mudo, -a, mute, silent, speechless, dumb.
El órgano exhalo un sonido discorde y extraño, semejante á un sollozo,
y quedó mudo.
Bien reconozco el mudo lago de Auber,
y esta comarca que el horror anubla,
y el bosque fantasmático de Weir,
la región espectral de la pavura!
Ni una hoja
susurraba;
no se oÃa
una pisada,
todo mudo,
todo en calma,
todo en sueño
menos _tú_ y _yo_ (¡cuál me agito al unir las dos palabras!)
menos tú y yo.
El tÃo Tremontorio trabajaba en sus redes al balcón algunas veces, pero
siempre mudo y silencioso, cual era su carácter cuando sus convecinos le
dejaban en paz y entregado á sus naturales condiciones.
Volverán del amor en tus oÃdos
Las palabras ardientes á sonar;[2]
Tu corazón de su profundo sueño
Tal vez despertará;
Pero mudo y absorto y de rodillas,
Como se adora á Dios ante su altar,
Como yo te he querido...
Volverán del amor en tus oÃdos
Las palabras ardientes á sonar;
Tu corazón de su profundo sueño
Tal vez despertará;
Pero mudo y absorto y de rodillas,
Como se adora á Dios ante su altar,
Como yo te he querido...
III
Niñas de las cercanas aldeas, lÃrios silvestres que crecéis felices al
abrigo de vuestra humildad; si en la mañana del santo Patrono de estos
lugares, al bajar al valle de Montagut á coger tréboles y margaritas
con que embellecer su retablo, venciendo el temor que os inspira el
sombrÃo monasterio que se alza en sus peñas, habéis penetrado en su
claustro mudo y desierto para vagar entre sus abandonadas tumbas, á
cuyos bordes crecen las margaritas más dobles y los jacintos mas
azules, oidme.
=mudo -a=, mute.
=mudo,= mute, silent.
Dan impulsos de traer á aquellos parajes una colmena,
para probar si la vista del hogar doméstico las hace romper el encanto
que las tiene convertidas en pequeñas y mudas estatuas.
ULALUME
I
Los cielos cenicientos y sombrÃos,
crespas las hojas, lÃvidas y mustias,
y era una noche del doliente octubre
del tiempo inmemorial entre las brumas,
era en las tristes márgenes del Auber,
el lago tenebroso de aguas mudas,
ante los bosques tétricos del Weir,
la región espectral de la pavura.
¡Qué misteriosos dolores,
qué sublimes esperanzas,
qué mudas renunciaciones
expresan aquellos ojos que en las sombras fijan en mà sus miradas!
Mi primera mirada, mitad de asombro, mitad de cólera, equivalÃa á una
interrogación enérgica, aunque muda.
El Superior no
dijo palabra á nadie, limitándose á poner en su vino más agua todavÃa
para ver si lograba conseguir algún fruto con la muda elocuencia del
ejemplo.
Sin embargo, aquella sonrisa muda é inmóvil que le tranquilizara un
instante, concluyó por infundirle temor; un temor más extraño, más
profundo que el que hasta entonces habÃa sentido.
Sin embargo, aquella sonrisa muda é inmóvil que le tranquilizara[1] un
instante, concluyó por infundirle temor; un temor más extraño, más
profundo que el que hasta entonces habÃa sentido.
Yo habÃa adelantado algunos minutos á mis compañeros de viaje, y
deteniendo mi escuálida cabalgadura, contemplaba en silencio aquella
cruz, muda y sencilla expresión de las creencias y la piedad de otros
siglos.
Cuando llegó á la aldea, ponÃase el sol entre celajes de oro; la campiña
estaba muda, solitaria é impregnada de suavÃsima tristeza; todo lo cual
es parte á sacar chispas de poesÃa de la corteza de un alcornoque, y no
sé si pudo sacar alguna del alma de Sebastián.
III
Pocas palabras nos dijimos, era
como una confidencia Ãntima y muda;
palabras serias, pensamientos graves
que la memoria para siempre turban;
no recordamos que era el triste octubre,
que era la noche (¡noche infausta y única!)
no recordamos la región del Auber
que tanto conoció mi desventura,
ni el bosque fantasmático del Weir,
la región espectral de la pavura.
