Al oir estas palabras el pastor, que caminaba delante de mà para
mostrarme la senda, se detuvo un poco, y fijando en los mÃos sus
asombrados ojos, como para conocer si me burlaba, exclamó con un
acento de buena fe pasmosa:--¡Que no le parezco á usted de edad
bastante para haberla conocido!
=parecer=, (_pres._ =parezco=), to appear, seem;
=--se=, to resemble.
qué le parece?
Me parece que
sucedió ayer.
me parece que ahà viene Lola!
Aun me parece un sueño cuando lo
recuerdo.
No parece sino que
fueras niño de pecho.
VARIANTS: =A lo que parece=;
=según parece=.
El marqués necesita mucho servicio ¿no le parece?
Ya me parece que llevo lo menos
una semana tendido.
Ramón, le dije un dÃa desde la cama; parece que le gusta á
V.
Todo lo que vemos o nos parece, no
es sino un ensueño en un ensueño!
Entonces llamó a un pintor amigo, y le dijo:
--¿Qué le parece a Vd.
Lo cual
parece menos inverosÃmil que el desprendimiento de Sebastián.
A primera vista esta frase parece algo ridÃcula,
sin embargo es verdad.
En el primero, el artista
parece haber querido hacer una cabeza simbólica.
Por la parte del sur es de tal modo apacible
que parece un lago dormido.
vamos, que me parece que esta noche va á darnos que contar
para muchos dÃas.
Ya descubro el
campanario de la iglesia, y me parece oÃr el repicar de las campanas.
Pero el
diablo, que á lo que parece no se encontraba satisfecho de su obra,
sin duda.
Su modo de dormir es un misterio, y hasta parece que el
sueño no fuese para él una necesidad.
Si los hombres son diferentes, la vegetación de nuestros Andes parece
que toca en los extremos.
se puso algo tarde.--¿No les parece á ustedes que
está algo ahumado este estofado?--¿Qué quieres?
Aunque en el mapa parece pequeño, sin
embargo es tres veces más grande que el Estado de Washington.
Será a causa de esto que es fácil entender «una ballena,»
cuando se grita, «una va llena,» ¿no le parece?
Ved, como parecido al
Leteo, el lago parece adormecerse a sabiendas
y por nada del mundo quisiera despertar.
Otro peregrino saca un salchichón, que
parece una escopeta, y se pone á comer rajas y á tararear un himno
piadoso.
Porque no me parece de
tanta edad como para haber vivido en el tiempo en que las brujas
andaban todavÃa por el mundo.
parecer, to seem, be like, resemble; al --, seemingly, apparently; á
lo que parece, as it seems; evidently; _refl._, to resemble, be like.
Obligado á
escoger entre ambas, me quedarÃa sin las dos, aunque la primera me
parece más temible; y cuando asà lo digo, estudiado lo tengo.
Tu pupila es azul, y si en su fondo,
Como un punto de luz, radia una idea,
Me parece en el cielo de la tarde
Una perdida estrella.
El dón mitológico
parece nacer en él por lejano atavismo, y vese en su poesÃa un claro
rayo del paÃs del sol y azul en que nacieron sus antepasados.
Un bienestar intenso, un regocijo palpitante, vigoroso,
parece filtrarse a un mismo tiempo en la savia y en la sangre; en los
árboles y los corazones.
La naturaleza de nuestro clima, madrastra de los árboles
exóticos, parece que les niega el sustento; exigen la solicitud y
constante atención del hombre.
of_ =parecer=
=parecer= to seem, appear;
=parecerse a= to look like;
=qué le parece a Vd.= what do you think of, how do you like
=parecerá= _3 sing.
Un ser que se parece al borrico por
el entendimiento, á la serpiente por lo rastrero y venenoso, al mono por
la figura, y á quien el zorro le come las gallinas!
Donde va la gente.[2] Y eso que, si he de decir la verdad, desde que
murió maese Pérez, parece que me echan una losa sobre el corazón
cuando entro en Santa Inés...
El ruido es mareador y se siente en el
aire una trepidación incesante; el repiqueteo de los cascos, el vuelo
sonoro de las ruedas, parece a cada instante aumentarse.
Excusado me parece ponderar el efecto que en un hombre de carácter
enérgico y además acostumbrado al mando harÃan las insolencias de aquel
rapazuelo montaraz y deslenguado.
Me fijo mejor, y noto que ha sido cortado, según parece, recientemente,
pues en el suelo y en el sitio donde antes estaba aparecen algunas ramas
y flores esparcidas aquà y allá.
Chapter Footnotes:
[1] =O mucho me engaño, o ...,= _I am very much mistaken if...._
VARIANTS: =Puede ser que me engañe;= =pero me parece ver.=
[2] =hecho de encargo,= _made to order_.
Su
nombre lo he olvidado; mas su esposa, que es la que veis, se llama doña
Elvira de Castañeda,{158-1} y por mi fe que si la copia se parece al
original, debió ser la mujer más notable de su siglo.
Si su merced estuviera
enfermo, yo le velarÃa tres semanas sin desnudarme ni descansar; pero
estando bueno y sano, la verdad, no me parece justo que su merced se
divierta en llamarme á cada instante.
Las torres y las sombras se confunden
de tal modo que todo parece suspendido
en el aire, mientras que desde una torre
orgullosa, la Muerte como un espectro gigante,
contempla la ciudad que yace a sus pies.
En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en
las ondas del agua, parece que nos hablan los invisibles espÃritus de
la naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espÃritu del
hombre.
La Puebla, que es el primero que encuentra el que sube de los puertos,
es grande, compacto, desprovisto de arbolado, y parece ocuparse más de
la extensa campiña que domina, que no del rÃo y del movimiento de sus
barcos.
Pausado, implacable, lento
su toque a cada momento
resuena como un lamento
pregonando la hora única
en extraña rima rúnica,
y parece que sintiera intenso placer diabólico
en este toque simbólico
de muerte y desolación.
VolvÃa entonces á casa y aun me parece
verla en un rincón obscuro de la cocina, sentada sobre una canoa[R] con
su sarta de escapularios resaltando sobre la piel morena y arrugada del
pecho, que descubrÃa el escote del traje.
una mujer blanca, hermosa y frÃa, como esa mujer de piedra que parece
incitarme con su fantástica hermosura, que parece que oscila al compás
de la llama, y me provoca entreabriendo sus labios y ofreciéndome un
tesoro de amor...
una mujer blanca, hermosa y frÃa, como esa
mujer de piedra que parece incitarme con su fantástica hermosura, que
parece que oscila al compás de la llama, y me provoca entreabriendo
sus labios y ofréciendome un tesoro de amor....
Lo que es de ese género, tengo yo más de un
millar, un verdadero serrallo, en San Juan de los Reyes; serrallo que
desde ahora pongo á vuestra disposición, ya que, á lo que parece, tanto
os da de una mujer de carne como de piedra.
Lo que es de ese género, tengo yo más de un
millar, un verdadero serrallo, en San Juan de los Reyes; serrallo que
desde ahora pongo á vuestra disposición, ya que, á lo que parece,
tanto os da de una mujer de carne como de piedra.
No
parece sino que{92-1} bajada á descansar--si es que esa laboriosa é
incansable colectora de miel busca jamás descanso,--se ha posado sobre
un tallo, y ha quedado adherida al reino vejetal, por hechizo de algún
maléfico gnomo.
En
la narración de la metempsÃcosis de Ligeia hay una definición de Dios,
tomada de Granwill, que parece ser sustentada por Poe: Dios no es más
que una gran voluntad que penetra todas las cosas por la naturaleza de
su intensidad.
Efectivamente, aquel castillo de argamasa aislado y obscuro, sin más
comunicación con lo exterior que la puerta de entrada, flanqueado con
sus cuatro torres coronadas de almenas, semejantes á pirámides de
cementerios, parece un gran ataúd.
Q
que, _rel._, who, which, that; el --, he who, that which, which; la
--, she who, that which, which; lo --, that which, what; á lo --, as
far as; from what; as; á lo -- parece, as it seems; evidently; lo --
esde, as for; as far as ...
Excusado parece añadir que siguió la cosa como antes; el vino
añejo se repartÃa con profusión para sumirse por los cien abismos de
aquellas insaciables gargantas; las inflamaciones y apoplegÃas
continuaban, y jamás se desocupaba la enfermerÃa.
Sobre el suelo de Manhattan parece que va a verse surgir de
pronto un colosal TÃo Samuel, que llama a los pueblos todos a un
inaudito remate, y que el martillo del rematador cae sobre cúpulas y
techumbres produciendo un ensordecedor trueno metálico.
Se producen en América
dos clases de plantas de café: la común, que es igual a
la producida en Arabia, y la gigante, que parece ser
una exageración de la primera, y que se cultiva en 25
algunas regiones de Ãfrica y en el Brasil.
Él la amaba: la amaba con ese amor que no conoce freno ni lÃmites; la
amaba con ese amor en que se busca un goce y sólo se encuentran
martirios; amor que se asemeja á la felicidad, y que, no obstante,
parece infundir el cielo para la expiación de una culpa.
El portal de corcho, imitando un arco
romano en ruinas, es monÃsimo, y el riachuelo representado por un
espejillo con manchas verdes que remedan acuáticas hierbas y el musgo de
las márgenes, parece que corre por la mesa adelante{72-2} con plácido
murmurio.
Pues, sà señor; parece cosa hecha que el organista de
San Román,[5] aquel bisojo, que siempre está echando pestes de los
otros organistas; aquel perdulariote, que más parece jifero de la
puerta de la Carne[6] que maestro de solfa, va á tocar esta
Noche-Buena en lugar de maese Pérez.
En este punto se detuvo el pastor un memento, tendió á su alrededor
una mirada, y prosiguió asÃ:
--¿Siente usted este profundo silencio que reina en todo el monte, que
no suena un guijarro, que no se mueve una hoja, que el aire está
inmóvil y pesa sobre los hombros y parece que aplasta?
La mÃa es una verdadera dama castellana que por un milagro de la
escultura parece que no la han enterrado en un sepulcro, sino que aun
permanece en cuerpo y alma de hinojos sobre la losa que la cubre,
inmóvil, con las manos juntas en ademán suplicante, sumergida en un
éxtasis de mÃstico amor.
La mÃa es una verdadera dama castellana que por un
milagro de la escultura parece que no la han enterrado en un sepulcro,
sino que aún permanece en cuerpo y alma de hinojos sobre la losa que
le cubre, inmóvil, con las manos juntas en ademan suplicante,
sumergida en un éxtasis de mÃstico amor.
I
--¿Véis ése de la capa roja y la pluma blanca en el fieltro, que
parece que trae sobre su justillo todo el oro de los galeones de
Indias;[1] aquél que baja en este momento de su litera para dar la
mano á esa otra señora, que después de dejar la suya, se adelanta
hacia aquÃ, precedida de cuatro pajes con hachas?
LA AJORCA DEL ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada á la que soñamos en
los ángeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica,
que tal vez presta el demonio á algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
Nada caracteriza á un
niño como su estilo, aquel genuino modo de expresarse y decirlo todo con
cuatro letras, y aquella gramática prehistórica, como los primeros
vagidos de la palabra en los albores de la humanidad, y su sencillo arte
de declinar y conjugar, que parece la rectificación inocente de los
idiomas regularizados por el uso.
Pero observé al cabo de pocos dÃas que, aunque tomaba y
soltaba{10-1} con indiferencia distintos trozos de ópera y zarzuela
deshaciéndolos y pulverizándolos{10-2} entre resoplidos y gruñidos, el
pasaje que con más ardor acometÃa y más á menudo, era uno de _Los
Puritanos_: me parece que pertenecÃa al aria de barÃtono en el primer
acto.
Su contrario le imitó; pero esta vez, no tan
sólo volvió á rodearlos una sombra espesisima é impenetrable, sino que
al mismo tiempo hirió sus oÃdos el eco profundo de una voz misteriosa,
semejante á esos largos gemidos del vendaval que parece que se queja y
articula palabras al correr aprisionado por las torcidas, estrechas y
tenebrosas calles de Toledo.
el que se llama en el comercio[9] café de Santos,
caracterizado por su pelÃcula rojiza; el de Méjico que se parece al
moka, pero que tiene granos más grandes y su color menos claro[10]; el
café _yungas_ de Bolivia, de semillas grandes; el de Martinica; el de
Cayena, de semillas alargadas e irregulares; los de Puerto Rico y de la
Habana, de color verde azulado.
La unidad de tierra y de raza; la predestinación
que comporta, al abrirle, la expansiva facilidad de los vientos marinos,
agentes de toda civilización feliz, su situación interoceánica; la
riqueza colosal, la ausencia de prejuicios, la democracia y la
hospitalidad, señalan a esta América como uno de los futuros imperios
universales a cuya formación parece tender la especie.
of_ =pagar=
=paÃs= _m._ country
=pájaro= _m._ bird
=palabra= _f._ word;
=tener palabra= to keep one's word
=palacio= _m._ palace
=pan= _m._ bread;
=pan tierno= fresh bread;
=pan duro= stale bread
=panal= _m._ honey-comb
=pañuelo= _m._ handkerchief
=papá= _m._ papa
=para= for, in order to;
=para que= in order that
=paraguas= _m._ umbrella
=parece= _3 sing.
Impulsado de un pensamiento religioso, espontáneo é indefinible, eché
maquinalmente pie á tierra, me descubrÃ, y comencé á buscar en el
fondo de mi memoria una de aquellas oraciones que me enseñaron cuando
niño; una de aquellas oraciones que, cuando más tarde se escapan
involuntarias de nuestros labios, parece que aligeran el pecho
oprimido, y semejantes á las lágrimas, alivian el dolor, que también
toma estas formas para evaporarse.
El color de
esta montaña varÃa como el del camaleón, según la dirección y modo como
la hieren los rayos solares: A veces es enteramente blanca; en
ocasiones,[5] bañada por la luz del sol poniente,[6] parece una gran
masa de oro bruñido; y otras veces las sombras nacidas de la
distribución de las numerosas rocas repartidas en toda su superficie,
desde su elevada cima hasta su anchurosa base, le dan un aspecto
semi-violado, con tintes purpurinos notables y espléndidos.
NOTES:
[Note 290: =hacer la gracia de=, _to do the favor or honor of_.]
[Note 291: =ser tiempo de=, _to be the time to_.]
[Note 292: =¿Qué te parece?= _What do you think of it?_]
[Note 293: =dar una carcajada=, _to burst out laughing_.]
[Note 294: =mirar de reojo=, _to look at askance_.]
[Note 295: =en torno de=, _around_.]
[Note 296: =dar la vuelta por=, _to make the rounds of, go around_.]
[Note 297: =preguntar cuántas son cinco=, _to teach a thing or two, to
call to account_.]
[Note 298: =cuidarse de=, _to care about, pay attention to_.]
[Note 299: =traer a la rastra=, _to drag along_.]
