dejar (dejando)

Presente

English
I leave, am leaving
yo
dejo
dejas
Ud./él/ella
deja
nosotros, -as
dejamos
vosotros, -as
dejáis
Uds./ellos/ellas
dejan

Futuro

English
I will leave
yo
dejaré
dejarás
Ud./él/ella
dejará
nosotros, -as
dejaremos
vosotros, -as
dejaréis
Uds./ellos/ellas
dejarán

Imperfecto

English
I was leaving, used to leave, left
yo
dejaba
dejabas
Ud./él/ella
dejaba
nosotros, -as
dejábamos
vosotros, -as
dejabais
Uds./ellos/ellas
dejaban

Pretérito

English
I left
yo
dejé
dejaste
Ud./él/ella
dejó
nosotros, -as
dejamos
vosotros, -as
dejasteis
Uds./ellos/ellas
dejaron

Condicional

English
I would leave
yo
dejaría
dejarías
Ud./él/ella
dejaría
nosotros, -as
dejaríamos
vosotros, -as
dejaríais
Uds./ellos/ellas
dejarían

Presente perfecto

English
I have left
yo
he dejado
has dejado
Ud./él/ella
ha dejado
nosotros, -as
hemos dejado
vosotros, -as
habéis dejado
Uds./ellos/ellas
han dejado

Futuro perfecto

English
I will have left
yo
habré dejado
habrás dejado
Ud./él/ella
habrá dejado
nosotros, -as
habremos dejado
vosotros, -as
habréis dejado
Uds./ellos/ellas
habrán dejado

Pluscuamperfecto

English
I had left
yo
había dejado
habías dejado
Ud./él/ella
había dejado
nosotros, -as
habíamos dejado
vosotros, -as
habíais dejado
Uds./ellos/ellas
habían dejado

Pretérito anterior

English
I had left
yo
hube dejado
hubiste dejado
Ud./él/ella
hubo dejado
nosotros, -as
hubimos dejado
vosotros, -as
hubisteis dejado
Uds./ellos/ellas
hubieron dejado

Condicional perfecto

English
I would have left
yo
habría dejado
habrías dejado
Ud./él/ella
habría dejado
nosotros, -as
habríamos dejado
vosotros, -as
habríais dejado
Uds./ellos/ellas
habrían dejado

Presente

English
I leave, am leaving
yo
deje
dejes
Ud./él/ella
deje
nosotros, -as
dejemos
vosotros, -as
dejéis
Uds./ellos/ellas
dejen

Imperfecto

English
I left, was leaving
yo
dejara
dejaras
Ud./él/ella
dejara
nosotros, -as
dejáramos
vosotros, -as
dejarais
Uds./ellos/ellas
dejaran

Futuro

English
I will leave
yo
dejare
dejares
Ud./él/ella
dejare
nosotros, -as
dejáremos
vosotros, -as
dejareis
Uds./ellos/ellas
dejaren

Presente perfecto

English
I have left, left
yo
haya dejado
hayas dejado
Ud./él/ella
haya dejado
nosotros, -as
hayamos dejado
vosotros, -as
hayáis dejado
Uds./ellos/ellas
hayan dejado

Futuro perfecto

English
I will have left
yo
hubiere dejado
hubieres dejado
Ud./él/ella
hubiere dejado
nosotros, -as
hubiéremos dejado
vosotros, -as
hubiereis dejado
Uds./ellos/ellas
hubieren dejado

Pluscuamperfecto

English
I had left
yo
hubiera dejado
hubieras dejado
Ud./él/ella
hubiera dejado
nosotros, -as
hubiéramos dejado
vosotros, -as
hubierais dejado
Uds./ellos/ellas
hubieran dejado

Afirmativo

English
Leave!
yo
deja
Ud./él/ella
deje
nosotros, -as
vosotros, -as
dejad
Uds./ellos/ellas
dejen

Negativo

English
Don't leave!
yo
no dejes
Ud./él/ella
no deje
nosotros, -as
vosotros, -as
no dejéis
Uds./ellos/ellas
no dejen

