Era uno de nuestros guÃas, natural del paÃs, el cual, con una
indescriptible expresión de terror pintada en el rostro, pugnaba por
arrastrarme consigo y cubrir mi cabeza con el fieltro que aún tenÃa en
mis manos.
guÃa, _m._, guide.
Tu nombre luminoso y simbólico surge en el cielo
de mis noches como un incomparable guÃa, y por claridad inefable llevo
el incienso y la mirra a la cuna de la eterna Esperanza.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de calles
obscuras, enmarañadas y revueltas.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de
calles obscuras, enmarañadas y revueltas.
El guÃa me dió
algunas explicaciones para mi gobierno.[7] Lo que en el buey sirve de
bozal y de freno es un hico que se amarra a la argolla de hierro que se
le pone en la nariz al pobre animal.
contestóle el guÃa que efectivamente era
un sargento aposentador; en el alcázar no cabe ya un grano de trigo
cuanto mas un hombre; de San Juan de los Reyes[1] no digamos, porque
hay celda de fraile en la que duermen quince húsares.
contestóle el guÃa que efectivamente era
un sargento aposentador; en el alcázar no cabe ya un grano de trigo
cuanto más{146-1} un hombre; de San Juan de los Reyes{146-2} no digamos,
porque hay celda de fraile en la que duermen quince húsares.
Interrumpida la conversación en este punto, los jinetes, precedidos del
guÃa, siguieron en silencio el camino adelante hasta llegar á una
plazuela, en cuyo fondo se destacaba la negra silueta del convento con
su torre morisca, su campanario de espadaña, su cúpula ojival y sus
tejados de crestas desiguales y obscuras.
Interrumpida la conversación en este punto, los jinetes, precedidos
del guÃa, siguieron en silencio el camino adelante hasta llegar á una
plazuela, en cuyo fondo se destacaba la negra silueta del convento con
su torre morisca, su campanario de espadaña, su cúpula ojival y sus
tejados de crestas desiguales y obscuras.
Volvà pies
atrás, bajé de nuevo hasta donde se encontraba el pastor, y mientras
seguÃamos juntos por una trocha que se dirigÃa al pueblo, adonde
también iba á pasar la noche mi improvisado guÃa, no pude menos de
preguntarle con alguna insistencia, por qué, aparte de las
dificultades que ofrecÃa el ascenso, era tan peligroso subir á la
cumbre por la senda que llamo de la tÃa Casca.
II
Las llamas rojas y azules se enroscaban chisporroteando á lo largo del
grueso tronco de encina que ardÃa en el ancho hogar; nuestras sombras,
que se proyectaban temblando sobre los ennegrecidos muros, se
empequeñecÃan ó tomaban formas gigantescas, según la hoguera despedÃa
resplandores más ó menos brillantes; el vaso de saúco, ora vacÃo, ora
lleno y no de agua, como cangilón de noria, habia dado tres veces la
vuelta en derredor del cÃrculo que formábamos junto al fuego, y todos
esperaban con impaciencia la historia de _La cruz del diablo_, que á
guisa de postres de la frugal cena que acabábamos de consumir, se nos
habÃa prometido, cuando nuestro guÃa tosió por dos veces, se echó al
coleto un último trago de vino, limpióse con el revés de la mano la
boca, y comenzó de este modo:
--Hace mucho tiempo, mucho tiempo, yo no sé cuánto, pero los moros
ocupaban aún la mayor parte de España, se llamaban condes[1] nuestros
reyes, y las villas y aldeas pertenecÃan en feudo á ciertos señores,
que á su vez prestaban homenaje á otros más poderosos, cuando acaeció
lo que voy á referir á ustedes.[2]
[Footnote 1: condes = 'counts,' 'earls.' The word conde comes from
the Latin _comes, comitem_, 'companion,' and during the Roman empire
in Spain was a title of honor granted to certain officers who had
jurisdiction over war and peace.