[Note 300: =has muerto=, _you have killed_.
de la Cruz_ (CUBANO)
=Zorrilla de San MartÃn, Juan= (1857-)
«Tabaré,» el poema de Juan Zorrilla de San MartÃn,[72] el escritor
uruguayo, parece inspirado por el medio ambiente, por la naturaleza
magnÃfica de la América del Sud, y por sentimientos, pasiones y formas
de pensar[73] que no son sencillamente españoles, sino que a más de
serlo,[74] se combinan con el sentir, el discurrir y el imaginar del
indio bravo, concebidos, no ya por mera observación externa, sino por
atavismo del sentido Ãntimo, y controversión en su profundidad, donde
quien sabe penetrar lo suficiente, ya descubre al ángel, aunque él esté
empecatado, ya descubre a la alimaña montaraz, aunque él sea suave y
culto.
En toda la travesÃa no se
encuentra una gota de agua, ni se ve ni se puede contar con un parapeto
que le permita ampararse para descansar un momento del incómodo y frÃo
viento que penetra por sobre todo abrigo; que del mismo modo no
encontrará un árbol, un peñasco, un algo[1] que le resguarde por un
instante del calor del sol que le abrasa y le persigue con una
intensidad que parece va aumentando segundo por segundo.[2] Entonces es
el gran momento de la contemplación: la vista se pierde sin distinguir
señal alguna; el camino está por todas partes abierto, sin valla que se
interponga; cielo y tierra son uniformes en color y en aspecto; de un
lado todo celeste, de otro lado blanquizco, amarillento.
--¿Se parece á ti?
--¿Te parece poco?
¿Qué le parece a Ud.
2.{72-2} =parece ...
¿A qué se parece la catedral?
¿qué le parece?= what do you think?
¿En qué se parece un gallo a un monte?
_Me parece^en el cielo de la tarde_, p.
¿En qué se parece Madrid a un cuchillo?
¿En qué se parece un viernes a un martes?
¡La
noche, que se parece á una eternidad!
¿Qué os parece, que no vendrá á la fiesta?
¡Ese
barbón se parece al mismÃsimo diablo!
--No es el hombre; pero se le parece mucho.
9 Unos decÃan: Este es; y otros: A él se parece.
¡Canario, y parece
que ahora llueve con más fuerza!
--,= only; =no parece -- que,= one would
think that.
¿En qué se parece un esqueleto a una comida de viernes?
¿No parece que le hubiera
costado su sudor y trabajo?
¿Nos
parece cómica la circunspección de los chiquillos?
24 No juzguéis según lo que parece, mas juzgad justo juicio.
=Page 92.=--1.{92-1} =No parece sino que=, _it seems only to have_.
¿Le parece que va adelantado, o que va atrasado
(_is behind time_)?
--A propósito del Oriente,--dijo el señor Souza--¿no le parece a Ud.
¿Todo lo que
vemos o nos parece no es otra cosa que un
ensueño en un ensueño?
--Una casualidad asÃ, ¿no te parece un mal presagio tres dÃas antes de
mi boda?
=mentira,= lie, error; =parece --,= it seems impossible; =¡mentira!= it
is a lie!
--Asà parece, padre,--contestó el otro, sin darse
por[326] convicto de su pecado.
=parecer,= to seem, appear; =--se á,= to resemble; =á lo que parece,= as
it seems; =á V.
--Ya lo habÃa pensado; pero me parece que mis zapatos pueden tirar aún
cuatro o cinco meses.
=parecer=, 39, to appear;
=----se a=, to resemble;
=¿qué le parece?= what do you think of it?
--Me parece notar aquà que mediante un corto canal podrÃa unirse el
Amazonas con el sistema del Plata.
--Y sobre todo, hace un frÃo, que no parece sino que estamos en la
Siberia, añadió un tercero arrebujándose en el capote.
¿No parece que por debajo de esa
ligera epidermis azulada y suave de alabastro circula un flúido de luz
de color de rosa?
--¿Ve usted aquel cabezo alto, alto, que parece cortado á pico, y por
entre cuyas penas crecen las aliagas y los zarzales?
--Y sobre todo, hace un frÃo, que no parece sino que estamos en la
Siberia,[1] añadió un tercero arrebujándose en el capote.
¿No parece que por debajo de esa ligera
epidermis azulada y suave de alabastro circula un flúido de luz de color
de rosa?...
39 Escudriñad las Escrituras, porque á vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mÃ.
--Pues me parece, dijo el fámulo con mucha sorna, me parece, señor, que
ese reloj será muy bueno, pero anda muy de prisa y va adelantado.
--Porque si le he de decir la verdad, muy santo será
este predicador nuevo, ¡pero se parece tanto en la voz 15
al[255] señor cura!
--Esos[2] se ocupan del tráfico costanero internacional; aunque me
parece que los armadores de la América latina acabarán por dominar ese
tráfico también.
15
--Y no sólo parece, sino que es un robo, y el robo es
un gran pecado, hijo mÃo; por manera que es menester
arrepentirse de corazón,[327] para....
--He pedido tanto á Dios que salvase tu vida á costa de la mÃa,--murmuró
la joven,--que me parece que por fin se ha dignado escucharme y me voy á
morir antes que tú.
--¿Qué te parece?[292]--dice al fin a su mujer, después
de haber hecho el último gesto, ese gesto sublime con
que el genio aprueba su propia obra:--¿qué te parece,
hija?
--¿Cuál desea Vuestra Santidad?--preguntó el 15
niño, y el papa, sonriendo, le contestó:
--¿Te parece que sabrÃas copiar cuántos se te
presentasen?
_RepÃtanse las frases siguientes, usando el condicional para
expresar probabilidad o suposición en el pasado_ (_Ejemplo_: Me parece
que el niño tenÃa once años=el niño tendrÃa once años): 1.
* * * * *
Me parece excusado describir la suntuosa instalación del marqués en
Madrid; lo que sà no debe omitirse es que tomó un cocinero cuyos guisos
eran otros tantos poemas gastronómicos.
[2] =¿Qué me dices de esto?= _What have you to say about that?_
VARIANTS: =¿Qué me cuentas?= (=¿qué te parece?=)
[3] =cultivos de más inmediato beneficio.= Note the omission of the
indefinite article before _más_, which is needed in English.
_Tu pupila es azul; y cuando lloras,
Las trasparentes lágrimas en ella
Se me figuran gotas de rocÃo
Sobre una violeta._
Tu pupila es azul, y si en su fondo
Como un punto de luz radia una idea,[2]
Me parece en el cielo de la tarde
¡Una perdida estrella!
--Entiendo muy bien, señor Cura, lo que usted quiere darme á entender
con ese cuento, ó lo que sea; pero como ya á lo hecho pecho, quisiera
saber si le parece á usted bien que fÃe sólo mi justificación y defensa
á la misericordia de Dios, procurando alcanzarla por la intercesión del
glorioso San Isidro.
--Me parece muy bien eso, y celebraré muchÃsimo que asà se salve usted
del enojo que ha causado la torpeza de su manifiesto; pero mire usted,
tÃo Traga-santos, yo debo hablarle á usted con franqueza: si yo fuera
santo, echaba{111-1} muy enhoramala á los que sin necesidad se meten á
escribir y no aciertan á decir lo que piensan.
--Pues, hija, repuso el cura, «Haga yo lo que deba, y haga Dios lo que
quiera.»{91-3}
IV
Del lado opuesto del pueblo se extiende un pinar, al que se llega por un
prado de roja arena, que cubre un césped{91-4} tan corto y espeso, que
parece lo ha tejido la naturaleza para avergonzar á los tejedores de las
más afamadas alfombras.
(From _Más Honor que Honores_.)
LA AJORCA DE ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada á la que soñamos en
los ángeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica,
que tal vez presta el demonio á algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
¡Yo os aseguro que hice cuanto
estaba de mi parte{108-2} para complacer á Cabezudo, que querÃa no
cayese gota de agua; á Animalejos, que querÃa cayese sólo un chaparrón;
y á Barbaruelo, que querÃa lloviese si Dios tenÃa que!{108-3} Dios lo
puede hacer todo, pero á veces lo hace tan indirectamente, que parece no
hacer nada ó hacer todo lo contrario de lo que se le pide.
--Recordando un poco del latÃn--que en mi niñez supe, he conseguido, á
duras penas, descifrar la inscripción de la tumba, contestó el
interpelado; y á lo que he podido colegir, pertenece á un tÃtulo de
Castilla,[1] famoso guerrero que hizo la campaña con el Gran
Capitán.[2] Su nombre lo he olvidado; mas su esposa, que es la que
véis, se llama doña Elvira de Castañeda, y por mi fe que si la copia
se parece al original, debió ser la mujer más notable de su siglo.
39.--EL GAUCHO[1]
Entre cien individuos agrupados en el campo, se conocerá inmediatamente
a un verdadero gaucho por más pobre que[2] él sea: su caballo ensillado
con esmero, tuzado y acepillado; su persona limpia, sus prendas de
vestir[3] colocadas con gracia sobre el cuerpo; sus cabellos y barbas
largos, pero peinados y cuidados, y en fin, aquel[4] aire atrevido y
simpático a la vez, que parece decir a todos: «Yo soy el dueño de la
tierra, ustedes no son más que gringos», es lo que le da a conocer.
38.--EL «TRISTE» Y LA «VIDALITA»
El «triste» que predomina en los pueblos del norte, es un canto frijio,
plañidero, natural al hombre en el estado primitivo de barbarie, según
Rousseau.[1]
La «vidalita,» canto popular con coros, acompañado de la guitarra y un
tamboril, a cuyos redobles se reune la muchedumbre y va engrosando el
cortejo y el estrépito de las voces, me parece heredado de los
indÃgenas, porque lo he oÃdo en una fiesta de indios en Copiapó en
celebración de la Candelaria[2]; y como canto religioso, debe ser
antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado de los
españoles argentinos.
13,
note 1.]
Ya enzarzado en lo más espeso y fragoso del monte, llevando del
diestro la caballerÃa por entre sendas casi impracticables, ora por
las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las
honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen
espacio de tarde hasta que por último, en el fondo de una cortadura
tropecé con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que,
después de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta
y se retuerce allà con un ruido particular que se oye á gran
distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en
aquel punto y á aquella hora parece muda ó dormida.
Verdad que nosotras nos
parecemos en eso; de nuestra casita á la iglesia, y de la iglesia á
nuestra casita, sin cuidarnos de lo que se dice ó déjase de decir...
expone, y
que me parecen irrefutables.
VARIANT: =Todos
parecen tristes.=
[9] =el señor,= _the gentleman_.
De los perros se cuentan muchas historias que parecen inverosÃmiles, y
son ciertas y reales como la luz del sol.
Quién diria que esos dos que
parecen tan amigos, si dentro de media hora se encuentran en una calle
obscura ...
Despierta, rÃes; y al reir, tus labios
Inquietos me parecen
Relámpagos de grana que serpean
Sobre un cielo de nieve.
Allà los templos,
los palacios y las torres--torres carcomidas
por el tiempo, y que no tiemblan nunca,--no
se parecen en nada a las nuestras.
Lo levantó, le sorprendió el sonido,
Y dijo, de placer estremecido:
--¡Avellanas parecen!--Mas al verlas,
Con tristeza exclamó:--¡Sólo son perlas!
Lo que aseguro y
sostengo es que, aún teniendo el mismo número de horas, aquà las noches
parecen mucho más largas que en otros lugares, y de ahà viene su fama.
FUSILES Y MUÑECAS
Juan y Margot, dos ángeles hermanos,
Que embellecen mi hogar con sus cariños,
Se entretienen con juegos tan humanos
Que parecen personas desde niños.
Un faldeo
gris, con manchas doradas de teatinas; algunos quiscos que se levantan
como brazos armados; y los boldos del mas oscuro e intenso verde que
parecen escalar el cerro como peregrinos haciendo penitencia.
Torres Caicedo_ (COLOMBIANO)
=Blest Gana, Alberto= (1831)
Las novelas de Alberto Blest Gana[15] parecen escritas de propósito para
vindicar a la sociedad Chilena de su tan gritada y compadecida
esterilidad.
Alrededor de esta capilla
están las tumbas de los reyes, cuyas imágenes de piedra, con la mano en
la empuñadura de la espada, parecen velar noche y dÃa por el santuario á
cuya sombra descansan todos por una eternidad.
Larra compuso
unos versos que le parecÃan muy buenos, como á todos los principiantes
les parecen los suyos, y se los dió á Gallego, á quien le parecieron muy
malos, como á todos los maestros les parecen los que lo son.
Y deja caer los bultos sobre el almohadón del coche; después se quita
las botas, abre el saco de noche, saca unas babuchas que parecen dos
orejas de elefante y se las calza con la mayor tranquilidad murmurando:
--¿Ve V.
En los parajes más bajos y húmedos en el tiempo
de las lluvias, este césped se ve salpicado con tal profusión de
pequeñas margaritas blancas, miniaturas de esta bella especie, que
parecen ser las once mil vÃrgenes del paraÃso de Flora.
El puente por do pasan los pastores es tal que nunca se ha
visto el cartón tan semejante á la piedra; al contrario de lo que pasa
en muchas obras de nuestros ingenieros modernos, los cuales hacen
puentes de piedra que parecen de cartón.
En aquel
castillo, que tiene por cimiento la pizarra negra de que está formado
el monte, y cuyas vetustas murallas, hechas de pedruscos enormes,
parecen obras de titanes, es fama que las brujas de los contornos
tienen sus nocturnes conciliábulos.
Despierta, hablas, y al hablar, vibrantes
Tus palabras parecen
Lluvia de perlas que en dorada copa
Se derrama á torrentes?[5]
Dormida, en el murmullo de tu aliento
Acompasado y tenue,
Escucho yo un poema, que mi alma
Enamorada entiende ...
VARIANT: =A
derecha e izquierda.=
11.--PERSONIFICACIÓN DE LAS AVES
Ciertos animales, y en especial las aves, por su aspecto, por sus
instintos o por su manera de vivir, parecen imitar las cualidades de la
persona o ejecutar aquellas cosas de que sólo es capaz un ser racional.
Pedro hizo un esfuerzo para seguir en su camino, llego á la verja, y
subió la primera grada de la capilla mayor.[1] Alrededor de esta
capilla están las tumbas de los reyes,[2] cuyas imágenes de piedra,
con la mano en la empuñadura de la espada, parecen velar noche y dÃa
por el santuario á cuya sombra descansan todos por una eternidad.
A visit to
the Eastern Pyrenees from the Spanish side is much more difficult
than from France, as both traveling and hotel accommodations are
sadly lacking.]
Los blancos caserÃos que la rodean, salpicados aquà y allá sobre una
ondulante sábana de verdura, parecen á lo lejos un bando de palomas
que han abatido su vuelo para apagar su sed en las aguas de la ribera.
à poco
se esparció una voz por el lugar,--una de esas voces que parecen
formarse en las nubes, y que llegan á la tierra como aerólitos
consistentes y compactos,--de que aquel hombre, que parecido al huracán
habÃa venido sin saberse de dónde, ni á dónde iba, andaba á salto de
mata, prestado y forastero en todas partes, para burlar á la justicia
que le buscaba con objeto de echarle mano.
¡Si las horas
parecen siglos enteros!