Estas criaturas se vienen ahora mesmo conmigo, y se las dejo á mi madre al tiempo de bajar.
Y ahora que os dejo, permitidme por lo menos confesar esto: no os agraviéis, vos que estimáis que mis días han sido un ensueño.
En cuanto a Mamerto no dejaba de tener unas dudillas, porque se acordó de que éste durante la vida había dicho más de una vez:--Por una corrida de toros dejo yo la gloria eterna.
El agua, que[166] se saca del aljibe diariamente por medio de[167] un balde suspendido de una roldana por una cadena, es notablemente límpida y pura por lo que[168] puede beberse de ella sin peligro y su sabor carece del dejo especial de ciertas aguas de fuente.
Como dejo dicho, nada se oía en derredor del castillo, excepto el eco de las blasfemias, que palpitaban, perdidas en el sombrío seno de la noche, como palpitan las almas de los condenados envueltas en los pliegues del huracán de los infiernos.[1] [Footnote 1: huracán de los infiernos.
Abrí los ojos según dejo dicho: me incorporé con sumo cuidado, y poniendo atención á aquel confuso murmullo que cada vez sonaba más próximo, oí en las ráfagas del aire, como gritos y cantares extraños, carcajadas y tres ó cuatro voces distintas que hablaban entre sí con un ruido y una algarabía semejante al de las muchachas del lugar, cuando riendo y bromeando por el camino, vuelven en bandadas de la fuente con sus cántaros á la cabeza.
dejar, to leave, let, allow, cease, leave off, abandon, fail; Como dejo dicho, as I have said; según dejamos dicho, as we have said; -- entrever, to show slightly; -- escapar, to utter; -- lugar, to give place; -- paso, to let pass, make way; no -- titers con cabeza, to destroy everything, put everything in disorder; -- se ver, to appear, show oneself; -- la vida, to die; déjase de decir, fails to be said, is not said, is left unsaid; -- se sentir, to make itself felt.
Cuando después de escuchar las palabras que dejo referidas, me incorporé con prontitud para sorprender á la persona que las había pronunciado, una corza blanca como la nieve salió de entre las mismas matas en donde yo estaba oculto, y dando unos saltos enormes por cima de los carrascales y los lentiscos, se alejó seguida de una tropa de corzas de su color natural, y así estas como la blanca que las iba guiando, no arrojaban bramidos al huir, sino que se reían con unas carcajadas, cuyo eco juraría que aún me está soñando en los oídos en este momento.
=dejo=, _m._, a lingering taste after eating or drinking.
27 La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo [la] da, yo os [la] doy.
28 Salí del Padre, y he venido al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.
--Soy el zorro--dijo el animalejo,--y valgo tanto como el hombre por mi travesura; entro en sus corrales y me como sus gallinas, y él sólo aprovecha las que yo le dejo.
118, note 1.] Como dejo dicho, así en la plaza Mayor, como en las calles por donde el prisionero debía atravesar para dirigirse al punto en que sus jueces se encontraban, la impaciente multitud hervía como un apiñado enjambre de abejas.
of_ =dejar= =dejar= to let, allow =dejas= _2 sing.
Ahora comprendo que mi noble Tony me avisaba, me decía: «Vuelve atrás; te dejas tu dinero.» Y yo, miserable, estúpido, imbécil, he pagado su lealtad dándole la muerte.
Pablo había sacado el gato, dejándolo junto á las piedras, y en el calor de la disputa, y viendo la terquedad y mala fe de su contrincante, exclamó:--Conste que, si no cerramos el trato, es por culpa vuestra; porque ya sabéis que convinimos que la entrega de las ovejas se haría en el prado de Villaverde, y allí se contarían las cabezas, pagando las que resultaran en perfecto estado de salud.--Pues no puede hacerse el trato más que aquí,--añadió el ganadero;--si no te conviene, lo dejas.--Quédate con tu ganado y yo con mi dinero, repuso Pablo....
165 --Si me dejas dormir en el cuarto del príncipe, te daré la gallina.