=guÃa=, _m.
=guÃa,= _m._, guide.
¿Cómo se llama el hombre que guÃa la locomotora?
16.--VIAJANDO EN BUEY
--Ya está listo su buey para subir a la Nevada, me dijo el guÃa.
4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y
longaminidad, ignorando que su benignidad te guÃa á arrepentimiento?
--He aquà vuestro alojamiento, exclamó el aposentador al divisarle y
dirigiéndose al capitán, que después que hubo mandado hacer alto á la
tropa, ecbó pie á tierra, tomó el farolillo de manos del guÃa, y se
dirigió hacia el punto que este le señalaba.
--He aquà vuestro alojamiento, exclamó el aposentador al divisarle y
dirigiéndose al capitán, que después que hubo mandado hacer alto á la
tropa, echó pie á tierra, tomó el farolillo de manos del guÃa, y se
dirigió hacia el punto que éste le señalaba.
_Por_ lo pronto, haremos el viaje _por_ poco
dinero; no será necesario hacer preparativos para la partida ni escribir
de antemano[8] cartas[9] o poner telegramas[10] a los hoteles para
retener habitaciones.[11]
--Tampoco será preciso consultar la guÃa de ferrocarriles para saber la
hora de salida y llegada de los trenes.
17 He aquÃ, tú tienes el sobrenombre de JudÃo, y estás reposado en la
ley, y te glorÃas en Dios,
18 Y sabes su voluntad, y apruebas lo mejor, instruÃdo por la ley;
19 Y confÃas que eres guÃa de los ciegos, luz de los que están en
tinieblas,
20 Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma
de la ciencia y de la verdad en la ley:
21 Tú pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á ti mismo?
DestÃnanse los
arriates principalmente a las trepadoras, cuyas ramas se guÃan[170] a
favor de[171] enrejados y espalderas.
Su aguja señala siempre
al Norte, cualquiera que
sea la dirección que tome 10
el buque en su marcha,
y por esa señal se guÃan
los navegantes cuando
pierden de vista[225] la
tierra.
[170] =se guÃan=, _are trained_.
--¿Y las mulas?--vociferó el amo.--¿Y el coche, quién lo guiará?
13 Pero cuando viniere aquel EspÃritu de verdad, él os guiará á toda
verdad; porque no hablará de sà mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y
os hará saber las cosas que han de venir.
guÃa, _m._, guide.
Tu nombre luminoso y simbólico surge en el cielo
de mis noches como un incomparable guÃa, y por claridad inefable llevo
el incienso y la mirra a la cuna de la eterna Esperanza.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de calles
obscuras, enmarañadas y revueltas.
Éste, que
caminaba á pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecÃa servirle de guÃa por entre aquel laberinto de
calles obscuras, enmarañadas y revueltas.
El guÃa me dió
algunas explicaciones para mi gobierno.[7] Lo que en el buey sirve de
bozal y de freno es un hico que se amarra a la argolla de hierro que se
le pone en la nariz al pobre animal.
contestóle el guÃa que efectivamente era
un sargento aposentador; en el alcázar no cabe ya un grano de trigo
cuanto mas un hombre; de San Juan de los Reyes[1] no digamos, porque
hay celda de fraile en la que duermen quince húsares.
contestóle el guÃa que efectivamente era
un sargento aposentador; en el alcázar no cabe ya un grano de trigo
cuanto más{146-1} un hombre; de San Juan de los Reyes{146-2} no digamos,
porque hay celda de fraile en la que duermen quince húsares.
Interrumpida la conversación en este punto, los jinetes, precedidos del
guÃa, siguieron en silencio el camino adelante hasta llegar á una
plazuela, en cuyo fondo se destacaba la negra silueta del convento con
su torre morisca, su campanario de espadaña, su cúpula ojival y sus
tejados de crestas desiguales y obscuras.
