--Fernando, dijo la hermosa entonces con una voz semejante á una
música: yo te amo más aún que tu me amas; yo, que desciendo hasta un
mortal, siendo un espÃritu puro.
ind._
=desciende= _3 sing.
La mayor parte de su población desciende de los españoles.
Y el ángel desciende del Cielo y le dice:
--¡Que tu deseo sea satisfecho!
Sobre cada forma todavÃa tiritante, el telón,
como un paño mortuorio, desciende con un ruido
de tempestad.
Hacia la duodécima
hora del cuadrante nocturno una luna más
nebulosa que las otras,--de una especie que las
hadas han probado ser la mejor,--desciende
hasta bajo el horizonte y pone su centro sobre
la corona de una eminencia de montañas, mientras
que su vasta circunferencia se esparce en
vestiduras flotantes sobre los caserÃos, sobre las
mismas mansiones distantes, sobre bosques
extraños, sobre la mar, sobre los espÃritus que
danzan, sobre cada cosa adormecida, y los sepulta
completamente en un laberinto de luz.
Desde el cielo sagrado, ningún rayo desciende
en la negra noche de esa ciudad; pero un resplandor
reflejado por la lÃvida mar, invade las
torres, brilla silenciosamente sobre las almenas,
a lo hondo y a lo largo, sobre las cúpulas, sobre
las cimas, sobre los palacios reales, sobre los
templos, sobre las murallas babilónicas, sobre
la soledad sombrÃa y desde largo tiempo abandonada,
de los macizos de hiedra esculpida y
de flores de piedra--sobre tanto y tanto templo
maravilloso en cuyos frisos contorneados se
entrelazan claveles, violetas y viñas.
Una criada toda azorada retira el capón en el plato de
su salsa; al pasar sobre mà hace una pequeña inclinación, y una lluvia
maléfica de grasa desciende, como el rocÃo sobre los prados, á dejar
eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el
aturdimiento de la criada no conocen término; retÃrase atolondrada sin
acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado, que traÃa
una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos
generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso
estruendo y confusión.--¡Por San Pedro!
=desciende,= _pres.
¿De dónde desciende la
mayor parte de la población?
49 El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
50
Y el ángel desciende del Cielo y le dice:
--¡Que tu deseo sea satisfecho!
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él
comiere, no muera.
* * * * *
Desde el terraplén que está ante el palacio [de Gelves], desciende
bruscamente el terreno algunas varas.
Los seres incorpóreos,
turba de magos, revolotean a través de la cámara
y hacen flotar las cortinas del dosel, tan
fantásticamente, tan tÃmidamente, por encima
de tu párpado cerrado y franjeado,--bajo el cual
se esconde tu alma adormecida--que sobre
el piso, al pie del muro, sus sombras se levantan
y descienden como una ronda de fantasmas.
51 Y dÃcele: De cierto, de cierto os digo: De aquà adelante veréis el
cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del
hombre.
(esto es, para traer abajo á Cristo:)
7 O, ¿quién descenderá al abismo?
32 Y Juan dió testimonio, diciendo: Vi al EspÃritu que descendÃa del
cielo como paloma, y reposó sobre él.
51 Y cuando ya él descendÃa, los siervos le salieron á recibir, y le
dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
4 Porque un ángel descendÃa á cierto tiempo al estanque, y revolvÃa el
agua; y el que primero descendÃa en el estanque después del movimiento del
agua, era sano de cualquier enfermedad que tuviese.
32 Y Juan dió testimonio, diciendo: Vi al EspÃritu que descendÃa del
cielo como paloma, y reposó sobre él.
51 Y cuando ya él descendÃa, los siervos le salieron á recibir, y le
dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
4 Porque un ángel descendÃa á cierto tiempo al estanque, y revolvÃa el
agua; y el que primero descendÃa en el estanque después del movimiento del
agua, era sano de cualquier enfermedad que tuviese.
ESTRELLAS FIJAS
(TO HELEN)
I
Te vi un punto;
era una noche de julio, noche tibia y perfumada,
noche diáfana,
de la Luna plena y lÃmpida,
lÃmpida como tu alma,
descendÃan
sobre el parque adormecido gráciles velos de plata;
ni una ráfaga
el infinito silencio
y la quietud perturbaban;
en el parque
evaporaban las rosas los perfumes de sus almas,
para que los recogieras
en aquella noche mágica;
para que tú lo aspiraras su último aliento exhalaban,
como en una muerte extática;
y era una selva encantada,
y era una noche de ensueños y claridades fantásticas!