[25.10] =más que aquí=, 'anywhere else than right here.' [25.11] =lo dejas=, 'you may leave it alone.' The pres.
¡Ves que la pieza está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya á morir en el fondo del bosque!
--Yo--replica con mucha calma la vieja;--yo que los he recogido muchas veces en mi casa, porque tú los dejas desnudos y abandonaos en la calle cuando te vas á hacer de las tuyas de taberna en taberna...
of_ =dejar=; =se deja quemar= lets itself be burned =dejan= _3 pl.
of_ =declarar= =dedo= _m._ finger =deforme= deformed =deja= _3 sing.
Baja en un vuelo, y deja eso, que es de la tierra y en la tierra debe quedar.
de tu horrenda falsedad en memoria, ni una pluma dejes, negra, ¡El busto deja!
Dormida,[2] los extremos de tu boca Pliega sonrisa leve,[3] Suave como el rastro luminoso Que deja un sol que muere...
El catalán, aunque sea muy viril, deja mucho que desear[259] en belleza, y no puede compararse con la riqueza y dulzura del castellano.
p._); =--(se) de,= to leave off, cease, fail, not to; =-- atrás,= to surpass; =-- en blanco,= to omit; =-- paso,= to allow to pass; =¡deja, no más!= never mind!
Junto a uno de los lados de la entrada hay un tabique, el cual deja en el fondo del edificio una abertura que comunica con el aposento en que hace el nido la pareja.
Para ir á Arcos se deja á la izquierda el muerto castillo, en cuyo recinto se mueven, como en un esqueleto hormigas, los trabajadores, con los aperos de un pacífico cortijo.
Y deja caer los bultos sobre el almohadón del coche; después se quita las botas, abre el saco de noche, saca unas babuchas que parecen dos orejas de elefante y se las calza con la mayor tranquilidad murmurando: --¿Ve V.
Después que la cosecha se recoje y se seca, cuesta poco trabajo conducirla a lomo de mula por los senderos menos transitables en apariencia.[14] --¿Y qué beneficio deja el negocio ése?[15] --Considerable; pues debe Ud.
todo ese vasto desierto de cristal; ninguna ola indica que los vientos puedan existir sobre otros mares lejanos y más felices; ninguna ola, ninguna ola deja suponer que han existido vientos sobre mares menos horrorosamente serenos.
San Martín se retempla y prolonga en él sus días por la resignación magnánima y la digna espera en la justicia futura; mientras que Bolívar, a semejanza del gran desventurado de la fábula, se deja devorar las entrañas por el buitre de la desesperación.
Pero si Padre Dios nos deja bajar y andar por las casas, es á condición de que no hemos de coger nada, y tú has afanado eso.» Celinina no se hacía cargo de estas poderosas razones, y apretando más contra su pecho los dos animales, repitió: «Pa mí, pa mí.
En los días subsiguientes, la ciudad santa de Guadalupe que, como todas las ciudades santas y focos de[5] devoción, es un lugarejo triste y desolado, no presenta de notable más que el inmenso basurero en que la deja convertida la devoción de los fieles mejicanos.
De estos hombres, algunos lloraban sentados; otros permanecían de pie, pálidos, inmóviles, con el sello terrible que deja un dolor profundo sobre un organismo fuerte y varonil; otros, fingiendo tranquilidad, trataban de ocultar con una sonrisa violenta el llanto que asomaba á sus ojos.
La reputación no le viene, sino muy tarde, cuando ya las fatigas del estudio, la lucha por la vida y las torturas de las pasiones han alterado su fisonomía primitiva; apenas deja sino una máscara usada, marchita, donde cada dolor ha puesto por estigma una magulladura o una arruga.» Desde niño, Poe «prometía una gran belleza.» Sus compañeros de colegio hablan de su agilidad y robustez.
