¡Vea no más
como elige de la mejorcita!
En las dos cámaras se eligen cada dos
años una tercera parte de sus miembros.
Que en nuestra vida americana sobran asuntos de positivo interés, lo han
demostrado de antiguo, no sólo esas novelas o poemas románticos, hoy
célebres, que se llaman «MarÃa» y «Amalia,» y que se deben a la pluma de
dos poetas hondos y sinceros: Jorge Isaacs y José Mármol; lo demuestra
también, por otro concepto, ese modelo de sátira polÃtico-social que se
llama Blas Gil,[1] que sin desdeñar el sabor clásico del estilo, nos
dejó como reflejo de la vida colombiana el literato-presidente José
Manuel MarroquÃn.[2] En nuestros dÃas, es muy variado y extenso el
panorama de la novela en América, donde si bien es verdad que algunos
escritores como Enrique RodrÃguez Larreta, el discutido autor de «La
gloria de don Ramiro»,[3] eligen o prefieren temas exóticos, la mayorÃa
de los que al género novelesco se dedican ha sabido encontrar en el
marco de las costumbres nacionales asuntos múltiples que esperaban ser
explotados.
19 Si fuerais del mundo, el mundo amarÃa lo suyo; mas porque no sois del
mundo, antes yo os elegà del mundo, por eso os aborrece el mundo.
16 No me elegisteis vosotros á mÃ, mas yo os elegà á vosotros; y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que
todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.
16 No me elegisteis vosotros á mÃ, mas yo os elegà á vosotros; y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que
todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.
Para tomar el pulso al tonsurado ex-contrabandista y probarle la
paciencia, eligieron y diputaron los frailes al más atrevido, quien de
propósito cometió una falta leve, y reprendido por ella contestó al P.
Pasaron muchos trabajos en busca de un paraje
bastante apropiado, y al fin eligieron uno cuya tierra 10
parecÃa más fértil, y en el cual abundaban los manantiales
de agua pura y sabrosa.
18 No hablo de todos vosotros: yo sé los que he elegido: mas para que se
cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mà su calcañar.
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