¡Si
las horas parecen siglos enteros!
¿En qué se parecen una boca y un molino?
_Continúese_: Se parecen a mà (a ti, etc.).
¿En qué se parecen un elector y una pelota?
¿En qué se parecen las mujeres a los montes?--En que
tienen faldas.
¿Y qué nueva pejiguera traen esos
acompañantes que parecen estatuas?
30
¿En qué se parecen las pesetas a los zapatos?--En que se
gastan.
--Algunos á mà se parecen; como yo, se arrastran; y como yo, son
venenosos.
--No--contestó el pobre animal.--No soy el hombre, ¡aunque he oÃdo decir
que algunos se parecen á mÃ!
17.]
Tal vez serÃa un rayo de sol que serpeó fugitive entre su espuma; tal
vez una de esas flores que flotan entre las algas de su seno, y cuyos
cálices parecen esmeraldas ...
[143.3] =tan humanos=, 'so like those of men and women.'
[143.4] =parecen personas desde niños=, 'they have seemed grown-up
people from their very childhood.'
[143.16] =orgullo= is subject of =alienta=.
of_ =parecer=
=parecer= to seem, appear;
=parecerse a= to look like;
=qué le parece a Vd.= what do you think of, how do you like
=parecerá= _3 sing.
Contaremos brevemente
el peregrino caso, advirtiendo que esto quizás parecerá en extremo
pueril á algunos; pero á los que tal crean, les recordaremos que nada es
tan ocasionado á puerilidades como un Ãntimo y puro dolor, de esos en
que no existe mezcla alguna de intereses de la tierra, ni el desconsuelo
secundario del egoÃsmo no satisfecho.
--Por eso precisamente, señor cura; porque todo lo ve
desde el cielo, presto al nueve por ciento, porque el 9 desde
arriba le parecerá un 6.
Aquello parecÃa un milagro.
ind._
=parecÃa= _3 sing.
Era viejo y parecÃa un ángel...
Esta playa parecÃa un
hormiguero.
Aquella hambre canina parecÃa insaciable.
parecÃa decirme, mostrándome la
joya.--¡Cómo brilla!
parecÃa decirme,
mostrándome la joya.--¡Cómo brilla!
El chico
parecÃa azorado; la niña, alegre con nerviosa alegrÃa.
La florecita parecÃa sonreir cuando el niño voló al seno de Dios.
Todo parecÃa tan cómodo que querÃa
quedarse allà algunos minutos.
Al principio
no me parecÃa eso posible, pero los hechos son más seguros que las
palabras.
Mala cara tenÃa
entonces: más bien qué superior de una orden monástica, parecÃa un
facineroso.
Se parecÃa á la de los santos que el rey Nerón
echaba á los tigres, según dicen los padres predicadores...
y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecÃa ofrecerle un beso ...
Después de haber descansado y mitigado la sed,
observaron por casualidad una piedra que se parecÃa a una lápida
sepulcral.
Advirtió el padre, al cabo, que la niña miraba sin falta en el espejo,
cada mañana y cada noche, y parecÃa que conversaba con él.
Recobré al fin mi sangre frÃa, hablé á mi amigo, cogà sus manos, que
estaban yertas, y las separé de su rostro, que parecÃa el de un muerto.
que las he criado?--Mire
V.: ésta se llama _cachigordeta_; ésta, _coloradilla_; ésta,
_Manuela_..., porque se parecÃa mucho á mi hija la menor....
Sólo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lámpara de oro,
parecÃa sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto horror.
Sólo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lámpara de oro,
parecÃa sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto
horror.
Las campanas de la
parroquia tocaban de una manera lúgubre; su voz, siempre triste, parecÃa
una queja que herÃa nuestros oÃdos á la vez que nuestro corazón.
Un huracán, una ráfaga de viento arranca con facilidad
estas masas inmensas que parecÃa desafiaban a todas las convulsiones y a
la duración misma de los siglos.
La habitación estaba negra como el fondo de un
tintero: no se oÃa ruido alguno fuera, ni el más leve rumor: aquel
cuarto tan silencioso y obscuro parecÃa una tumba.
La tierra dió muestras 15
de gran fecundidad; los árboles se llenaron de
flores y de pájaros, y todo parecÃa renacer a una vida
alegre y nueva.
La conciencia nacional, más que aletargada, parecÃa
muerta, y Montalvo no dió descanso[2] a su pluma volteriana,[3]
combatiendo al clero, dueño y señor[4] de su patria.
Cada una de sus notas parecÃa un sollozo
ahogado dentro del tubo de metal, que vibraba con el aire comprimido
en su hueco, y reproducÃa el tono sordo, casi imperceptible, pero
justo.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de calles
obscuras, enmarañadas y revueltas.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de
calles obscuras, enmarañadas y revueltas.
Patricio se
miraba en él,[5] como suele decirse, porque no habÃa otro caballo que le
llenara tanto el gusto[6] como ése; y hasta parecÃa que se entendÃan a
maravilla bestia y jinete.
LOS ZAPATOS DE TAMBURÃ
HabÃa en el Cairo un mercader llamado Abou TamburÃ, que era conocido
por su avaricia; aunque rico, iba pobremente vestido, y tan sucio, que
parecÃa un mendigo.
Vino, pues, el Prior nuevo precedido de esta fama: anduviéronse los
frailes con gran pulso para no deslizarse en la menor cosa, y el
convento por lo tranquilo parecÃa una balsa de aceite.
Entre ellas estaba doña Inés
de Tordesillas, en la que aquel dÃa, como siempre, se fijaban todos
los ojos; pero según á ella le parecÃa advertir, con diversa expresión
que la de costumbre.
El rebaño pacÃa la sabrosa hierba sin 10
ninguna inquietud, y el muchacho lejos de estar asustado
parecÃa contento de haber alarmado a los que
llegaban a defenderle.
Teresa me parecÃa
cada dÃa más linda, y lo era{17-2} en efecto, porque según he averiguado
en el curso de mi vida, no hay pintura, raso ni brocado que hermosee
tanto á la mujer como el amor.
La máquina paró y a la sombra de la parva
cercana la gente se dispuso a tomar el café; un sol fuerte nos ahogaba
tiñendo en llamaradas la campiña segada que parecÃa un inmenso cepillo
de oro.
Y el alegre coro se fué cantando, al observar la luna que parecÃa
mirarlas:
Luna lunera,
Cascabelera,
Mete la mano
En la faltriquera;
Saca un ochavo
Para pajuela.
à este primer acorde, que parecÃa una voz que se elevaba desde la
tierra al cielo, respondió otro lejano y suave que fué creciendo,
creciendo hasta convertirse en un torrente de atronadora armonÃa.
HabÃan llegado á la calle del Cristo,[1] y la luz que se divisaba en
uno de sus extremes parecÃa ser la del farolillo que alumbraba en
aquella época, y alumbra aún, á la imagen que le da su nombre.
Una mañana, á la sombra de la barca abandonada, cuando el mar hervÃa
bajo el sol y parecÃa un cielo de noche de verano, azul y espolvoreado
de puntos de luz, un viejo pescador me contó la historia.
Pasaron muchos trabajos en busca de un paraje
bastante apropiado, y al fin eligieron uno cuya tierra 10
parecÃa más fértil, y en el cual abundaban los manantiales
de agua pura y sabrosa.
Azara advierte que los españoles le daban el nombre de bienteveo y los
guaranÃes el de _puitaguá_; porque a los unos y a los otros
respectivamente les parecÃa que pronunciaba con claridad estas
palabras....
Largo rato anduvieron dando vueltas á través de las calles de Toledo,
buscando un lugar á propósito para terminar sus diferencias; pero la
obscuridad de la noche era tan profunda, que el duelo parecÃa
imposible.
Al buen viejo le parecÃa que habÃa encontrado la
manera de ir a gusto de[90] todo el mundo, cuando un
hombre que pasaba gritó, dirigiéndose[7] al grupo: 5
--¿Cuál de los tres es el asno?
La Azucena _del Moncayo_[1] llamábanla en veinte leguas á la redonda,
y bien merecÃa este sobrenombre, porque era tan airosa, tan blanca y
tan rubia que, como á las azucenas, parecÃa que Dios la habÃa hecho de
nieve y oro.
imaginarse que yo iba
gozando como los ángeles en el paraÃso y pendiente de los labios de
aquella niña, que al referirme todas las nonadas infantiles de su vida,
parecÃa infundir en mi alma encantada la ciencia de la dicha.
Celinina abrió los ojos, que ya parecÃan cerrados para siempre; miró á
su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no parecÃa
venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo que éste no
habÃa querido traerle.
Su vida entera
parecÃa, empero, concentrarse en sus ojos, de un negro brillante y
sombrÃo, en que todas las pasiones parecÃan teñirse de relámpagos, como
en los de aquel admirable tipo de belleza guerrera, su capitán favorito,
las Heras.
Un hermano mÃo tiene la barca más hermosa de toda la
matrÃcula; la bautizamos con el nombre de mi hija, _Camila_; pero la
pintamos de amarillo y blanco, y el dÃa del bautizo se le ocurrió decir
á un pillo{53-2} de la playa, que parecÃa un huevo frito.
Y mi Señor me ama bien; pero la primera vez
que pronunció su voto sentà estremecerse mi
pecho, porque sus palabras sonaron como un
toque de agonÃa y su voz se parecÃa a la de aquel
que cayó durante la batalla en el fondo del valle,
y que es dichoso ahora.
Procuró entonces reanudar el sueño, y logró conseguirlo, después de dar
vueltas y más vueltas sobre los mullidos colchones, que eran lo menos
seis ó siete, con lo que el tal lecho parecÃa un catafalco, y era
menester para escalarlo subirse antes en una silla.
Hubo momentos en que con el grande estrépito de arriba, parecÃa que
retemblaba el techo de la sala, y que la pobre muerta se estremecÃa en
su caja azul, y que las luces todas oscilaban, cual si, á su manera,
quisieran dar á entender también que estaban algo peneques.
Sobre una de estas rocas, sobre una que parecÃa próxima á desplomarse
en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba temblando el
primogénito de Almenar, de rodillas á los pies de su misteriosa
amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.
El mozo que parecÃa listo, les trajo con suma
presteza el café pedido, pero sin leche y puesto que los
americanos no estaban acostumbrados a beberlo en
esa forma, empezaron a gesticular y a hacer contorsiones 20
que el mozo no comprendÃa ni podÃa adivinar.
El sacerdote que oficiaba sentÃa temblar sus manos, porque Aquél que
levantaba en ellas, Aquél á quien saludaban hombres y arcángeles era
su Dios; era su Dios, y le parecÃa haber visto abrirse los cielos y
trasfigurarse la Hostia.[1]
[Footnote 1: trasfigurarse la Hostia.
El ángel miró tristemente y durante largo tiempo aquel pobre y
abandonado sitio; pero de repente su celeste mirada fué á posarse en una
florecita azul que un rayo de sol habÃa abierto y que parecÃa sonreir á
la tierra: el ángel dejó oir un grito de alegrÃa: abatió su vuelo y fué
á cogerla.
Todo cuanto[195] tenÃa le parecÃa
poco para aliviar aquel gran dolor, y no hallando
a mano cosa de más estima,[196] tomó su caja de colores
y la entregó a la infeliz madre, diciendo: 15
--Cójala usted; algo le darán por ella: es todo lo
que tengo aquÃ.
Aquà una de ellas, blanca como el vellón de un cordero, sacaba su
cabeza rubia entre las verdes y flotantes hojas de una planta
acuática, de la cual parecÃa una flor á medio abrir, cuyo flexible
tallo más bien se adivinaba que se veÃa temblar debajo de los
infinites cÃrculos de luz de las ondas.
Delante de sus compañeras, más ágil, más linda, más juguetona y alegre
que todas, saltando, corriendo, parándose y tornando á correr, de modo
que parecÃa no tocar el suelo con los pies, iba la corza blanca, cuyo
extraño color destacaba como una fantástica luz sobre el obscuro fondo
de los árboles.
Por una
coincidencia difÃcil de explicar, dado el alejamiento y la falta de
intercambio, el pensamiento francés traducÃa casi todos los matices
nacientes del alma latinoamericana y se superponÃa tan exactamente a sus
anhelos, que en determinados casos parecÃa nacido en la región y
elaborado por ella.
El zagal, por su parte, aunque sin atender al efecto que su narración
habÃa producido, parecÃa todo turbado é inquieto; y mientras los
señores reÃan á sabor de sus inocentadas, él tornaba la vista á un
lado y á otro con visibles muestras de temor y como queriendo
descubrir algo á través de los cruzados troncos de los árboles.
TenÃa de Cayo Graco la sabidurÃa y la virtud; la
audacia de Agamenón y el perfil heroico de los hombres de la
Gironda.[1] Todo era puro y excelso en aquel vástago extraordinario
perteneciente a la raza tan reducida de los predestinados, en aquel
arcángel majestuoso que parecÃa iluminado por la Victoria y bendecido
por el Destino.
Después comenzaron á oirse como unos himnos distantes que entonaban
las jerarquÃas de serafines; mil himnos á la vez, que al confundirse
formaban uno solo, que, no obstante, era no más el acompañamiento de
una extraña melodÃa, que parecÃa flotar sobre aquel océano de
misteriosos ecos, como un jirón de niebla sobre las olas del mar.
La América del Sur se dió intelectualmente
a Francia con la ingenuidad de una virgen, se convirtió en su discÃpulo
respetuoso, la imitó hasta en sus errores y, desde lejos, modestamente,
consciente de su pequeñez, ató su destino al de aquella nación
portentosa que parecÃa reunir todas las excelencias y realizar todos los
sueños....
Su expresión habitual era
soñadora y triste: algunas veces tenÃa un modo de dirigir una mirada
ligera, de soslayo, sobre alguna persona que no le observaba a él, y,
con una mirada tranquila y fija, parecÃa que mentalmente estaba midiendo
el calibre de la persona que estaba ajena de ello.--¡Qué ojos tan
tremendos tiene el señor Poe!--me dijo una señora.
La noche estaba obscura; no brillaba
una sola estrella en el cielo, ni en toda la plaza se veÃa una sola
luz; no obstante, allá á lo lejos, y en la misma dirección en que
comenzó á percibirse un ligero ruido como de pasos que iban
aproximándose, creyó distinguir el bulto de un hombre: era sin duda el
mismo á quien parecÃa[1] aguardaba con tanta impaciencia.
La mirada del atónito montero vagaba absorta de un lado á otro, sin
saber dónde fijarse, hasta que sentado bajo un pabellón de verdura que
parecÃa servirle de dosel, y rodeado de un grupo de mujeres todas á
cual más bellas, que la ayudaban á despojarse de sus ligerÃsimas
vestiduras, creyó ver el objeto de sus ocultas adoraciones, la hija
del noble don DionÃs, la incomparable Constanza.
Su
mamá le habÃa dado jurisdicción sobre ellos hasta para castigarles, pero
no querÃa usar de ella porque tenÃa miedo de que le perdiesen el
cariño:{23-2} que la mamá se arreglara como pudiese.{23-3} Después habló
del papá, que era muy serio, pero muy bueno; lo único que la tenÃa
apesadumbrada era que parecÃa querer más á los chicos que á ellas.{23-4}
La mamá, en cambio, mostraba predilección por las niñas.
