CubrÃale el labio superior negrÃsimo bigote: tenÃa
el resto de la cara limpio de barba.
El frÃo era intenso, pues habÃa caÃdo bastante escarcha[1]; pero en
cambio ¡qué cielo tan limpio y espléndido!
Una desordenada orjia de
colores inundaba el horizonte, y el resto del cielo era intensamente
azul y limpio de nubes blancas.
El
perro dormÃa á pierna suelta en el santo suelo, como un soldado en
tiempo de paz: la gata se habÃa colocado sobre la camisa que estaba
haciendo EstefanÃa, resguardando su fino calzado y su traje limpio con
la conocida pulcritud de su casta....
DefendÃanse los hombres como podÃan, con las
manos, con los sombreros, con lo que les caÃa al alcance, pero
generalmente acababan por quedar vencidos, porque es irresistible una
carga de jugadoras de ésas que se calientan en la refriega y ya no miran
para atrás,[21] arrojando agua mientras tienen agua, y concluyendo a
jarrazo limpio[22] cuando ya no tienen con qué mojar.
=limpio,-a=, clean.
=limpio,= clean, free, pure.
=limpio -a=, clean, cleanly, neat.
=limpio, -a= clean;
=---- de=, free from.
[22] =a jarrazo limpio,= _with the empty pitcher_.
=limpÃsimo= (_from_ =limpio=)=,= very clean, immaculate.
¿Será porque he cerrado el
balcón á las tres menos cuarto?» En fin, todo me volvÃa cavilar,
cavilar,{20-6} sin sacar nada en limpio...
10 DÃcele Jesús: El que está lavado, no necesita sino que lave los pies,
mas está todo limpio: y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
=sacar,= to draw, take out, take off; obtain, win, gain; =-- en limpio,=
to understand; =-- motes,= to invent nicknames; =saca medio cuerpo fuera
de,= she leans half over.
Todas las cosas
á la verdad son limpias: mas malo es al hombre que come con escándalo.
Sus amplias y rectas calles, espléndidamente alumbradas
y limpias, sus sólidos edificios, los muchos bancos que
posee, asà como el movimiento de la gente, despiertan 10
siempre admiración.
Él marcó todos los rumbos definitivos: Al
maestro, la cultura que se refleja en el espÃritu del niño que educa;
al agricultor, la obligación de aliviar a la tierra, en su faena
sagrada, con la aplicación de los métodos e instrumentos más
perfeccionados; al ganadero, la adopción de las razas superiores; al
comercio, la actividad y la honradez; a los administradores de la cosa
pública,[1] las manos limpias e impecables; al ejército, por fin, en
páginas y actos que no debemos olvidar, el campo circunscripto, pero
glorioso, de su acción legÃtima, el estudio y la preparación constante
para responder al alto y noble fin de su institución.
Después la limpia y va a su banco, se sienta y copia lo que está escrito
en la pizarra.
León se levanta, va a la pizarra, la limpia y escribe la frase en ella y
después va a su banco.
RÃo es también llamado la ciudad más
limpia del mundo, y la aspiración a este tÃtulo está bien
fundada.
No se habÃa bañado desde hacÃa mucho tiempo, y tenÃa
gran necesidad de ello, porque el Corán manda a los creyentes de Mahoma
bañarse frecuentemente en agua limpia.
bien se lo dije yo: «¡Mira que ésa es
_callealtera_, y no puede ser buena!»
--Los de la calle Alta tienen la cara muy limpia, y se la pueden enseñar
á todo el mundo...
Mira: la senda de los cielos busca;
sigamos sin temor sus limpios rayos
que ellos a playa llevarán segura,
sigamos esa luz limpia y tranquila
a través de la bóveda cerúlea.
Al entrar percibió una temperatura
tibia: los pies se le hundÃan en mullida alfombra; por orden de Santiago
dos criados le despojaron inmediatamente de sus harapos empapados de
agua y le pusieron ropa limpia.
incluir las
tintorerÃas, los pequeños talleres donde se plancha, se limpia y se
compone ropa; los talleres de grabado para la impresión de tarjetas de
visita y papel de carta; y aun[41] las casas de baños públicos con sus
baños de ducha, de inmersión y turco-romanos; sus piletas de natación,
etc.