Tiene el más completo desprecio por los dormilones, así es que de los que duermen siesta antes del medio día, dice «duermen la siesta del burro»[31] y cuando quiere satirizar a alguno que ha sido desgraciado en la guerra, dice que «lo agarraron durmiendo.» El poncho, muy superior a la capa española por la facilidad en cubrirse con él, y la desenvoltura en que deja los movimientos; el _chiripá_ que aventaja al pantalón para el hombre que está todo el día a caballo, la bota de potro, fabricada por él mismo con un cuero de ese animal y cómodamente dispuesta para no estrecharle; el pañuelo del cuello que sirve de adorno y además de filtro para tomar agua en los arroyos y cañadas, por cuya razón siempre es de seda; el lazo, las boleadoras y el _facón_, que sirven para defenderse del hombre y de los enemigos; el recado con todas sus _pilchas_[32] que constituyen la silla y la cama del viajero, hacen que el gaucho, así vestido y pertrechado, lleve consigo a donde quiera que vaya, sus menesteres, su casa y su fortuna.
--Me deja Ud.
--¿Y me deja V.
¿Quién deja de llamar?
15 ¿Qué es lo que se deja quemar por guardar un secreto?--El lacre.
--Si su Reverencia no me deja hablar, no lo sabrá nunca, respondió el P.
--Este cuidado se deja, por lo general, a cargo de los procuradores, que representan a las partes.
¿Y ríe y llora y aborrece y ama, Y guarda un rastro del dolor y el gozo, Semejante al que deja cuando cruza El cielo un meteoro?
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye, y el lobo las arrebata, y esparce las ovejas.
265 _No debemos detenernos en cuestiones frívolas, olvidando el asunto principal._ LA ABEJA Y EL CUCLILLO Saliendo del colmenar, Dijo al cuclillo la abeja; 270 "Calla, porque no me deja Tu ingrata voz trabajar.
En cambio, volviendo al Paraná, que dejamos en Corrientes, vea Ud.
Como era de esperar, entre los oficiales que, según tenían de costumbre, acudieron al día siguiente á tomar el sol y á charlar un rato en el Zocodover, no se hizo platillo de otra cosa que de la llegada de los dragones, cuyo jefe dejamos en el anterior capítulo durmiendo á pierna suelta y descansando de las fatigas de su viaje.
dejar, to leave, let, allow, cease, leave off, abandon, fail; Como dejo dicho, as I have said; según dejamos dicho, as we have said; -- entrever, to show slightly; -- escapar, to utter; -- lugar, to give place; -- paso, to let pass, make way; no -- titers con cabeza, to destroy everything, put everything in disorder; -- se ver, to appear, show oneself; -- la vida, to die; déjase de decir, fails to be said, is not said, is left unsaid; -- se sentir, to make itself felt.
Según dejamos dicho, la iglesia estaba completamente desmantelada; en el altar mayor pendían aún de las altas cornisas los rotos jirones del velo con que le habían cubierto los religiosos al abandonar aquel recinto; diseminados por las naves veíanse algunos retablos adosados al muro, sin imágenes en las hornacinas; en el coro se dibujaban con un ribete de luz los extraños perfiles de la obscura sillería de alerce; en el pavimento, destrozado en varios puntos, distinguíanse aún anchas losas sepulcrales llenas de timbres, escudos y largas inscripciones góticas; y allá á lo lejos, en el fondo de las silenciosas capillas y á lo largo del crucero, se destacaban confusamente entre la obscuridad, semejantes á blancos é inmóviles fantasmas, las estatuas de piedra que, unas tendidas, otras de hinojos sobre el mármol de sus tumbas, parecían ser los únicos habitantes del ruinoso edificio.
Según dejamos dicho, la iglesia estaba completamente desmantelada; en el altar mayor pendían aún de las alias cornisas los rotos jirones del velo con que le habían cubierto los religiosos al abandonar aquel recinto; diseminados por las naves veianse algunos retablos adosados al muro, sin imágenes en las hornacinas; en el coro se 'dibujaban con un ribete de luz los extraños perfiles de la obscura sillería de alerce; en el pavimento, destrozado en varies puntos, distinguíanse aún anchas losas sepulcrales llenas de timbres, escudos y largas inscripciones góticas; y allá á lo lejos, en el fondo de las silenciosas capillas y á lo largo del crucero, se destacaban confusamente entre la obscuridad, semejantes á blancos é inmóviles fantasmas, las estatuas de piedra que, unas tendidas, otras de hinojos sobre el mármol de sus tumbas, parecían ser los únicos habitantes del ruinoso edificio.