Como ya no sentÃan
la molestia de la plaga, les parecÃa muy duro el sacrificio 20
de pagar lo prometido.[144]
El flautista no hizo manifestación alguna de desagrado;
pero empezó de nuevo a soplar su flauta, produjo
una música más maravillosa y dulce que la anterior,
y esta vez se fueron tras él, en tropel, todos los 25
niños de la ciudad, desde los chiquitines que
empezaban a caminar, hasta[145] los que estudiaban ya en
las escuelas.
El foso
estaba cegado con los sillares de las derruidas almenas; el puente
levadizo, inútil ya, se pudrÃa colgado aún de sus fuertes tirantes de
hierro, cubiertos de orÃn por la acción de los años; en la torre del
homenaje tañia lentamente una campana; frente al arco principal de la
fortaleza y sobre un pedestal de granito se elevaba una cruz; en los
muros no se veÃa un solo soldado; y confuso, y sordo, parecÃa que de
su seno se elevaba como un murmullo lejano, un himno religioso, grave,
solemne y magnifico.
Poco á poco, y bien fuese que el peso de la noche, que ya habÃa pasado
de la mitad, comenzara á dejarse sentir, bien que el lejano murmullo
del agua, el penetrante aroma de las flores silvestres y las caricias
del viento comunicasen á sus sentidos el dulce sopor en que parecÃa
estar impregnada la naturaleza toda, el enamorado mozo que hasta aquel
punto habÃa estado entretenido revolviendo en su mente las más
halagüeñas imaginaciones comenzó á sentir que sus ideas se elaboraban
con más lentitud y sus pensamientos tomaban formas más leves é
indecisas.
Con toda la galanterÃa del doncel más
cumplido, tomó el guante de las manos de los caballeros que, como
movidas por un resorte, se abrieron sin dificultad al sentir el
contacto de la del monarca, y volviéndose á doña Inés de Tordesillas
que, apoyada en el brazo de una dueña,[1] parecÃa próxima á
desmayarse, exclamó, presentándolo, con acento, aunque templado,
firme:
[Footnote 1: dueña = 'duenna,' an elderly woman who occupies a
position midway between that of governess and companion to young
Spanish women.]
--Tomad, señora, y cuidad de no dejarle[1] caer en otra ocasión, donde
al devolvérosle,[2] os lo devuelvan manchado en sangre.
Estrechado, sin embargo, por las interrogaciones de su señor y por los
ruegos de Constanza, que parecÃa la más curiosa é interesada en que el
pastor refiriese sus estupendas aventuras, decidióse éste á hablar,
mas no sin que antes dirigiese á su alrededor una mirada de
desconfianza, como temiendo ser oÃdo por otras personas que las que
allà estaban presentes, y de rascarse tres ó cuatro veces la cabeza
tratando de reunir sus recuerdos ó hilvanar su discurso, que al fin
comenzo dó esta manera:
--Es el caso, señor, que según me dijo un preste de Tarazona,[1] al
que acudà no ha mucho, para consultar mis dudas, con el diablo no
sirven juegos, sino punto en boca, buenas y muchas oraciones á San
Bartolomé,[2] que es quien le conoce las cosquillas, y dejarle andar;
que Dios, que es justo y está allá arriba, proveerá á todo.
¿Qué le parecÃa a la doncella?
¿A quién se
parecÃa en este estado?
4.{23-4} =papá= is subject of =parecÃa=; =...
¿Le parecÃa a él también que «la noche se pasa como una
sombra»?
¿No se parecÃa a los
periódicos que quieren dar las noticias antes que nadie?
--Pero aquel animal que cruza á lo lejos es muy grande y tiene cuatro
patas, y tú me dijiste que el hombre se parecÃa al mono.
]
--Será alguna ráfaga de aire que ha abatido la llama al pasar, exclamó
Carrillo volviendo á ponerse en guardia, y previniendo con una voz á
Lope, que parecÃa preocupado.
[Footnote 1: parecÃa is parenthetic in sense as used here.]
El caballero que acababa de abandonar el alcázar para dirigirse al
Zocodover era Alonso Carrillo, que en razón al puesto de honor que
desempeñaba cerca de la persona del rey, habÃa tenido que acompañarle
en su cámara hasta aquellas horas.
--Una hermosa tarde en que todo parecÃa sonreir á nuestro alrededor,
en que el sol poniente encendÃa el ocaso y arrebolaba las nubes, y de
la tierra ligeramente húmeda se levantaban efluvios de vida y perfumes
de flores, dos amantes se detuvieron á la orilla del agua y al pie del
tronco que nos sostenÃa.
¡Pero yo le preguntaré
luego cuántas son cinco![297]
Diciendo esto, pensó poner en ejecución su premeditado 25
proyecto, para lo cual llevaba siempre un lazo en la
mano; y mientras hacÃa la _armada_, se fué arrastrando,
poquito a poquito, hacia el ladrón, quien parecÃa no
cuidarse del[298] peligro en que estaba, pues lejos de
ocultarse, seguÃa moviéndose, a vista de su enojado
enemigo.
25, note 1.]
El carácter, tan pronto retraÃdo y melancólico como bullicioso y
alegre de Constanza, la extraña exaltación de sus ideas, sus
extravagantes caprichos, sus nunca vistas costumbres, hasta la
particularidad de tener los ojos y las cejas negras como la noche,
siendo blanca y rubia como el oro, habÃan contribuido á dar pábulo á
las hablillas de sus convecinos, y aun el mismo Garcés, que tan
intimamente la trataba, habÃa llegado á persuadirse que su señora era
algo especial y no se parecÃa á las demás mujeres.
Aquello parecÃa un milagro.
ind._
=parecÃa= _3 sing.
Era viejo y parecÃa un ángel...
Esta playa parecÃa un
hormiguero.
Aquella hambre canina parecÃa insaciable.
parecÃa decirme, mostrándome la
joya.--¡Cómo brilla!
parecÃa decirme,
mostrándome la joya.--¡Cómo brilla!
El chico
parecÃa azorado; la niña, alegre con nerviosa alegrÃa.
La florecita parecÃa sonreir cuando el niño voló al seno de Dios.
Todo parecÃa tan cómodo que querÃa
quedarse allà algunos minutos.
Al principio
no me parecÃa eso posible, pero los hechos son más seguros que las
palabras.
Mala cara tenÃa
entonces: más bien qué superior de una orden monástica, parecÃa un
facineroso.
Se parecÃa á la de los santos que el rey Nerón
echaba á los tigres, según dicen los padres predicadores...
y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecÃa ofrecerle un beso ...
Después de haber descansado y mitigado la sed,
observaron por casualidad una piedra que se parecÃa a una lápida
sepulcral.
Advirtió el padre, al cabo, que la niña miraba sin falta en el espejo,
cada mañana y cada noche, y parecÃa que conversaba con él.
Recobré al fin mi sangre frÃa, hablé á mi amigo, cogà sus manos, que
estaban yertas, y las separé de su rostro, que parecÃa el de un muerto.
que las he criado?--Mire
V.: ésta se llama _cachigordeta_; ésta, _coloradilla_; ésta,
_Manuela_..., porque se parecÃa mucho á mi hija la menor....
Sólo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lámpara de oro,
parecÃa sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto horror.
Sólo la
Reina de los cielos, suavemente iluminada por una lámpara de oro,
parecÃa sonreir tranquila, bondadosa, y serena en medio de tanto
horror.
Las campanas de la
parroquia tocaban de una manera lúgubre; su voz, siempre triste, parecÃa
una queja que herÃa nuestros oÃdos á la vez que nuestro corazón.
Un huracán, una ráfaga de viento arranca con facilidad
estas masas inmensas que parecÃa desafiaban a todas las convulsiones y a
la duración misma de los siglos.
La habitación estaba negra como el fondo de un
tintero: no se oÃa ruido alguno fuera, ni el más leve rumor: aquel
cuarto tan silencioso y obscuro parecÃa una tumba.
La tierra dió muestras 15
de gran fecundidad; los árboles se llenaron de
flores y de pájaros, y todo parecÃa renacer a una vida
alegre y nueva.
La conciencia nacional, más que aletargada, parecÃa
muerta, y Montalvo no dió descanso[2] a su pluma volteriana,[3]
combatiendo al clero, dueño y señor[4] de su patria.
Cada una de sus notas parecÃa un sollozo
ahogado dentro del tubo de metal, que vibraba con el aire comprimido
en su hueco, y reproducÃa el tono sordo, casi imperceptible, pero
justo.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de calles
obscuras, enmarañadas y revueltas.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de
calles obscuras, enmarañadas y revueltas.
Patricio se
miraba en él,[5] como suele decirse, porque no habÃa otro caballo que le
llenara tanto el gusto[6] como ése; y hasta parecÃa que se entendÃan a
maravilla bestia y jinete.
LOS ZAPATOS DE TAMBURÃ
HabÃa en el Cairo un mercader llamado Abou TamburÃ, que era conocido
por su avaricia; aunque rico, iba pobremente vestido, y tan sucio, que
parecÃa un mendigo.
Vino, pues, el Prior nuevo precedido de esta fama: anduviéronse los
frailes con gran pulso para no deslizarse en la menor cosa, y el
convento por lo tranquilo parecÃa una balsa de aceite.
Entre ellas estaba doña Inés
de Tordesillas, en la que aquel dÃa, como siempre, se fijaban todos
los ojos; pero según á ella le parecÃa advertir, con diversa expresión
que la de costumbre.
El rebaño pacÃa la sabrosa hierba sin 10
ninguna inquietud, y el muchacho lejos de estar asustado
parecÃa contento de haber alarmado a los que
llegaban a defenderle.
Teresa me parecÃa
cada dÃa más linda, y lo era{17-2} en efecto, porque según he averiguado
en el curso de mi vida, no hay pintura, raso ni brocado que hermosee
tanto á la mujer como el amor.
La máquina paró y a la sombra de la parva
cercana la gente se dispuso a tomar el café; un sol fuerte nos ahogaba
tiñendo en llamaradas la campiña segada que parecÃa un inmenso cepillo
de oro.
Y el alegre coro se fué cantando, al observar la luna que parecÃa
mirarlas:
Luna lunera,
Cascabelera,
Mete la mano
En la faltriquera;
Saca un ochavo
Para pajuela.
à este primer acorde, que parecÃa una voz que se elevaba desde la
tierra al cielo, respondió otro lejano y suave que fué creciendo,
creciendo hasta convertirse en un torrente de atronadora armonÃa.
HabÃan llegado á la calle del Cristo,[1] y la luz que se divisaba en
uno de sus extremes parecÃa ser la del farolillo que alumbraba en
aquella época, y alumbra aún, á la imagen que le da su nombre.
Una mañana, á la sombra de la barca abandonada, cuando el mar hervÃa
bajo el sol y parecÃa un cielo de noche de verano, azul y espolvoreado
de puntos de luz, un viejo pescador me contó la historia.
Pasaron muchos trabajos en busca de un paraje
bastante apropiado, y al fin eligieron uno cuya tierra 10
parecÃa más fértil, y en el cual abundaban los manantiales
de agua pura y sabrosa.
Azara advierte que los españoles le daban el nombre de bienteveo y los
guaranÃes el de _puitaguá_; porque a los unos y a los otros
respectivamente les parecÃa que pronunciaba con claridad estas
palabras....
Largo rato anduvieron dando vueltas á través de las calles de Toledo,
buscando un lugar á propósito para terminar sus diferencias; pero la
obscuridad de la noche era tan profunda, que el duelo parecÃa
imposible.
Al buen viejo le parecÃa que habÃa encontrado la
manera de ir a gusto de[90] todo el mundo, cuando un
hombre que pasaba gritó, dirigiéndose[7] al grupo: 5
--¿Cuál de los tres es el asno?
La Azucena _del Moncayo_[1] llamábanla en veinte leguas á la redonda,
y bien merecÃa este sobrenombre, porque era tan airosa, tan blanca y
tan rubia que, como á las azucenas, parecÃa que Dios la habÃa hecho de
nieve y oro.
imaginarse que yo iba
gozando como los ángeles en el paraÃso y pendiente de los labios de
aquella niña, que al referirme todas las nonadas infantiles de su vida,
parecÃa infundir en mi alma encantada la ciencia de la dicha.
Celinina abrió los ojos, que ya parecÃan cerrados para siempre; miró á
su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no parecÃa
venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo que éste no
habÃa querido traerle.
Su vida entera
parecÃa, empero, concentrarse en sus ojos, de un negro brillante y
sombrÃo, en que todas las pasiones parecÃan teñirse de relámpagos, como
en los de aquel admirable tipo de belleza guerrera, su capitán favorito,
las Heras.
Un hermano mÃo tiene la barca más hermosa de toda la
matrÃcula; la bautizamos con el nombre de mi hija, _Camila_; pero la
pintamos de amarillo y blanco, y el dÃa del bautizo se le ocurrió decir
á un pillo{53-2} de la playa, que parecÃa un huevo frito.
Y mi Señor me ama bien; pero la primera vez
que pronunció su voto sentà estremecerse mi
pecho, porque sus palabras sonaron como un
toque de agonÃa y su voz se parecÃa a la de aquel
que cayó durante la batalla en el fondo del valle,
y que es dichoso ahora.
Procuró entonces reanudar el sueño, y logró conseguirlo, después de dar
vueltas y más vueltas sobre los mullidos colchones, que eran lo menos
seis ó siete, con lo que el tal lecho parecÃa un catafalco, y era
menester para escalarlo subirse antes en una silla.
Hubo momentos en que con el grande estrépito de arriba, parecÃa que
retemblaba el techo de la sala, y que la pobre muerta se estremecÃa en
su caja azul, y que las luces todas oscilaban, cual si, á su manera,
quisieran dar á entender también que estaban algo peneques.
Sobre una de estas rocas, sobre una que parecÃa próxima á desplomarse
en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba temblando el
primogénito de Almenar, de rodillas á los pies de su misteriosa
amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia.
El mozo que parecÃa listo, les trajo con suma
presteza el café pedido, pero sin leche y puesto que los
americanos no estaban acostumbrados a beberlo en
esa forma, empezaron a gesticular y a hacer contorsiones 20
que el mozo no comprendÃa ni podÃa adivinar.
El sacerdote que oficiaba sentÃa temblar sus manos, porque Aquél que
levantaba en ellas, Aquél á quien saludaban hombres y arcángeles era
su Dios; era su Dios, y le parecÃa haber visto abrirse los cielos y
trasfigurarse la Hostia.[1]
[Footnote 1: trasfigurarse la Hostia.
El ángel miró tristemente y durante largo tiempo aquel pobre y
abandonado sitio; pero de repente su celeste mirada fué á posarse en una
florecita azul que un rayo de sol habÃa abierto y que parecÃa sonreir á
la tierra: el ángel dejó oir un grito de alegrÃa: abatió su vuelo y fué
á cogerla.