Los álamos, cuyas plateadas hojas movÃa el aire con un rumor
dulcÃsimo, los sauces que inclinados sobre la limpia corriente
humedecÃan en ella las puntas de sus desmayadas ramas, y los apretados
carrascales por cuyos troncos subÃan y se enredaban las madreselvas y
las campanillas azules, formaban un espeso muro de follaje alrededor
del remanso del rÃo.
Era
Varmen lo que suelen ser las que se clasifican de _arrimadas_ á la
iglesia, opuesta á que se ocupasen de ella.{82-1} Su vestir era con
extremo aseado y primoroso, pero rigurosamente sencillo; la ropa que
llevaba era basta, pero limpia; cuidadosamente remendada, pero sin
adorno alguno: su cabello estaba siempre alisado y recogido; pero nunca
adornaban flores su cabeza.
Tuvo un capellán que amén de decirle
la misa los domingos y fiestas, le leÃa y comentaba los periódicos
polÃticos; un capataz que dirigÃa hábilmente las faenas agrÃcolas; un
cochero obeso y flegmático que gobernaba solemnemente las dos mulas de
la carretela; una ama de llaves silenciosa, solÃcita; un ayuda de cámara
traÃdo de Madrid, discreto y puntual; y por último, una cocinera limpia
como el oro, con primorosas manos para todos los guisos de aquella
antigua cocina nacional, que satisfacÃa el estómago sin irritarlo y
lisonjeaba el paladar sin pervertirlo.
8, note 1]
Y sin embargo, entre los señores comarcanos murmurábase que la hermosa
castellana de Veratón[1] no era tan limpia de sangre como bella, y que
á pesar de sus trenzas rubias y su tez de alabastro, habÃa tenÃdo por
madre una gitana.
¡Qué hermoso era ver correr el agua del rÃo que lamÃa las
retorcidas raÃces del añoso tronco que nos sustentaba, aquel agua
limpia y trasparente que copiaba como un espejo el azul del cielo, de
modo que creÃamos vivir suspendidas entre dos abismos azules!
39.--EL GAUCHO[1]
Entre cien individuos agrupados en el campo, se conocerá inmediatamente
a un verdadero gaucho por más pobre que[2] él sea: su caballo ensillado
con esmero, tuzado y acepillado; su persona limpia, sus prendas de
vestir[3] colocadas con gracia sobre el cuerpo; sus cabellos y barbas
largos, pero peinados y cuidados, y en fin, aquel[4] aire atrevido y
simpático a la vez, que parece decir a todos: «Yo soy el dueño de la
tierra, ustedes no son más que gringos», es lo que le da a conocer.
¿Con qué limpiamos la pizarra?
La carne de los pollos
es tierna y de buen gusto,[11] la de los adultos no vale nada.[12]
Los naturales del RÃo de la Plata separan el cuello entero y parte del
ñandú, los despluman y limpian, suavizan el cuero, y abriéndolo por la
extremidad inferior, hacen talegos, que llaman _chuspas_.
2 Todo pámpano que en mà no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que
lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto.
El juez contestó sencillamente: 10
--Llamé a la mujer del sabio esta mañana y le
dije: «Eche usted tinta en mi tintero.» Tomó el
tintero, lo limpió cuidadosamente y lo llenó de[118] tinta,
todo en un instante y bien.
3 Entonces MarÃa tomó una libra de ungüento de nardo lÃquido de mucho
precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos: y la
casa se llenó del olor del ungüento.
2 (Y MarÃa, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la que ungió al
Señor con ungüento, y limpió sus pies con sus cabellos.)
3 Enviaron, pues, sus hermanas á él, diciendo: Señor, he aquÃ, el que
amas está enfermo.
¿Con qué limpiamos la pizarra?
Después la limpia y va a su banco, se sienta y copia lo que está escrito
en la pizarra.