48 Si le dejamos así, todos creerán en él: y vendrán los Romanos, y quitarán nuestro lugar y la nación.
66, note 1.] Como era de esperar, entre los oficiales que, según tenían de costumbre, acudieron al día siguiente á tomar el sol y á charlar un rato en el Zocodover, no se hizo platillo de otra cosa que de la llegada de los dragones, cuyo jefe dejamos en el anterior capítulo durmiendo á pierna suelta y descansando de las fatigas de su viaje.
Á ver si me dejáis paso.
Aún no ban comenzado, cuando lo dejan.
VARIANT: =Buscado por.= [6] =no dejan de,= _are not without_.
of_ =dejar=; =se deja quemar= lets itself be burned =dejan= _3 pl.
porque es humilde como las piedras de la calle, que se dejan pisar de todo el mundo....
No dejan de figurar actores y actrices de nota[6] en los repartos de tales espectáculos.
Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo.
A través de los espacios y los tiempos marcan, marcan mi sendero, y no me dejan cual me dejó la esperanza.
De todas las partes del carnero la más desdeñada es la pierna y en realidad no dejan de[6] tener razón para ello.
deberá enviar un agente que sea capaz de apreciar otros elementos fuera de los que se refieren a la utilidad que dejan las ventas.
Los cuadros que hay en las paredes pueden ser al óleo, al pastel o acuarelas, aunque no dejan de[115] verse algunos[116] al carbón, sobre todo si son[117] retratos.
Pero cuando las hadas que se han refugiado bajo esa luna de la que se han servido, por así decirlo, como de una tienda, la dejan, no pueden jamás volver a encontrar abrigo.
El monte que ocupa el centro se confundiría con un pedazo de los Pirineos, y sus lindas casitas, más pequeñas que las figuras, y sus árboles figurados con ramitas de evónimus, dejan atrás á la misma Naturaleza.
Los frailes son hombres, y es muy cándido el creer que al encajarse los hábitos y entrar en la clausura dejan á la puerta su carácter, instintos y pasiones, transformándose de repente en ángeles ó cosa parecida.
[115] =aunque no dejan de=.
¿Hay nada más ridículo que estas gentes que quieren pasar por finas en medio de la más crasa ignorancia de los usos sociales, que para obsequiarle le obligan á usted á comer y beber por fuerza y no le dejan medio de hacer su gusto?
10, note 1.] --Por una parte vuestras continuas excursiones, y por otra el dale que le das de los cazadores furtivos, que ya con trampa ó con ballesta no dejan res á vida en veinte jornadas al contorno, habían no hace mucho agotado la caza en estos montes, hasta el extremo de no encontrarse un venado en ellos ni por un ojo de la cara.
18 No os dejaré huérfanos: vendré á vosotros.
ganancias no dejará....= Note use of _no_ in expressing an affirmative conjecture.
Si queréis, yo tocaré el órgano en su ausencia; que ni maese Pérez es el primer organista del mundo, ni á su muerte dejará de usarse este instrumento por falta de inteligente....
¡Qué[18] crecidas ganancias no dejará[19] ese negocio si se le practica con tino y economía!
--Es el caso, padre, que no podría responderle; pero tengo fe en que no me dejará ir desconsolado.
32 He aquí, la hora viene, y ha venido, que seréis esparcidos cada uno por su parte, y me dejaréis solo: mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Ahora, te visitan pensamientos que no ahuyentarás jamás; ahora surgen ante ti visiones que no se desvanecerán jamás; jamás ellas dejarán tu espíritu, pero se fijarán como gotas de rocío sobre la hierba.
Abierto el testamento del marqués, se vió que dejaba por heredero al pastor de Fuencar.