Todo cuanto[195] tenÃa le parecÃa
poco para aliviar aquel gran dolor, y no hallando
a mano cosa de más estima,[196] tomó su caja de colores
y la entregó a la infeliz madre, diciendo: 15
--Cójala usted; algo le darán por ella: es todo lo
que tengo aquÃ.
Aquà una de ellas, blanca como el vellón de un cordero, sacaba su
cabeza rubia entre las verdes y flotantes hojas de una planta
acuática, de la cual parecÃa una flor á medio abrir, cuyo flexible
tallo más bien se adivinaba que se veÃa temblar debajo de los
infinites cÃrculos de luz de las ondas.
Delante de sus compañeras, más ágil, más linda, más juguetona y alegre
que todas, saltando, corriendo, parándose y tornando á correr, de modo
que parecÃa no tocar el suelo con los pies, iba la corza blanca, cuyo
extraño color destacaba como una fantástica luz sobre el obscuro fondo
de los árboles.
Por una
coincidencia difÃcil de explicar, dado el alejamiento y la falta de
intercambio, el pensamiento francés traducÃa casi todos los matices
nacientes del alma latinoamericana y se superponÃa tan exactamente a sus
anhelos, que en determinados casos parecÃa nacido en la región y
elaborado por ella.
El zagal, por su parte, aunque sin atender al efecto que su narración
habÃa producido, parecÃa todo turbado é inquieto; y mientras los
señores reÃan á sabor de sus inocentadas, él tornaba la vista á un
lado y á otro con visibles muestras de temor y como queriendo
descubrir algo á través de los cruzados troncos de los árboles.
TenÃa de Cayo Graco la sabidurÃa y la virtud; la
audacia de Agamenón y el perfil heroico de los hombres de la
Gironda.[1] Todo era puro y excelso en aquel vástago extraordinario
perteneciente a la raza tan reducida de los predestinados, en aquel
arcángel majestuoso que parecÃa iluminado por la Victoria y bendecido
por el Destino.
Después comenzaron á oirse como unos himnos distantes que entonaban
las jerarquÃas de serafines; mil himnos á la vez, que al confundirse
formaban uno solo, que, no obstante, era no más el acompañamiento de
una extraña melodÃa, que parecÃa flotar sobre aquel océano de
misteriosos ecos, como un jirón de niebla sobre las olas del mar.
La América del Sur se dió intelectualmente
a Francia con la ingenuidad de una virgen, se convirtió en su discÃpulo
respetuoso, la imitó hasta en sus errores y, desde lejos, modestamente,
consciente de su pequeñez, ató su destino al de aquella nación
portentosa que parecÃa reunir todas las excelencias y realizar todos los
sueños....
Su expresión habitual era
soñadora y triste: algunas veces tenÃa un modo de dirigir una mirada
ligera, de soslayo, sobre alguna persona que no le observaba a él, y,
con una mirada tranquila y fija, parecÃa que mentalmente estaba midiendo
el calibre de la persona que estaba ajena de ello.--¡Qué ojos tan
tremendos tiene el señor Poe!--me dijo una señora.
La noche estaba obscura; no brillaba
una sola estrella en el cielo, ni en toda la plaza se veÃa una sola
luz; no obstante, allá á lo lejos, y en la misma dirección en que
comenzó á percibirse un ligero ruido como de pasos que iban
aproximándose, creyó distinguir el bulto de un hombre: era sin duda el
mismo á quien parecÃa[1] aguardaba con tanta impaciencia.
La mirada del atónito montero vagaba absorta de un lado á otro, sin
saber dónde fijarse, hasta que sentado bajo un pabellón de verdura que
parecÃa servirle de dosel, y rodeado de un grupo de mujeres todas á
cual más bellas, que la ayudaban á despojarse de sus ligerÃsimas
vestiduras, creyó ver el objeto de sus ocultas adoraciones, la hija
del noble don DionÃs, la incomparable Constanza.
Su
mamá le habÃa dado jurisdicción sobre ellos hasta para castigarles, pero
no querÃa usar de ella porque tenÃa miedo de que le perdiesen el
cariño:{23-2} que la mamá se arreglara como pudiese.{23-3} Después habló
del papá, que era muy serio, pero muy bueno; lo único que la tenÃa
apesadumbrada era que parecÃa querer más á los chicos que á ellas.{23-4}
La mamá, en cambio, mostraba predilección por las niñas.
Como ya no sentÃan
la molestia de la plaga, les parecÃa muy duro el sacrificio 20
de pagar lo prometido.[144]
El flautista no hizo manifestación alguna de desagrado;
pero empezó de nuevo a soplar su flauta, produjo
una música más maravillosa y dulce que la anterior,
y esta vez se fueron tras él, en tropel, todos los 25
niños de la ciudad, desde los chiquitines que
empezaban a caminar, hasta[145] los que estudiaban ya en
las escuelas.
El foso
estaba cegado con los sillares de las derruidas almenas; el puente
levadizo, inútil ya, se pudrÃa colgado aún de sus fuertes tirantes de
hierro, cubiertos de orÃn por la acción de los años; en la torre del
homenaje tañia lentamente una campana; frente al arco principal de la
fortaleza y sobre un pedestal de granito se elevaba una cruz; en los
muros no se veÃa un solo soldado; y confuso, y sordo, parecÃa que de
su seno se elevaba como un murmullo lejano, un himno religioso, grave,
solemne y magnifico.
Poco á poco, y bien fuese que el peso de la noche, que ya habÃa pasado
de la mitad, comenzara á dejarse sentir, bien que el lejano murmullo
del agua, el penetrante aroma de las flores silvestres y las caricias
del viento comunicasen á sus sentidos el dulce sopor en que parecÃa
estar impregnada la naturaleza toda, el enamorado mozo que hasta aquel
punto habÃa estado entretenido revolviendo en su mente las más
halagüeñas imaginaciones comenzó á sentir que sus ideas se elaboraban
con más lentitud y sus pensamientos tomaban formas más leves é
indecisas.
Con toda la galanterÃa del doncel más
cumplido, tomó el guante de las manos de los caballeros que, como
movidas por un resorte, se abrieron sin dificultad al sentir el
contacto de la del monarca, y volviéndose á doña Inés de Tordesillas
que, apoyada en el brazo de una dueña,[1] parecÃa próxima á
desmayarse, exclamó, presentándolo, con acento, aunque templado,
firme:
[Footnote 1: dueña = 'duenna,' an elderly woman who occupies a
position midway between that of governess and companion to young
Spanish women.]
--Tomad, señora, y cuidad de no dejarle[1] caer en otra ocasión, donde
al devolvérosle,[2] os lo devuelvan manchado en sangre.
Estrechado, sin embargo, por las interrogaciones de su señor y por los
ruegos de Constanza, que parecÃa la más curiosa é interesada en que el
pastor refiriese sus estupendas aventuras, decidióse éste á hablar,
mas no sin que antes dirigiese á su alrededor una mirada de
desconfianza, como temiendo ser oÃdo por otras personas que las que
allà estaban presentes, y de rascarse tres ó cuatro veces la cabeza
tratando de reunir sus recuerdos ó hilvanar su discurso, que al fin
comenzo dó esta manera:
--Es el caso, señor, que según me dijo un preste de Tarazona,[1] al
que acudà no ha mucho, para consultar mis dudas, con el diablo no
sirven juegos, sino punto en boca, buenas y muchas oraciones á San
Bartolomé,[2] que es quien le conoce las cosquillas, y dejarle andar;
que Dios, que es justo y está allá arriba, proveerá á todo.
¿Qué le parecÃa a la doncella?
¿A quién se
parecÃa en este estado?
4.{23-4} =papá= is subject of =parecÃa=; =...
¿Le parecÃa a él también que «la noche se pasa como una
sombra»?
¿No se parecÃa a los
periódicos que quieren dar las noticias antes que nadie?
--Pero aquel animal que cruza á lo lejos es muy grande y tiene cuatro
patas, y tú me dijiste que el hombre se parecÃa al mono.
]
--Será alguna ráfaga de aire que ha abatido la llama al pasar, exclamó
Carrillo volviendo á ponerse en guardia, y previniendo con una voz á
Lope, que parecÃa preocupado.
[Footnote 1: parecÃa is parenthetic in sense as used here.]
El caballero que acababa de abandonar el alcázar para dirigirse al
Zocodover era Alonso Carrillo, que en razón al puesto de honor que
desempeñaba cerca de la persona del rey, habÃa tenido que acompañarle
en su cámara hasta aquellas horas.
--Una hermosa tarde en que todo parecÃa sonreir á nuestro alrededor,
en que el sol poniente encendÃa el ocaso y arrebolaba las nubes, y de
la tierra ligeramente húmeda se levantaban efluvios de vida y perfumes
de flores, dos amantes se detuvieron á la orilla del agua y al pie del
tronco que nos sostenÃa.
¡Pero yo le preguntaré
luego cuántas son cinco![297]
Diciendo esto, pensó poner en ejecución su premeditado 25
proyecto, para lo cual llevaba siempre un lazo en la
mano; y mientras hacÃa la _armada_, se fué arrastrando,
poquito a poquito, hacia el ladrón, quien parecÃa no
cuidarse del[298] peligro en que estaba, pues lejos de
ocultarse, seguÃa moviéndose, a vista de su enojado
enemigo.
25, note 1.]
El carácter, tan pronto retraÃdo y melancólico como bullicioso y
alegre de Constanza, la extraña exaltación de sus ideas, sus
extravagantes caprichos, sus nunca vistas costumbres, hasta la
particularidad de tener los ojos y las cejas negras como la noche,
siendo blanca y rubia como el oro, habÃan contribuido á dar pábulo á
las hablillas de sus convecinos, y aun el mismo Garcés, que tan
intimamente la trataba, habÃa llegado á persuadirse que su señora era
algo especial y no se parecÃa á las demás mujeres.
ind._
=parecÃan= _3 pl.
Sus
mejillas se parecÃan a las flores del peral.
Esos claros y
melancólicos ojos parecÃan mirar desde una eminencia....».
Y miró al pobre aprendiz con unos ojos que parecÃan salir chispas
centellantes.
Éste no se movÃa y sus ojos
parecÃan decir:
--Yo no me moveré; y no los llamaré.
Aunque parecÃan estatuas, no lo eran; pues se escabulleron como el humo
otros dos, y sólo quedó una pareja detrás del P.
Si al principio las traslaciones se hicieron sin
desorden, después se armó una baraúnda tal, que parecÃan andar por allÃ
cien mil manos afanosas de revolverlo todo.
Los
corredores parecÃan unos energúmenos; más tenÃan caras de hombres
enredados en una discusión de taberna, que de comerciantes en el acto de
realizar sus operaciones.
Mientras el cura hablaba por el tubo de lata, el 25
sacristán movÃa sus labios, accionando de modo que sus
brazos parecÃan aspas de molinos de viento.
Las voces de los que parecÃan perseguirla
sonaban cada vez más cerca, y de cuando en cuando la veÃa hacer una
contorsión, encogerse ó dar un brinco para evitar los cantazos que le
arrojaban.
Larra compuso
unos versos que le parecÃan muy buenos, como á todos los principiantes
les parecen los suyos, y se los dió á Gallego, á quien le parecieron muy
malos, como á todos los maestros les parecen los que lo son.
Aquellos
ojos sin luz parecÃan decirle: «Perdona si me han faltado las fuerzas,
si no he podido llevarte el dinero hasta tu casa: ya lo ves, la culpa no
es mÃa.» Pablo permaneció una hora arrodillado junto al cadáver de su
perro.
Celinina abrió los ojos, que ya parecÃan cerrados para siempre; miró á
su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no parecÃa
venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo que éste no
habÃa querido traerle.
En tanto que las piezas arrojadas á las llamas comenzaban á
enrojecerse, largos y profundos gemidos parecÃan escaparse de la ancha
hoguera, de entre cuyos troncos saltaban[1] como si estuvieran vivas y
sintiesen la acción del fuego.
Buscaron flores naturales; mas no
hallándolas, por ser tan impropia de ellas la estación, tejieron una
linda corona con flores de tela, escogiendo las más bonitas y las que
más se parecÃan á verdaderas rosas frescas traÃdas del jardÃn.
Su vida entera
parecÃa, empero, concentrarse en sus ojos, de un negro brillante y
sombrÃo, en que todas las pasiones parecÃan teñirse de relámpagos, como
en los de aquel admirable tipo de belleza guerrera, su capitán favorito,
las Heras.
HabÃa superado obstáculos que insuperables parecÃan, nublado los cielos
con el humo de pueblos, bateyes y cañaverales, en humo convertidos,[1]
sentido retemblar las capas atmosféricas y las del suelo con el rugir
estruendoso de la metralla de los cañones y de las descargas de los
fusiles.
La catástrofe era ya segura; los
dos jóvenes habÃan ya cambiado algunas palabras en voz sorda, y
mientras que con la una mano sujetaban el guante con una fuerza
convulsiva, parecÃan ya buscar instintivamente con la otra el puño de
oro de sus dagas, cuando se entreabrió respetuosamente el grupo que
formaban los espectadores, y apareció el Rey.
Colocaron dentro á Celinina, sosteniendo su cabeza en
preciosa y blanda almohada, para que no estuviese en postura violenta, y
después que la acomodaron bien en su fúnebre lecho, cruzaron sus
manecitas, atándolas con una cinta, y entre ellas pusiéronle un ramo de
rosas blancas, tan hábilmente hechas por el artista, que parecÃan hijas
del mismo Abril.
Aunque el joven se sentÃa dispuesto á ver en cuanto le rodeaba algo de
sobrenatural y maravilloso, la verdad del caso era, que prescindiendo
de la momentánea alucinación que turbó un instante sus sentidos
fingiéndole músicas, rumores y palabras, ni en la forma de las corzas
ni en sus movimientos, ni en los cortos bramidos con que parecÃan
llamarse, habÃa nada con que no debiese estar ya muy familiarizado un
cazador práctico en esta clase de expediciones nocturnas.
Junto á aquella verja,
de pie, envueltos en sus capas de color galoneadas de oro, dejando
entrever con estudiado descuido las encomiendas rojas y verdes, en la
una mano el fieltro, cuyas plumas besaban los tapices, la otra sobre
los bruñidos gavilanes del estoque ó acariciando el pomo del cincelado
puñal, los caballaros veinticuatros,[2] con gran parte de lo mejor de
la nobleza sevillana, parecÃan formar un muro, destinado á defender á
sus hijas y sus esposas del contacto de la plebe.
La verdad era que el camino, que
equivocadamente habÃa tornado, se hacÃa cada vez más áspero y difÃcil
y que por una parte la sombra que ya arrojaban las altÃsimas rocas,
que parecÃan suspendidas sobre mi cabeza, y por otro el ruido
vertiginoso del agua que corrÃa profunda á mis pies, y de la que
comenzaba á elevarse una niebla inquieta y azul, que se extendÃa por
la cortadura borrando los objetos y los colores, parecÃan contribuir á
turbar la vista y conmover el ánimo con una sensación de penoso
malestar que vulgarmente podrÃa llamarse preludio de miedo.