41 Murmuraban entonces de él los JudÃos, porque habÃa dicho: Yo soy el
pan que descendà del cielo.
p._
=descendió= _3 sing.
Y el ángel descendió del Cielo, y le dijo:
--¡Que tu deseo sea satisfecho!
Entonces un ángel descendió del Cielo y le dijo:
--Que tu deseo sea satisfecho.
He ahÃ
porque (como cada uno lo sabe en ese reino
más allá de la mar) un soplo descendió desde
la noche de una nube, helando a mi Annabel
Lee.
Y esa fué la razón por la cual, hace ya bastante
tiempo, en ese reino más allá de la mar
un soplo descendió de una nube, y heló a mi
bella Annabel Lee; de suerte que sus padres
vinieron y se la llevaron lejos de mà para encerrarla
en un sepulcro, en ese reino más allá de
la mar.
Luego, poco á poco fué cesando el ruido y la animación; los vidrios de
colores de las altas ojivas del palacio dejaron de brillar; atravesó
por entre los apiñados grupos la última cabalgata; la gente del pueblo
á su vez comenzó á dispersarse en todas direcciones, perdiéndose entre
las sombras del enmarañado laberinto de calles obscuras, estrechas y
torcidas,[1] y ya no turbaba el profundo silencio de la noche más que
el grito lejano de vela de algún guerrero, el rumor de los pasos de
algún curioso que se retiraba el último, ó el ruido que producÃan las
aldabas de algunas puertas al cerrarse, cuando en lo alto de la
escalinata que conducÃa á la plataforma del palacio apareció un
caballero, el cual, después de tender la vista por todos lados como
buscando á alguien que debÃa esperarle, descendió lentamente hasta la
cuesta del alcázar, por la que se dirigie hacia el Zocodover.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al
mundo.
13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del
hombre, que está en el cielo.
12 Después de esto descendió á Capernaum, él, y su madre, y hermanos, y
discÃpulos; y estuvieron allà no muchos dÃas.
58 Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres
comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente.
9 Y como descendieron á tierra, vieron ascuas puestas, y un pez encima
de ellas, y pan.
16 Y como se hizo tarde, descendieron sus discÃpulos á la mar;
17 Y entrando en un barco, venÃan de la otra parte de la mar hacia
Capernaum.
¿cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, mas la
voluntad del que me envió.
51 Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de
este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo
daré por la vida del mundo.
7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el
estanque cuando el agua fuere revuelta; porque entre tanto que yo vengo, otro
antes de mà ha descendido.
El
sol habÃa descendido por detrás del monte, y se habÃa ocultado entre los
olivos....
Antojábaseme al verla tan diáfana y luminosa que no era una criatura
terrenal, sino un espÃritu que, revistiendo por un instante la forma
humana, habÃa descendido en el rayo de la luna, dejando en el aire y en
pos de sà la azulada estela que desde el alto ajimez bajaba
verticalmente hasta el pie del opuesto muro, rompiendo la obscura sombra
de aquel recinto lóbrego y misterioso.
Antojábaseme al verla tan diáfana y luminosa que no era una criatura
terrenal, sino un espÃritu que, revistiendo por un instante la forma
humana, habÃa descendido en el rayo de la luna, dejando en el aire y
en pos de sà la azulada estela que desde el alto ajimez bajaba
verticalmente hasta el pie del opuesto muro, rompiendo la obscura
sombra de aquel recinto lóbrego y misterioso.
El
sol habÃa descendido por detrás del monte, y se habÃa ocultado entre los
olivos....
Antojábaseme al verla tan diáfana y luminosa que no era una criatura
terrenal, sino un espÃritu que, revistiendo por un instante la forma
humana, habÃa descendido en el rayo de la luna, dejando en el aire y en
pos de sà la azulada estela que desde el alto ajimez bajaba
verticalmente hasta el pie del opuesto muro, rompiendo la obscura sombra
de aquel recinto lóbrego y misterioso.