León se levanta, va a la pizarra, la limpia y escribe la frase en ella y
después va a su banco.
RÃo es también llamado la ciudad más
limpia del mundo, y la aspiración a este tÃtulo está bien
fundada.
No se habÃa bañado desde hacÃa mucho tiempo, y tenÃa
gran necesidad de ello, porque el Corán manda a los creyentes de Mahoma
bañarse frecuentemente en agua limpia.
bien se lo dije yo: «¡Mira que ésa es
_callealtera_, y no puede ser buena!»
--Los de la calle Alta tienen la cara muy limpia, y se la pueden enseñar
á todo el mundo...
Mira: la senda de los cielos busca;
sigamos sin temor sus limpios rayos
que ellos a playa llevarán segura,
sigamos esa luz limpia y tranquila
a través de la bóveda cerúlea.
Al entrar percibió una temperatura
tibia: los pies se le hundÃan en mullida alfombra; por orden de Santiago
dos criados le despojaron inmediatamente de sus harapos empapados de
agua y le pusieron ropa limpia.
incluir las
tintorerÃas, los pequeños talleres donde se plancha, se limpia y se
compone ropa; los talleres de grabado para la impresión de tarjetas de
visita y papel de carta; y aun[41] las casas de baños públicos con sus
baños de ducha, de inmersión y turco-romanos; sus piletas de natación,
etc.
Los álamos, cuyas plateadas hojas movÃa el aire con un rumor
dulcÃsimo, los sauces que inclinados sobre la limpia corriente
humedecÃan en ella las puntas de sus desmayadas ramas, y los apretados
carrascales por cuyos troncos subÃan y se enredaban las madreselvas y
las campanillas azules, formaban un espeso muro de follaje alrededor
del remanso del rÃo.
Era
Varmen lo que suelen ser las que se clasifican de _arrimadas_ á la
iglesia, opuesta á que se ocupasen de ella.{82-1} Su vestir era con
extremo aseado y primoroso, pero rigurosamente sencillo; la ropa que
llevaba era basta, pero limpia; cuidadosamente remendada, pero sin
adorno alguno: su cabello estaba siempre alisado y recogido; pero nunca
adornaban flores su cabeza.
Tuvo un capellán que amén de decirle
la misa los domingos y fiestas, le leÃa y comentaba los periódicos
polÃticos; un capataz que dirigÃa hábilmente las faenas agrÃcolas; un
cochero obeso y flegmático que gobernaba solemnemente las dos mulas de
la carretela; una ama de llaves silenciosa, solÃcita; un ayuda de cámara
traÃdo de Madrid, discreto y puntual; y por último, una cocinera limpia
como el oro, con primorosas manos para todos los guisos de aquella
antigua cocina nacional, que satisfacÃa el estómago sin irritarlo y
lisonjeaba el paladar sin pervertirlo.
8, note 1]
Y sin embargo, entre los señores comarcanos murmurábase que la hermosa
castellana de Veratón[1] no era tan limpia de sangre como bella, y que
á pesar de sus trenzas rubias y su tez de alabastro, habÃa tenÃdo por
madre una gitana.
¡Qué hermoso era ver correr el agua del rÃo que lamÃa las
retorcidas raÃces del añoso tronco que nos sustentaba, aquel agua
limpia y trasparente que copiaba como un espejo el azul del cielo, de
modo que creÃamos vivir suspendidas entre dos abismos azules!
39.--EL GAUCHO[1]
Entre cien individuos agrupados en el campo, se conocerá inmediatamente
a un verdadero gaucho por más pobre que[2] él sea: su caballo ensillado
con esmero, tuzado y acepillado; su persona limpia, sus prendas de
vestir[3] colocadas con gracia sobre el cuerpo; sus cabellos y barbas
largos, pero peinados y cuidados, y en fin, aquel[4] aire atrevido y
simpático a la vez, que parece decir a todos: «Yo soy el dueño de la
tierra, ustedes no son más que gringos», es lo que le da a conocer.