It is the ancient Mons _Caunus_, celebrated in history for
the defeat of the Celtiberians in the time of the consul Tiberius
Sempronius Gracchus (governor of Hither Spain from 181 to 178
B.C.).]
Fija la mirada en aquel fantástico ejercito de nubes que parecÃan
correr al asalto de la peña sobre cuyo pico Ãba á morir la bruja, yo
estaba esperando por instantes cuando se abrÃan sus senos para abortar
á la diabólica multitud de espÃritus malignos, comenzando una lucha
horrible al borde del derrumbadero, entre los que estaban allà para
hacer justicia en la bruja y los demonios que, en pago de sus muchos
servicios, vinieran á ayudarla en aquel amargo trance.
Cantos celestes como los que acarician 'los oÃdos en los momentos de
éxtasis; cantos que percibe el espÃritu y no los puede repetir el
labio; notas sueltas de una melodÃa lejana, que suenan á intervalos,
traÃdas en las ráfagas del viento, rumor de hojas que se besan en los
arboles con un murmullo semejante al de la lluvia, trinos de alondras
que se levantan gorjeando de entre las flores como una saeta despedida
á las nubes; estruendo sin nombre, imponente como los rugidos de una
tempestad; coro de serafines sin ritmos ni cadencia, ignota música del
cielo que sólo la imaginación comprende; hÃmnos alados, que parecÃan
remontarse al trono del Señor como una tromba de luz y de sonidos...
sonándome aún las
últimas palabras de aquella temerosa relación, teniendo junto á mi á
aquel hombre que tan de buena fe imploraba la protección divina para
llevar á cabo crÃmenes espantosos, viendo á mis pies el abismo negro y
profundo en donde se revolvÃa el agua entre las tinieblas, imitando
gemidos y lamentos, y en lontananza el castillo tradicional,[1]
coronado de almenas obscuras, que parecÃan fantasmas asomadas á los
muros, sentà una impresión angustiosa, mis cabellos se erizaron
involuntariamente, y la razón, dominada por la fantasÃa, á la que todo
ayudaba, el sitio, la hora y el silencio de la noche, vaciló un punto,
y casi creà que las absurdas consejas de las brujerÃas y los
maleficios pudieran ser posibles.
Mientras iba ensartando estas cosas con voz insinuante y melÃflua, le
oÃa el capÃtulo como quien oye llover desde lugar cubierto; unos
parecÃan mirar con grande atención las pinturas de los muros y bóveda,
medio dormidos otros cabeceaban haciendo reverencias, y muchos con las
manazas cruzadas sobre la barriga y hartos ya de plática, decÃan para su
sayo: «¿cuándo se acabará esto y tocarán á refectorio?» Pero el discurso
no llevaba trazas de concluirse tan pronto; antes, al contrario, de unas
reflexiones nacÃan otras; como las aguas vivas de manantial abundante,
las palabras con rapidez asombrosa brotaban de los labios del orador,
que siempre habÃa sido hombre de gran facundia, y en aquella ocasión lo
era más todavÃa, de suerte que el aburrido auditorio tenÃa casi agotada
la paciencia, y sólo por ciertos respetos no daba mayores señales de su
disgusto.
Según dejamos dicho, la iglesia estaba completamente desmantelada; en el
altar mayor pendÃan aún de las altas cornisas los rotos jirones del velo
con que le habÃan cubierto los religiosos al abandonar aquel recinto;
diseminados por las naves veÃanse algunos retablos adosados al muro, sin
imágenes en las hornacinas; en el coro se dibujaban con un ribete de luz
los extraños perfiles de la obscura sillerÃa de alerce; en el pavimento,
destrozado en varios puntos, distinguÃanse aún anchas losas sepulcrales
llenas de timbres, escudos y largas inscripciones góticas; y allá á lo
lejos, en el fondo de las silenciosas capillas y á lo largo del crucero,
se destacaban confusamente entre la obscuridad, semejantes á blancos é
inmóviles fantasmas, las estatuas de piedra que, unas tendidas, otras de
hinojos sobre el mármol de sus tumbas, parecÃan ser los únicos
habitantes del ruinoso edificio.
Según dejamos dicho, la iglesia estaba completamente desmantelada; en
el altar mayor pendÃan aún de las alias cornisas los rotos jirones del
velo con que le habÃan cubierto los religiosos al abandonar aquel
recinto; diseminados por las naves veianse algunos retablos adosados
al muro, sin imágenes en las hornacinas; en el coro se 'dibujaban con
un ribete de luz los extraños perfiles de la obscura sillerÃa de
alerce; en el pavimento, destrozado en varies puntos, distinguÃanse
aún anchas losas sepulcrales llenas de timbres, escudos y largas
inscripciones góticas; y allá á lo lejos, en el fondo de las
silenciosas capillas y á lo largo del crucero, se destacaban
confusamente entre la obscuridad, semejantes á blancos é inmóviles
fantasmas, las estatuas de piedra que, unas tendidas, otras de hinojos
sobre el mármol de sus tumbas, parecÃan ser los únicos habitantes del
ruinoso edificio.
¿Le parecÃan caras a su compañero de
oficina?
¿Qué parecÃan decir los
cuarenta ejemplares más lucidos?
¡Llenos parecÃan de una aflicción intensa, y tan
doloridos, que su vista sola producÃa tanta amargura como el espectáculo
de la misma criatura moribunda, cuando miraba con suplicantes ojos á sus
padres y les pedÃa que le quitasen aquel horrible dolor de su frente
abrasada!
241.]
Al notar la precipitación con que todos hicieron el ademán de
inclinarse, una imperceptible sonrisa de vanidad satisfecha asomó á
los labios de la orgullosa doña Inés, que después de hacer un saludo
general á los galanes que tanto empeño mostraban en servirla, sin
mirar apenas y con la mirada alta y desdeñosa, tendió la mano para
recoger el guante en la dirección que se encontraban Lope y Alonso,
los primeros que parecÃan haber llegado al sitio en que cayera.[1] En
efecto, ambos jóvenes habÃan visto caer el guante cerca de sus pies;
ambos se habÃan inclinado con igual presteza á recogerle,[2] y al
incorporarse cada cual le[2] tenÃa asido por un extremo.
=95.=--[95.2] =me pareció=, 'I seemed' (lit., 'it seemed to me').
ind._
=pareció= _3 sing.
Pasó un dÃa, una semana, un mes y no pareció.
Al oÃr el
estrépito ¿qué les pareció a los dos señores?
En un rincón và á una mujer
arrodillada, en la que mi compañero no pareció fijarse al pronto.
estuvieron sonando todo el tiempo
que yo permanecà como clavada en el dintel y aquel tiempo me pareció
un siglo.
Nos pareció que un gran pájaro
pasaba silbando sobre la barca, y la antena se vino abajo con el cordaje
roto y la vela desgarrada.
Algo extraño é invisible ocurrió en aquella habitación; me pareció
escuchar un confuso aleteo, se obscureció mi vista y tuve que apoyarme
en el armario para no caer.
Al verme, no pareció extrañar que me hubiera levantado, como
si fuera la cosa más natural del mundo, y extendiendo su mano hacia la
habitación cerrada, me dijo:
--Hace diez años que no entro ahÃ.
Al principio creà que aquella circunspección procedÃa de considerarse ya
demasiado formales para corretear, y me pareció cómica: pero observando
mejor, me convencà de que algo serio pasaba entre ellas....
Ya éste se habÃa aproximado bastante
cuando le pareció que el ladrón hacÃa un movimiento 5
de sorpresa; y temiendo que se le escapase, arrojó
sobre él la _armada_, y se lanzó corriendo hacia el rancho,
donde estaba su mujer.
En una de las embestidas resbaló el tenedor sobre el animal
como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció
querer tomar su vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el
mantel tranquilamente como pudiera en un palo de un gallinero.
Después de las once, y
cuando estaba la ciudad en plena[3] tiniebla, embozóse el virrey en su
capa y salió de Palacio.[4]
A poco andar[5] tropezó con una ronda; mas reconociéndolo el capitán, lo
dejó seguir tranquilamente, murmurando:--Vamos, ya pareció aquéllo[6]!
Llegaron las dos, y como yo conocÃa ya á mi Braulio, no me pareció
conveniente acicalarme demasiado para ir á comer; estoy seguro de que se
hubiera picado: no quise sin embargo excusar un frac de color y un
pañuelo blanco, cosa indispensable en un dÃa de dÃas en semejantes
casas.
Me pareció algo ridÃculo y
depresivo, pero me di[4] como excusa para resignarme el que los egipcios
no se creyeron deshonrados por adorar al insigne Apis, y que además no
estaba el camino de la Sierra, después de un invierno feroz,[5] para
hacer la gracia de[6] subirlo a pie, ni siquiera en mula.
Mi tÃa, á la
que no veÃa desde niño, me fué al pronto repulsiva, por más que se
mostrara desde luego cariñosa y tolerante conmigo; el pueblo me pareció
triste, á pesar de sus jardines y de las pintorescas casitas que hay en
él; sus habitantes poco simpáticos, aunque todos me saludaban con
afecto.
Todos guardaron silencio, y él prosiguio asÃ:
--Yo no acertaré nunca á dar la razón; pero es el caso que la historia
de las armas vacÃas me pareció siempre una fábula tejida en favor de
algún noble personaje, á quien tal vez altas razones de conveniencia
pública no permitÃan ni descubrir ni castigar.
Rióse la niña, turbóse el indiano, ayudóla á posar la herrada,
hubo palique, preguntas, exclamaciones, vino la noche y salió la luna,
sin que se interrumpiese el coloquio, y á Sebastián le pareció que en su
espÃritu no era la luna, sino el sol de MediodÃa lo que irradiaba en
oleadas de luz ardorosa y fulgente...
Esta frase causó honda pena á Traga-santos, porque le pareció
irrespetuosa, y más{97-3} proferida en el aniversario del tránsito del
bienaventurado labrador al cielo, y mucho más en boca de los
compatriotas de Isidro, y muchÃsimo más pronunciada en el suelo
santificado con la planta y los milagros de tan gran santo.
¡Cuán bella le pareció al señor Frutos!
=95.=--[95.2] =me pareció=, 'I seemed' (lit., 'it seemed to me').
[6] =¡ya pareció aquéllo!= _now I understand that_ (the previously given
order, i.e.
15
Una noche que, como otras muchas, salió a dar su
vuelta[296] por la chacra, vió dentro de ésta un hombre
ocupado, según le pareció, en escoger la mejor fruta.
27 Porque les pareció bueno, y son deudores á ellos: porque si los
Gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben
también ellos servirles en los carnales.
«¿Sabes que te he de decir una cosa?»--murmuró el chico.--«Anda,
dÃmela.»--«Hoy no.»--La doncella que acompañaba á Finita al colegio,
habÃa mostrado hasta aquel instante risueña tolerancia con la escena
filatélica; pero le pareció que se prolongaba mucho, y pronunció un
«vamos, señorita,» que significaba: «Hay que ir al colegio....»
CurrÃn se quedó admirando su sello y pensando en Finita.
«Esta
fea--pensó--se ha fabricado para mà expresamente, y si no cargo con
ella, habré de arruinarme ó morir.»
Lo malo es que á la salida de misa habÃa visto también el indiano á la
niña de la fuente, y no hay que decir si, con su ropa dominguera y su
cara de pascua, y por la fuerza del contraste, le pareció bonita, dulce,
encantadora, máxime cuando, bajando los ojos y con mimoso dengue, la
moza le preguntó «si hoy no querÃa _agüiña_ bien fresca.» ¡Vaya si la
querÃa!
28 Y como á ellos no les pareció tener á Dios en [su] noticia, Dios los
entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene,
29 Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de
avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de
engaños, de malignidades;
30 Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos,
soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres,
31 Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia:
32 Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales
cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, mas aun consienten á los que
las hacen.
Nunca la habÃa visto llorar, y aquellas
lágrimas me parecieron mucho más bellas que su adorable sonrisa.
Los jardines le parecieron entonces tan bellos, que no pudo resistir á
su encanto y bajó á pasear su tristeza por sus olorosas enramadas.
Larra compuso
unos versos que le parecÃan muy buenos, como á todos los principiantes
les parecen los suyos, y se los dió á Gallego, á quien le parecieron muy
malos, como á todos los maestros les parecen los que lo son.
à todo esto, el niño, que á mi izquierda tenÃa, hacÃa saltar las
aceitunas á un plato de magras con tomate, y una vino á parar á uno de
mis ojos, que no volvió á ver claro en todo el dÃa; y el señor gordo de
mi derecha habÃa tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al
lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que habÃa
roÃdo; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se habÃa
encargado de hacer la autopsia de un capón, ó sea gallo, que esto nunca
se supo: fuese por la edad avanzada de la vÃctima, fuese por los
ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las
coyunturas.--Este capón no tiene coyunturas, exclamaba el infeliz
sudando y forcejeando, más como quien cava que como quien trincha.
_Conjúguense en el presente de indicativo_ se asomó, parecieron, iba,
tropezaron, recordó.
Un resto, con todo eso, del antiguo ceremonial
que en su trato tenÃan adoptado nuestros padres, me obliga á aceptar á
veces ciertos convites á que parecerÃa el negarse{132-2} groserÃa, ó por
lo menos ridÃcula afectación de delicadeza.
No es
lo mismo encontrarlos en una grande altura, que verlos allÃ[2] al nivel
del mar, rodeados de vegetación, en medio de una temperatura agradable,
como la de un dÃa plácido de primavera, y donde parecerÃa que la nieve
no pudiera conservarse sino breves instantes.
Pero nuevamente advierto á ustedes que hemos de entrar todos
en la celda prioral, como representantes de la comunidad que ahora
somos, y que habéis de aprobar y apoyar lo que yo diga; pues de otro
modo parecerÃa la queja cosa particular mÃa, cuando no lo es, y
sÃ{129-4} de la corporación entera.
Un resto, con todo eso, del antiguo ceremonial
que en su trato tenÃan adoptado nuestros padres, me obliga á aceptar á
veces ciertos convites á que parecerÃa el negarse{132-2} groserÃa, ó por
lo menos ridÃcula afectación de delicadeza.
No es
lo mismo encontrarlos en una grande altura, que verlos allÃ[2] al nivel
del mar, rodeados de vegetación, en medio de una temperatura agradable,
como la de un dÃa plácido de primavera, y donde parecerÃa que la nieve
no pudiera conservarse sino breves instantes.
Pero nuevamente advierto á ustedes que hemos de entrar todos
en la celda prioral, como representantes de la comunidad que ahora
somos, y que habéis de aprobar y apoyar lo que yo diga; pues de otro
modo parecerÃa la queja cosa particular mÃa, cuando no lo es, y
sÃ{129-4} de la corporación entera.
No te parecerÃan tan cortas si te estuvieran dando palos.
Según pude
entender, no habÃa parecido por allà desde la tarde que le hice la
buenaventura; cosa que nada tenÃa de raro, á lo que me contó uno de mis
guardianes.