Lo mismo sucede
en habiéndoseles cambiado el alimento[2]; en habiéndose aumentado o
disminuido las horas de trabajo; en habiéndose introducido una máquina,
un instrumento, un proceder cualquiera, que a la vez que los asombra,
facilita y minora las faenas; en anunciando los aguinaldos sobre las
cercas y los matorrales que pronto llegarán los amos; en
concediéndoseles un pedazo de tierra para que hagan, concluida la zafra,
sus _conucos_; en dejándoles desmochar _guano_ para cubrir los _bohÃos_;
la ocasión que se mata una res para partirla en raciones; la ocasión que
se muda el mayoral que los apuraba demasiado.
--¿Era muda?
13,
note 1.]
Ya enzarzado en lo más espeso y fragoso del monte, llevando del
diestro la caballerÃa por entre sendas casi impracticables, ora por
las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las
honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen
espacio de tarde hasta que por último, en el fondo de una cortadura
tropecé con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que,
después de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta
y se retuerce allà con un ruido particular que se oye á gran
distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en
aquel punto y á aquella hora parece muda ó dormida.
Tremontorio y Bolina, especialmente, se
mudan la camisa y los pantalones en medio de la sala...
Cuando van
a todo correr,[8] llevan las alas tendidas hacia atrás, y mudan
frecuentemente de dirección, abriendo una de ellas, con lo que[9] el
viento les ayuda a ejecutar rápidamente estas vueltas, que frustran los
movimientos del cazador.
24 Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las
concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre
sà mismos:
25 Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo
á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos.
26 Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres
mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza:
27 Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las
mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros,
cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sà mismos la
recompensa que convino á su extravÃo.
Mi primera mirada, mitad de asombro, mitad de cólera, equivalÃa á una
interrogación enérgica, aunque muda.
El Superior no
dijo palabra á nadie, limitándose á poner en su vino más agua todavÃa
para ver si lograba conseguir algún fruto con la muda elocuencia del
ejemplo.
Sin embargo, aquella sonrisa muda é inmóvil que le tranquilizara un
instante, concluyó por infundirle temor; un temor más extraño, más
profundo que el que hasta entonces habÃa sentido.
Sin embargo, aquella sonrisa muda é inmóvil que le tranquilizara[1] un
instante, concluyó por infundirle temor; un temor más extraño, más
profundo que el que hasta entonces habÃa sentido.
Yo habÃa adelantado algunos minutos á mis compañeros de viaje, y
deteniendo mi escuálida cabalgadura, contemplaba en silencio aquella
cruz, muda y sencilla expresión de las creencias y la piedad de otros
siglos.
Cuando llegó á la aldea, ponÃase el sol entre celajes de oro; la campiña
estaba muda, solitaria é impregnada de suavÃsima tristeza; todo lo cual
es parte á sacar chispas de poesÃa de la corteza de un alcornoque, y no
sé si pudo sacar alguna del alma de Sebastián.
III
Pocas palabras nos dijimos, era
como una confidencia Ãntima y muda;
palabras serias, pensamientos graves
que la memoria para siempre turban;
no recordamos que era el triste octubre,
que era la noche (¡noche infausta y única!)
no recordamos la región del Auber
que tanto conoció mi desventura,
ni el bosque fantasmático del Weir,
la región espectral de la pavura.
Lo mismo sucede
en habiéndoseles cambiado el alimento[2]; en habiéndose aumentado o
disminuido las horas de trabajo; en habiéndose introducido una máquina,
un instrumento, un proceder cualquiera, que a la vez que los asombra,
facilita y minora las faenas; en anunciando los aguinaldos sobre las
cercas y los matorrales que pronto llegarán los amos; en
concediéndoseles un pedazo de tierra para que hagan, concluida la zafra,
sus _conucos_; en dejándoles desmochar _guano_ para cubrir los _bohÃos_;
la ocasión que se mata una res para partirla en raciones; la ocasión que
se muda el mayoral que los apuraba demasiado.
--¿Era muda?
13,
note 1.]
Ya enzarzado en lo más espeso y fragoso del monte, llevando del
diestro la caballerÃa por entre sendas casi impracticables, ora por
las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las
honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen
espacio de tarde hasta que por último, en el fondo de una cortadura
tropecé con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que,
después de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta
y se retuerce allà con un ruido particular que se oye á gran
distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en
aquel punto y á aquella hora parece muda ó dormida.