; for; than, as;
=con que= so then, so that;
=que sea= let it be;
=que Alá los guarde= may Allah protect you
=qué= what; how;
=qué tal= what do you think of it;
=qué bien= how well;
=pues qué= what then, well then;
=y qué= and what of that;
=qué tienes= what's the matter with you
=quedar=, =quedarse= to remain
=quedo= quiet
=quejido= _m._ moan
=quemaban= _3 pl.
Pero cuantas veces se quemaron castillos o ruedas, ellos
repitieron aquella expresiva pantomima.
No debe ser bebido, sin embargo,
demasiado caliente, pelando, como se dice vulgarmente: en estas
condiciones el mate es desagradable y la cebadura queda inutilizada; lo
que se expresa diciendo que la «yerba se ha quemado».
De repente empezó á llover con violencia, pero cesó la lluvia á corto
rato; y ¡cuál no serÃa el asombro{97-4} del sencillo creyente vecino de
Animalejos cuando vió que una porción de mujeres, cuyos puestos de
dulces, juguetes de niños, campanillas y santos de barro y todo género
de baratijas habÃa averiado la lluvia, se encaminaban irritadas hacia la
ermita, recogiendo piedras del suelo y se ponÃan á apedrear á una imagen
de San Isidro colocada sobre el pórtico de la ermita, llenando de
improperios al Santo porque, según decÃan, le habÃan llenado de cuartos
el cepillo y habÃan quemado en su altar no sé cuántas velas para que
hiciera que no lloviese,{98-1} y el Santo era tan desagradecido, que
habÃa hecho precisamente todo lo contrario!{98-2}
--¡Pero no ven ustedes qué judiada la de esa gente!--exclamó
Traga-santos escandalizado, dirigiéndose á un grupo de lugareños de
ambos sexos que estaban á su lado presenciando aquella sacrÃlega pedrea.
Y el muchacho, que sabe por experiencia que su padre no amenaza en vano,
á pesar de las señas que le hace su madre para que calle, cierra los
ojos y dice rápidamente, como si le quemaran la boca las palabras:
--Mi madre trajo esta mañana un cuartillo de aguardiente, y tiene la
botella escondÃa en el jergón de la cama.