Fué después examinando uno por uno aquellos queridos
compañeros de sus más puras alegrÃas, acarició
los caballos, manejó las armas, jugó a la pelota,[189] se 25
probó[190] algunas gorras que ya no se ajustaban bien
a su cabeza, y finalmente vistió su elegante uniforme
de húsar, que nunca le habÃa parecido tan bello y
airoso como en aquel instante en que lo lucÃa por
última vez.
Según pude
entender, no habÃa parecido por allà desde la tarde que le hice la
buenaventura; cosa que nada tenÃa de raro, á lo que me contó uno de mis
guardianes.
Fué después examinando uno por uno aquellos queridos
compañeros de sus más puras alegrÃas, acarició
los caballos, manejó las armas, jugó a la pelota,[189] se 25
probó[190] algunas gorras que ya no se ajustaban bien
a su cabeza, y finalmente vistió su elegante uniforme
de húsar, que nunca le habÃa parecido tan bello y
airoso como en aquel instante en que lo lucÃa por
última vez.
Ya importamos carne, cosa que hace veinte años
habrÃa parecido ridÃculo predecir.
Ya importamos carne, cosa que hace veinte años
habrÃa parecido ridÃculo predecir.
En este caso, ¿no habrá
hecho Dios lo que Cabezudo le pedÃa, aunque parezca que ha hecho todo lo
contrario?
Y para que aquà no falte nada y se parezca en todo a un
jardÃn de aclimatación[7] nuestro--jardines que allÃ[8] solamente un
gobierno puede sostener--veo manadas de ovejas y cabras y a lo lejos
oigo el torpe gruñido de mansos cebones.
=parezca=, _from_ parecer.
--Descuide, hermano, que yo le diré lo que me parezca justo y adecuado á
la ocasión.
¡Cabezudenses,
barbaruelenses y animalejuenses, dad por bien hecho todo lo que hace
Dios, pues es lo que os tiene cuenta, aunque os parezca lo contrario!
--No se hacen esas especulaciones en la Argentina y le diré por qué: El
agricultor no retiene su trigo para venderlo cuando mejor le parezca,
como se hace en Estados Unidos.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si queréis, respondió el
joven capitán, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante por
aquel relámpago de celos.--à propósito.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si queréis, respondió el
joven capitán, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante
por aquel relámpago de celos.--à propósito.
En este caso, ¿no habrá
hecho Dios lo que Cabezudo le pedÃa, aunque parezca que ha hecho todo lo
contrario?
Y para que aquà no falte nada y se parezca en todo a un
jardÃn de aclimatación[7] nuestro--jardines que allÃ[8] solamente un
gobierno puede sostener--veo manadas de ovejas y cabras y a lo lejos
oigo el torpe gruñido de mansos cebones.
=parezca=, _from_ parecer.
--Descuide, hermano, que yo le diré lo que me parezca justo y adecuado á
la ocasión.
¡Cabezudenses,
barbaruelenses y animalejuenses, dad por bien hecho todo lo que hace
Dios, pues es lo que os tiene cuenta, aunque os parezca lo contrario!
--No se hacen esas especulaciones en la Argentina y le diré por qué: El
agricultor no retiene su trigo para venderlo cuando mejor le parezca,
como se hace en Estados Unidos.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si queréis, respondió el
joven capitán, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante por
aquel relámpago de celos.--à propósito.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si queréis, respondió el
joven capitán, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante
por aquel relámpago de celos.--à propósito.
Después, dé usted
su papel a otro estudiante para que él (o ella) escriba en el pizarrón
las respuestas que le parezcan convenientes.
Después dé usted su
papel a otro estudiante para que él (o ella) escriba en el pizarrón las
contestaciones que le parezcan convenientes.
Después dé usted
su papel a otro estudiante para que él (o ella) escriba en el pizarrón
las contestaciones que le parezcan convenientes.
Jamás he visto otros ojos que en algo se le
parecieran.
qué le parece?
Me parece que
sucedió ayer.
me parece que ahà viene Lola!
Aun me parece un sueño cuando lo
recuerdo.
No parece sino que
fueras niño de pecho.
VARIANTS: =A lo que parece=;
=según parece=.
El marqués necesita mucho servicio ¿no le parece?
Ya me parece que llevo lo menos
una semana tendido.
Ramón, le dije un dÃa desde la cama; parece que le gusta á
V.
Todo lo que vemos o nos parece, no
es sino un ensueño en un ensueño!
Entonces llamó a un pintor amigo, y le dijo:
--¿Qué le parece a Vd.
Lo cual
parece menos inverosÃmil que el desprendimiento de Sebastián.
A primera vista esta frase parece algo ridÃcula,
sin embargo es verdad.
En el primero, el artista
parece haber querido hacer una cabeza simbólica.
Por la parte del sur es de tal modo apacible
que parece un lago dormido.
vamos, que me parece que esta noche va á darnos que contar
para muchos dÃas.
Ya descubro el
campanario de la iglesia, y me parece oÃr el repicar de las campanas.
Pero el
diablo, que á lo que parece no se encontraba satisfecho de su obra,
sin duda.
Su modo de dormir es un misterio, y hasta parece que el
sueño no fuese para él una necesidad.
Si los hombres son diferentes, la vegetación de nuestros Andes parece
que toca en los extremos.
se puso algo tarde.--¿No les parece á ustedes que
está algo ahumado este estofado?--¿Qué quieres?
Aunque en el mapa parece pequeño, sin
embargo es tres veces más grande que el Estado de Washington.
Será a causa de esto que es fácil entender «una ballena,»
cuando se grita, «una va llena,» ¿no le parece?
Ved, como parecido al
Leteo, el lago parece adormecerse a sabiendas
y por nada del mundo quisiera despertar.
Otro peregrino saca un salchichón, que
parece una escopeta, y se pone á comer rajas y á tararear un himno
piadoso.
Porque no me parece de
tanta edad como para haber vivido en el tiempo en que las brujas
andaban todavÃa por el mundo.
parecer, to seem, be like, resemble; al --, seemingly, apparently; á
lo que parece, as it seems; evidently; _refl._, to resemble, be like.
Obligado á
escoger entre ambas, me quedarÃa sin las dos, aunque la primera me
parece más temible; y cuando asà lo digo, estudiado lo tengo.
Tu pupila es azul, y si en su fondo,
Como un punto de luz, radia una idea,
Me parece en el cielo de la tarde
Una perdida estrella.
El dón mitológico
parece nacer en él por lejano atavismo, y vese en su poesÃa un claro
rayo del paÃs del sol y azul en que nacieron sus antepasados.
Un bienestar intenso, un regocijo palpitante, vigoroso,
parece filtrarse a un mismo tiempo en la savia y en la sangre; en los
árboles y los corazones.
La naturaleza de nuestro clima, madrastra de los árboles
exóticos, parece que les niega el sustento; exigen la solicitud y
constante atención del hombre.
of_ =parecer=
=parecer= to seem, appear;
=parecerse a= to look like;
=qué le parece a Vd.= what do you think of, how do you like
=parecerá= _3 sing.
Un ser que se parece al borrico por
el entendimiento, á la serpiente por lo rastrero y venenoso, al mono por
la figura, y á quien el zorro le come las gallinas!
Donde va la gente.[2] Y eso que, si he de decir la verdad, desde que
murió maese Pérez, parece que me echan una losa sobre el corazón
cuando entro en Santa Inés...
El ruido es mareador y se siente en el
aire una trepidación incesante; el repiqueteo de los cascos, el vuelo
sonoro de las ruedas, parece a cada instante aumentarse.
Excusado me parece ponderar el efecto que en un hombre de carácter
enérgico y además acostumbrado al mando harÃan las insolencias de aquel
rapazuelo montaraz y deslenguado.
Me fijo mejor, y noto que ha sido cortado, según parece, recientemente,
pues en el suelo y en el sitio donde antes estaba aparecen algunas ramas
y flores esparcidas aquà y allá.
Chapter Footnotes:
[1] =O mucho me engaño, o ...,= _I am very much mistaken if...._
VARIANTS: =Puede ser que me engañe;= =pero me parece ver.=
[2] =hecho de encargo,= _made to order_.
Su
nombre lo he olvidado; mas su esposa, que es la que veis, se llama doña
Elvira de Castañeda,{158-1} y por mi fe que si la copia se parece al
original, debió ser la mujer más notable de su siglo.
Si su merced estuviera
enfermo, yo le velarÃa tres semanas sin desnudarme ni descansar; pero
estando bueno y sano, la verdad, no me parece justo que su merced se
divierta en llamarme á cada instante.
Las torres y las sombras se confunden
de tal modo que todo parece suspendido
en el aire, mientras que desde una torre
orgullosa, la Muerte como un espectro gigante,
contempla la ciudad que yace a sus pies.
En las plateadas hojas de los álamos, en los huecos de las peñas, en
las ondas del agua, parece que nos hablan los invisibles espÃritus de
la naturaleza, que reconocen un hermano en el inmortal espÃritu del
hombre.
La Puebla, que es el primero que encuentra el que sube de los puertos,
es grande, compacto, desprovisto de arbolado, y parece ocuparse más de
la extensa campiña que domina, que no del rÃo y del movimiento de sus
barcos.
Pausado, implacable, lento
su toque a cada momento
resuena como un lamento
pregonando la hora única
en extraña rima rúnica,
y parece que sintiera intenso placer diabólico
en este toque simbólico
de muerte y desolación.
VolvÃa entonces á casa y aun me parece
verla en un rincón obscuro de la cocina, sentada sobre una canoa[R] con
su sarta de escapularios resaltando sobre la piel morena y arrugada del
pecho, que descubrÃa el escote del traje.
una mujer blanca, hermosa y frÃa, como esa mujer de piedra que parece
incitarme con su fantástica hermosura, que parece que oscila al compás
de la llama, y me provoca entreabriendo sus labios y ofreciéndome un
tesoro de amor...
una mujer blanca, hermosa y frÃa, como esa
mujer de piedra que parece incitarme con su fantástica hermosura, que
parece que oscila al compás de la llama, y me provoca entreabriendo
sus labios y ofréciendome un tesoro de amor....
Lo que es de ese género, tengo yo más de un
millar, un verdadero serrallo, en San Juan de los Reyes; serrallo que
desde ahora pongo á vuestra disposición, ya que, á lo que parece, tanto
os da de una mujer de carne como de piedra.
Lo que es de ese género, tengo yo más de un
millar, un verdadero serrallo, en San Juan de los Reyes; serrallo que
desde ahora pongo á vuestra disposición, ya que, á lo que parece,
tanto os da de una mujer de carne como de piedra.
No
parece sino que{92-1} bajada á descansar--si es que esa laboriosa é
incansable colectora de miel busca jamás descanso,--se ha posado sobre
un tallo, y ha quedado adherida al reino vejetal, por hechizo de algún
maléfico gnomo.
En
la narración de la metempsÃcosis de Ligeia hay una definición de Dios,
tomada de Granwill, que parece ser sustentada por Poe: Dios no es más
que una gran voluntad que penetra todas las cosas por la naturaleza de
su intensidad.
Efectivamente, aquel castillo de argamasa aislado y obscuro, sin más
comunicación con lo exterior que la puerta de entrada, flanqueado con
sus cuatro torres coronadas de almenas, semejantes á pirámides de
cementerios, parece un gran ataúd.
Q
que, _rel._, who, which, that; el --, he who, that which, which; la
--, she who, that which, which; lo --, that which, what; á lo --, as
far as; from what; as; á lo -- parece, as it seems; evidently; lo --
esde, as for; as far as ...
Excusado parece añadir que siguió la cosa como antes; el vino
añejo se repartÃa con profusión para sumirse por los cien abismos de
aquellas insaciables gargantas; las inflamaciones y apoplegÃas
continuaban, y jamás se desocupaba la enfermerÃa.
Sobre el suelo de Manhattan parece que va a verse surgir de
pronto un colosal TÃo Samuel, que llama a los pueblos todos a un
inaudito remate, y que el martillo del rematador cae sobre cúpulas y
techumbres produciendo un ensordecedor trueno metálico.
Se producen en América
dos clases de plantas de café: la común, que es igual a
la producida en Arabia, y la gigante, que parece ser
una exageración de la primera, y que se cultiva en 25
algunas regiones de Ãfrica y en el Brasil.
Él la amaba: la amaba con ese amor que no conoce freno ni lÃmites; la
amaba con ese amor en que se busca un goce y sólo se encuentran
martirios; amor que se asemeja á la felicidad, y que, no obstante,
parece infundir el cielo para la expiación de una culpa.
El portal de corcho, imitando un arco
romano en ruinas, es monÃsimo, y el riachuelo representado por un
espejillo con manchas verdes que remedan acuáticas hierbas y el musgo de
las márgenes, parece que corre por la mesa adelante{72-2} con plácido
murmurio.
Pues, sà señor; parece cosa hecha que el organista de
San Román,[5] aquel bisojo, que siempre está echando pestes de los
otros organistas; aquel perdulariote, que más parece jifero de la
puerta de la Carne[6] que maestro de solfa, va á tocar esta
Noche-Buena en lugar de maese Pérez.
En este punto se detuvo el pastor un memento, tendió á su alrededor
una mirada, y prosiguió asÃ:
--¿Siente usted este profundo silencio que reina en todo el monte, que
no suena un guijarro, que no se mueve una hoja, que el aire está
inmóvil y pesa sobre los hombros y parece que aplasta?
La mÃa es una verdadera dama castellana que por un milagro de la
escultura parece que no la han enterrado en un sepulcro, sino que aun
permanece en cuerpo y alma de hinojos sobre la losa que la cubre,
inmóvil, con las manos juntas en ademán suplicante, sumergida en un
éxtasis de mÃstico amor.
La mÃa es una verdadera dama castellana que por un
milagro de la escultura parece que no la han enterrado en un sepulcro,
sino que aún permanece en cuerpo y alma de hinojos sobre la losa que
le cubre, inmóvil, con las manos juntas en ademan suplicante,
sumergida en un éxtasis de mÃstico amor.
I
--¿Véis ése de la capa roja y la pluma blanca en el fieltro, que
parece que trae sobre su justillo todo el oro de los galeones de
Indias;[1] aquél que baja en este momento de su litera para dar la
mano á esa otra señora, que después de dejar la suya, se adelanta
hacia aquÃ, precedida de cuatro pajes con hachas?
LA AJORCA DEL ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada á la que soñamos en
los ángeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica,
que tal vez presta el demonio á algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
Nada caracteriza á un
niño como su estilo, aquel genuino modo de expresarse y decirlo todo con
cuatro letras, y aquella gramática prehistórica, como los primeros
vagidos de la palabra en los albores de la humanidad, y su sencillo arte
de declinar y conjugar, que parece la rectificación inocente de los
idiomas regularizados por el uso.
Pero observé al cabo de pocos dÃas que, aunque tomaba y
soltaba{10-1} con indiferencia distintos trozos de ópera y zarzuela
deshaciéndolos y pulverizándolos{10-2} entre resoplidos y gruñidos, el
pasaje que con más ardor acometÃa y más á menudo, era uno de _Los
Puritanos_: me parece que pertenecÃa al aria de barÃtono en el primer
acto.