Interrumpida la conversación en este punto, los jinetes, precedidos
del guÃa, siguieron en silencio el camino adelante hasta llegar á una
plazuela, en cuyo fondo se destacaba la negra silueta del convento con
su torre morisca, su campanario de espadaña, su cúpula ojival y sus
tejados de crestas desiguales y obscuras.
Volvà pies
atrás, bajé de nuevo hasta donde se encontraba el pastor, y mientras
seguÃamos juntos por una trocha que se dirigÃa al pueblo, adonde
también iba á pasar la noche mi improvisado guÃa, no pude menos de
preguntarle con alguna insistencia, por qué, aparte de las
dificultades que ofrecÃa el ascenso, era tan peligroso subir á la
cumbre por la senda que llamo de la tÃa Casca.
II
Las llamas rojas y azules se enroscaban chisporroteando á lo largo del
grueso tronco de encina que ardÃa en el ancho hogar; nuestras sombras,
que se proyectaban temblando sobre los ennegrecidos muros, se
empequeñecÃan ó tomaban formas gigantescas, según la hoguera despedÃa
resplandores más ó menos brillantes; el vaso de saúco, ora vacÃo, ora
lleno y no de agua, como cangilón de noria, habia dado tres veces la
vuelta en derredor del cÃrculo que formábamos junto al fuego, y todos
esperaban con impaciencia la historia de _La cruz del diablo_, que á
guisa de postres de la frugal cena que acabábamos de consumir, se nos
habÃa prometido, cuando nuestro guÃa tosió por dos veces, se echó al
coleto un último trago de vino, limpióse con el revés de la mano la
boca, y comenzó de este modo:
--Hace mucho tiempo, mucho tiempo, yo no sé cuánto, pero los moros
ocupaban aún la mayor parte de España, se llamaban condes[1] nuestros
reyes, y las villas y aldeas pertenecÃan en feudo á ciertos señores,
que á su vez prestaban homenaje á otros más poderosos, cuando acaeció
lo que voy á referir á ustedes.[2]
[Footnote 1: condes = 'counts,' 'earls.' The word conde comes from
the Latin _comes, comitem_, 'companion,' and during the Roman empire
in Spain was a title of honor granted to certain officers who had
jurisdiction over war and peace.
=guÃa=, _m.
=guÃa,= _m._, guide.
¿Cómo se llama el hombre que guÃa la locomotora?
16.--VIAJANDO EN BUEY
--Ya está listo su buey para subir a la Nevada, me dijo el guÃa.
4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y
longaminidad, ignorando que su benignidad te guÃa á arrepentimiento?
--He aquà vuestro alojamiento, exclamó el aposentador al divisarle y
dirigiéndose al capitán, que después que hubo mandado hacer alto á la
tropa, ecbó pie á tierra, tomó el farolillo de manos del guÃa, y se
dirigió hacia el punto que este le señalaba.
--He aquà vuestro alojamiento, exclamó el aposentador al divisarle y
dirigiéndose al capitán, que después que hubo mandado hacer alto á la
tropa, echó pie á tierra, tomó el farolillo de manos del guÃa, y se
dirigió hacia el punto que éste le señalaba.
_Por_ lo pronto, haremos el viaje _por_ poco
dinero; no será necesario hacer preparativos para la partida ni escribir
de antemano[8] cartas[9] o poner telegramas[10] a los hoteles para
retener habitaciones.[11]
--Tampoco será preciso consultar la guÃa de ferrocarriles para saber la
hora de salida y llegada de los trenes.
17 He aquÃ, tú tienes el sobrenombre de JudÃo, y estás reposado en la
ley, y te glorÃas en Dios,
18 Y sabes su voluntad, y apruebas lo mejor, instruÃdo por la ley;
19 Y confÃas que eres guÃa de los ciegos, luz de los que están en
tinieblas,
20 Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma
de la ciencia y de la verdad en la ley:
21 Tú pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á ti mismo?