Antojábaseme al verla tan diáfana y luminosa que no era una criatura
terrenal, sino un espÃritu que, revistiendo por un instante la forma
humana, habÃa descendido en el rayo de la luna, dejando en el aire y
en pos de sà la azulada estela que desde el alto ajimez bajaba
verticalmente hasta el pie del opuesto muro, rompiendo la obscura
sombra de aquel recinto lóbrego y misterioso.
La catedral estaba llena de estatuas, estatuas que, vestidas con luengos
y no vistos ropajes, habÃan descendido de sus huecos, y ocupaban todo el
ámbito de la iglesia, y le miraban con sus ojos sin pupila.
La catedral estaba llena de estatuas, estatuas que, vestidas con
luengos y no vistos ropajes, habÃan descendido de sus huecos, y
ocupaban todo el ámbito de la iglesia, y le miraban con sus ojos sin
pupila.
El
viajero que descienda a las playas cubanas y visite las poblaciones y
las campiñas, asà como el que hoy, después de treinta años de ausencia,
se admira de cómo camina esta tierra privilegiada, envidiará no haber
nacido bajo sus ceibas y sus palmas.
El
viajero que descienda a las playas cubanas y visite las poblaciones y
las campiñas, asà como el que hoy, después de treinta años de ausencia,
se admira de cómo camina esta tierra privilegiada, envidiará no haber
nacido bajo sus ceibas y sus palmas.
ind._
=desciende= _3 sing.
La mayor parte de su población desciende de los españoles.
Y el ángel desciende del Cielo y le dice:
--¡Que tu deseo sea satisfecho!
Sobre cada forma todavÃa tiritante, el telón,
como un paño mortuorio, desciende con un ruido
de tempestad.
Hacia la duodécima
hora del cuadrante nocturno una luna más
nebulosa que las otras,--de una especie que las
hadas han probado ser la mejor,--desciende
hasta bajo el horizonte y pone su centro sobre
la corona de una eminencia de montañas, mientras
que su vasta circunferencia se esparce en
vestiduras flotantes sobre los caserÃos, sobre las
mismas mansiones distantes, sobre bosques
extraños, sobre la mar, sobre los espÃritus que
danzan, sobre cada cosa adormecida, y los sepulta
completamente en un laberinto de luz.
Desde el cielo sagrado, ningún rayo desciende
en la negra noche de esa ciudad; pero un resplandor
reflejado por la lÃvida mar, invade las
torres, brilla silenciosamente sobre las almenas,
a lo hondo y a lo largo, sobre las cúpulas, sobre
las cimas, sobre los palacios reales, sobre los
templos, sobre las murallas babilónicas, sobre
la soledad sombrÃa y desde largo tiempo abandonada,
de los macizos de hiedra esculpida y
de flores de piedra--sobre tanto y tanto templo
maravilloso en cuyos frisos contorneados se
entrelazan claveles, violetas y viñas.
Una criada toda azorada retira el capón en el plato de
su salsa; al pasar sobre mà hace una pequeña inclinación, y una lluvia
maléfica de grasa desciende, como el rocÃo sobre los prados, á dejar
eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el
aturdimiento de la criada no conocen término; retÃrase atolondrada sin
acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado, que traÃa
una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos
generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso
estruendo y confusión.--¡Por San Pedro!
=desciende,= _pres.
¿De dónde desciende la
mayor parte de la población?
49 El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
50
Y el ángel desciende del Cielo y le dice:
--¡Que tu deseo sea satisfecho!
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él
comiere, no muera.
* * * * *
Desde el terraplén que está ante el palacio [de Gelves], desciende
bruscamente el terreno algunas varas.
El
viajero que descienda a las playas cubanas y visite las poblaciones y
las campiñas, asà como el que hoy, después de treinta años de ausencia,
se admira de cómo camina esta tierra privilegiada, envidiará no haber
nacido bajo sus ceibas y sus palmas.
It is related of him that he
was one day at prayer in his fields, when angels descended from heaven
and drove the plow, finishing his plowing for him.
When the
mind of the poet descended to this world, he had to struggle with so
much poverty, he saw himself engulfed and swallowed up by so many
trials, and he was obliged to busy himself with such prosaic matters
of mean and commonplace bread-winning, that he did not seek, nor would
he have found had he sought them, those elegant and semi-divine women
that made of him now a Romeo, now a MacÃas, now an Othello, and now a
Pen-arch....