Su contrario le imitó; pero esta vez, no tan
sólo volvió á rodearlos una sombra espesisima é impenetrable, sino que
al mismo tiempo hirió sus oÃdos el eco profundo de una voz misteriosa,
semejante á esos largos gemidos del vendaval que parece que se queja y
articula palabras al correr aprisionado por las torcidas, estrechas y
tenebrosas calles de Toledo.
el que se llama en el comercio[9] café de Santos,
caracterizado por su pelÃcula rojiza; el de Méjico que se parece al
moka, pero que tiene granos más grandes y su color menos claro[10]; el
café _yungas_ de Bolivia, de semillas grandes; el de Martinica; el de
Cayena, de semillas alargadas e irregulares; los de Puerto Rico y de la
Habana, de color verde azulado.
La unidad de tierra y de raza; la predestinación
que comporta, al abrirle, la expansiva facilidad de los vientos marinos,
agentes de toda civilización feliz, su situación interoceánica; la
riqueza colosal, la ausencia de prejuicios, la democracia y la
hospitalidad, señalan a esta América como uno de los futuros imperios
universales a cuya formación parece tender la especie.
of_ =pagar=
=paÃs= _m._ country
=pájaro= _m._ bird
=palabra= _f._ word;
=tener palabra= to keep one's word
=palacio= _m._ palace
=pan= _m._ bread;
=pan tierno= fresh bread;
=pan duro= stale bread
=panal= _m._ honey-comb
=pañuelo= _m._ handkerchief
=papá= _m._ papa
=para= for, in order to;
=para que= in order that
=paraguas= _m._ umbrella
=parece= _3 sing.
Impulsado de un pensamiento religioso, espontáneo é indefinible, eché
maquinalmente pie á tierra, me descubrÃ, y comencé á buscar en el
fondo de mi memoria una de aquellas oraciones que me enseñaron cuando
niño; una de aquellas oraciones que, cuando más tarde se escapan
involuntarias de nuestros labios, parece que aligeran el pecho
oprimido, y semejantes á las lágrimas, alivian el dolor, que también
toma estas formas para evaporarse.
El color de
esta montaña varÃa como el del camaleón, según la dirección y modo como
la hieren los rayos solares: A veces es enteramente blanca; en
ocasiones,[5] bañada por la luz del sol poniente,[6] parece una gran
masa de oro bruñido; y otras veces las sombras nacidas de la
distribución de las numerosas rocas repartidas en toda su superficie,
desde su elevada cima hasta su anchurosa base, le dan un aspecto
semi-violado, con tintes purpurinos notables y espléndidos.
NOTES:
[Note 290: =hacer la gracia de=, _to do the favor or honor of_.]
[Note 291: =ser tiempo de=, _to be the time to_.]
[Note 292: =¿Qué te parece?= _What do you think of it?_]
[Note 293: =dar una carcajada=, _to burst out laughing_.]
[Note 294: =mirar de reojo=, _to look at askance_.]
[Note 295: =en torno de=, _around_.]
[Note 296: =dar la vuelta por=, _to make the rounds of, go around_.]
[Note 297: =preguntar cuántas son cinco=, _to teach a thing or two, to
call to account_.]
[Note 298: =cuidarse de=, _to care about, pay attention to_.]
[Note 299: =traer a la rastra=, _to drag along_.]
[Note 300: =has muerto=, _you have killed_.
de la Cruz_ (CUBANO)
=Zorrilla de San MartÃn, Juan= (1857-)
«Tabaré,» el poema de Juan Zorrilla de San MartÃn,[72] el escritor
uruguayo, parece inspirado por el medio ambiente, por la naturaleza
magnÃfica de la América del Sud, y por sentimientos, pasiones y formas
de pensar[73] que no son sencillamente españoles, sino que a más de
serlo,[74] se combinan con el sentir, el discurrir y el imaginar del
indio bravo, concebidos, no ya por mera observación externa, sino por
atavismo del sentido Ãntimo, y controversión en su profundidad, donde
quien sabe penetrar lo suficiente, ya descubre al ángel, aunque él esté
empecatado, ya descubre a la alimaña montaraz, aunque él sea suave y
culto.
En toda la travesÃa no se
encuentra una gota de agua, ni se ve ni se puede contar con un parapeto
que le permita ampararse para descansar un momento del incómodo y frÃo
viento que penetra por sobre todo abrigo; que del mismo modo no
encontrará un árbol, un peñasco, un algo[1] que le resguarde por un
instante del calor del sol que le abrasa y le persigue con una
intensidad que parece va aumentando segundo por segundo.[2] Entonces es
el gran momento de la contemplación: la vista se pierde sin distinguir
señal alguna; el camino está por todas partes abierto, sin valla que se
interponga; cielo y tierra son uniformes en color y en aspecto; de un
lado todo celeste, de otro lado blanquizco, amarillento.
--¿Se parece á ti?
--¿Te parece poco?
¿Qué le parece a Ud.
2.{72-2} =parece ...
¿A qué se parece la catedral?
¿qué le parece?= what do you think?
¿En qué se parece un gallo a un monte?
_Me parece^en el cielo de la tarde_, p.
¿En qué se parece Madrid a un cuchillo?
¿En qué se parece un viernes a un martes?
¡La
noche, que se parece á una eternidad!
¿Qué os parece, que no vendrá á la fiesta?
¡Ese
barbón se parece al mismÃsimo diablo!
--No es el hombre; pero se le parece mucho.
9 Unos decÃan: Este es; y otros: A él se parece.
¡Canario, y parece
que ahora llueve con más fuerza!
--,= only; =no parece -- que,= one would
think that.
¿En qué se parece un esqueleto a una comida de viernes?
¿No parece que le hubiera
costado su sudor y trabajo?
¿Nos
parece cómica la circunspección de los chiquillos?
24 No juzguéis según lo que parece, mas juzgad justo juicio.
=Page 92.=--1.{92-1} =No parece sino que=, _it seems only to have_.
¿Le parece que va adelantado, o que va atrasado
(_is behind time_)?
--A propósito del Oriente,--dijo el señor Souza--¿no le parece a Ud.
¿Todo lo que
vemos o nos parece no es otra cosa que un
ensueño en un ensueño?
--Una casualidad asÃ, ¿no te parece un mal presagio tres dÃas antes de
mi boda?
=mentira,= lie, error; =parece --,= it seems impossible; =¡mentira!= it
is a lie!
--Asà parece, padre,--contestó el otro, sin darse
por[326] convicto de su pecado.
=parecer,= to seem, appear; =--se á,= to resemble; =á lo que parece,= as
it seems; =á V.
--Ya lo habÃa pensado; pero me parece que mis zapatos pueden tirar aún
cuatro o cinco meses.
=parecer=, 39, to appear;
=----se a=, to resemble;
=¿qué le parece?= what do you think of it?
--Me parece notar aquà que mediante un corto canal podrÃa unirse el
Amazonas con el sistema del Plata.
--Y sobre todo, hace un frÃo, que no parece sino que estamos en la
Siberia, añadió un tercero arrebujándose en el capote.
¿No parece que por debajo de esa
ligera epidermis azulada y suave de alabastro circula un flúido de luz
de color de rosa?
--¿Ve usted aquel cabezo alto, alto, que parece cortado á pico, y por
entre cuyas penas crecen las aliagas y los zarzales?
--Y sobre todo, hace un frÃo, que no parece sino que estamos en la
Siberia,[1] añadió un tercero arrebujándose en el capote.
¿No parece que por debajo de esa ligera
epidermis azulada y suave de alabastro circula un flúido de luz de color
de rosa?...
39 Escudriñad las Escrituras, porque á vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mÃ.
--Pues me parece, dijo el fámulo con mucha sorna, me parece, señor, que
ese reloj será muy bueno, pero anda muy de prisa y va adelantado.
--Porque si le he de decir la verdad, muy santo será
este predicador nuevo, ¡pero se parece tanto en la voz 15
al[255] señor cura!
--Esos[2] se ocupan del tráfico costanero internacional; aunque me
parece que los armadores de la América latina acabarán por dominar ese
tráfico también.
15
--Y no sólo parece, sino que es un robo, y el robo es
un gran pecado, hijo mÃo; por manera que es menester
arrepentirse de corazón,[327] para....
--He pedido tanto á Dios que salvase tu vida á costa de la mÃa,--murmuró
la joven,--que me parece que por fin se ha dignado escucharme y me voy á
morir antes que tú.
--¿Qué te parece?[292]--dice al fin a su mujer, después
de haber hecho el último gesto, ese gesto sublime con
que el genio aprueba su propia obra:--¿qué te parece,
hija?
--¿Cuál desea Vuestra Santidad?--preguntó el 15
niño, y el papa, sonriendo, le contestó:
--¿Te parece que sabrÃas copiar cuántos se te
presentasen?
_RepÃtanse las frases siguientes, usando el condicional para
expresar probabilidad o suposición en el pasado_ (_Ejemplo_: Me parece
que el niño tenÃa once años=el niño tendrÃa once años): 1.
* * * * *
Me parece excusado describir la suntuosa instalación del marqués en
Madrid; lo que sà no debe omitirse es que tomó un cocinero cuyos guisos
eran otros tantos poemas gastronómicos.
[2] =¿Qué me dices de esto?= _What have you to say about that?_
VARIANTS: =¿Qué me cuentas?= (=¿qué te parece?=)
[3] =cultivos de más inmediato beneficio.= Note the omission of the
indefinite article before _más_, which is needed in English.
_Tu pupila es azul; y cuando lloras,
Las trasparentes lágrimas en ella
Se me figuran gotas de rocÃo
Sobre una violeta._
Tu pupila es azul, y si en su fondo
Como un punto de luz radia una idea,[2]
Me parece en el cielo de la tarde
¡Una perdida estrella!
--Entiendo muy bien, señor Cura, lo que usted quiere darme á entender
con ese cuento, ó lo que sea; pero como ya á lo hecho pecho, quisiera
saber si le parece á usted bien que fÃe sólo mi justificación y defensa
á la misericordia de Dios, procurando alcanzarla por la intercesión del
glorioso San Isidro.
--Me parece muy bien eso, y celebraré muchÃsimo que asà se salve usted
del enojo que ha causado la torpeza de su manifiesto; pero mire usted,
tÃo Traga-santos, yo debo hablarle á usted con franqueza: si yo fuera
santo, echaba{111-1} muy enhoramala á los que sin necesidad se meten á
escribir y no aciertan á decir lo que piensan.
--Pues, hija, repuso el cura, «Haga yo lo que deba, y haga Dios lo que
quiera.»{91-3}
IV
Del lado opuesto del pueblo se extiende un pinar, al que se llega por un
prado de roja arena, que cubre un césped{91-4} tan corto y espeso, que
parece lo ha tejido la naturaleza para avergonzar á los tejedores de las
más afamadas alfombras.
(From _Más Honor que Honores_.)
LA AJORCA DE ORO
I
Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo;
hermosa con esa hermosura que no se parece en nada á la que soñamos en
los ángeles, y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica,
que tal vez presta el demonio á algunos seres para hacerlos sus
instrumentos en la tierra.
¡Yo os aseguro que hice cuanto
estaba de mi parte{108-2} para complacer á Cabezudo, que querÃa no
cayese gota de agua; á Animalejos, que querÃa cayese sólo un chaparrón;
y á Barbaruelo, que querÃa lloviese si Dios tenÃa que!{108-3} Dios lo
puede hacer todo, pero á veces lo hace tan indirectamente, que parece no
hacer nada ó hacer todo lo contrario de lo que se le pide.
--Recordando un poco del latÃn--que en mi niñez supe, he conseguido, á
duras penas, descifrar la inscripción de la tumba, contestó el
interpelado; y á lo que he podido colegir, pertenece á un tÃtulo de
Castilla,[1] famoso guerrero que hizo la campaña con el Gran
Capitán.[2] Su nombre lo he olvidado; mas su esposa, que es la que
véis, se llama doña Elvira de Castañeda, y por mi fe que si la copia
se parece al original, debió ser la mujer más notable de su siglo.
39.--EL GAUCHO[1]
Entre cien individuos agrupados en el campo, se conocerá inmediatamente
a un verdadero gaucho por más pobre que[2] él sea: su caballo ensillado
con esmero, tuzado y acepillado; su persona limpia, sus prendas de
vestir[3] colocadas con gracia sobre el cuerpo; sus cabellos y barbas
largos, pero peinados y cuidados, y en fin, aquel[4] aire atrevido y
simpático a la vez, que parece decir a todos: «Yo soy el dueño de la
tierra, ustedes no son más que gringos», es lo que le da a conocer.
38.--EL «TRISTE» Y LA «VIDALITA»
El «triste» que predomina en los pueblos del norte, es un canto frijio,
plañidero, natural al hombre en el estado primitivo de barbarie, según
Rousseau.[1]
La «vidalita,» canto popular con coros, acompañado de la guitarra y un
tamboril, a cuyos redobles se reune la muchedumbre y va engrosando el
cortejo y el estrépito de las voces, me parece heredado de los
indÃgenas, porque lo he oÃdo en una fiesta de indios en Copiapó en
celebración de la Candelaria[2]; y como canto religioso, debe ser
antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado de los
españoles argentinos.
13,
note 1.]
Ya enzarzado en lo más espeso y fragoso del monte, llevando del
diestro la caballerÃa por entre sendas casi impracticables, ora por
las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las
honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen
espacio de tarde hasta que por último, en el fondo de una cortadura
tropecé con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que,
después de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta
y se retuerce allà con un ruido particular que se oye á gran
distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en
aquel punto y á aquella hora parece muda ó dormida.
En este caso, ¿no habrá
hecho Dios lo que Cabezudo le pedÃa, aunque parezca que ha hecho todo lo
contrario?
Y para que aquà no falte nada y se parezca en todo a un
jardÃn de aclimatación[7] nuestro--jardines que allÃ[8] solamente un
gobierno puede sostener--veo manadas de ovejas y cabras y a lo lejos
oigo el torpe gruñido de mansos cebones.
=parezca=, _from_ parecer.
--Descuide, hermano, que yo le diré lo que me parezca justo y adecuado á
la ocasión.
¡Cabezudenses,
barbaruelenses y animalejuenses, dad por bien hecho todo lo que hace
Dios, pues es lo que os tiene cuenta, aunque os parezca lo contrario!
--No se hacen esas especulaciones en la Argentina y le diré por qué: El
agricultor no retiene su trigo para venderlo cuando mejor le parezca,
como se hace en Estados Unidos.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si queréis, respondió el
joven capitán, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante por
aquel relámpago de celos.--à propósito.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si queréis, respondió el
joven capitán, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante
por aquel relámpago de celos.--à propósito.
Después, dé usted
su papel a otro estudiante para que él (o ella) escriba en el pizarrón
las respuestas que le parezcan convenientes.
Después dé usted su
papel a otro estudiante para que él (o ella) escriba en el pizarrón las
contestaciones que le parezcan convenientes.
Después dé usted
su papel a otro estudiante para que él (o ella) escriba en el pizarrón
las contestaciones que le parezcan convenientes.