Porque bajo su ala llevaba una oscura mezcla y mientras volaba, dejaba caer una esencia todopoderosa para consumir un alma que tan bien la conocía.
En cuanto cerrábamos la puerta del portal, cerraba ella la del piso y nos dejaba casi en tinieblas; porque la luz que entraba de la calle era escasísima.
Cuando conoció ella que pronto debía abandonar a su marido y a su hija, se puso muy triste, afligiéndose por los que dejaba en la tierra y sobre todo por la niña.
En cuanto a Mamerto no dejaba de tener unas dudillas, porque se acordó de que éste durante la vida había dicho más de una vez:--Por una corrida de toros dejo yo la gloria eterna.
Y penetró en la humildísima celda un individuo algo mal vestido a quien acongojaban pobrezas; pero en cuyo rostro se dejaba adivinar la proverbial honradez del castellano viejo.
Cuando alguna vez era montado el moro por algún otro ranchero, se mostraba tan mañoso y testarudo que ponía en peligro la vida del valiente, y le dejaba desganado para volver a cabalgarlo.
Dos años dejé de ir a los Sauces, y cuando ya bachiller en humanidades me lo permitieron mis padres, avisé a mi amigo con un telegrama que en el tren espreso de la mañana dejaba a Santiago.
Ahorcaba á sus pecheros, se batía con sus iguales, perseguía á las doncellas, daba de palos á los monjes, y en sus blasfemias y juramentos ni dejaba Santo en paz ni cosa sagrada que no maldijese.
Y así debía ser, porque el niño dejaba de ser judío para convertirse en cristiano.[6] Se le borraba el pecado original[7] con un poco de agua, sal y aceite, como si se tratara de preparar una lechuga.
Lo doblaba hasta convertirlo en un arco, me azotaba los pantalones, lo blandía á guisa de florete, tocaba con él en la espalda de los tertulios para preguntarles cualquier cosa, lo dejaba caer al suelo.
Santiago no dejaba de moverse, dictando las órdenes oportunas, acercándose á cada instante al ciego para preguntarle con ansiedad: --¿Cómo te encuentras ahora, Juan?--¿Estás bien?--¿Quieres otro vino?--¿Necesitas más ropa?
El viento, agitando los frondosos pabellones de verdura que derramaban en torno su flotante sombra, dejaba penetrar á intervalos un furtivo rayo de luz, que brillaba como un relámpago de plata sobre la superficie de las aguas inmóviles y profundas.
Al domingo siguiente volvió á hablarle al cura, más asustada, más acongojada aún, y le dijo que el guarda la perseguía y hostigaba con su amor, de manera que no la dejaba vivir,{89-2} y hasta había llegado á amenazarla, si se mantenía en no darle oídos.
La luna se dejaba ver á intervalos por entre los jirones de las nubes que volaban en derredor nuestro, rozando casi con la tierra, y las campanas de Trasmoz[1] dejaban oir lentamente el toque de oraciones, como el final de la horrible historia que me acababan de referir.
Alto, moreno, ancho de pecho, rígido como un sable, su espesa cabellera negra caía, aún en su edad madura, en enérgicas guedejas sobre su frente atezada, según se dejaba ver en un retrato casi juvenil, que de él se conservaba en la sala del gobierno[2] de la antigua Mendoza.
Y así seguía el juego por largo rato, ellos aguantando un diluvio de agua que los dejaba ensopados, y ellas recibiendo los huevos de cera, que se estrellaban en sus manos, perfumándolas con esquisitas esencias, no sin que[12] de vez en cuando se oyese a alguna gritar: --¡Puf!
En cuanto al 10 pobre sacristán, no sabía lo que le pasaba,[252] y sin atreverse a decir esta boca es mía, no hacia otra cosa que toser y limpiarse el sudor de la cara, con su pañuelo, el cual guardó y volvió a sacar una y cien veces, atacado por la tos, que no le dejaba principiar.
Celinina, en sus ratos de mejoría, no dejaba de la boca el tema de la Pascua; y como sus primitos, que iban á acompañarla, eran de más edad y sabían cuanto hay que saber en punto á regalos y nacimientos, se alborotaba más la fantasía de la pobre niña oyéndoles, y más se encendían sus afanes de poseer golosinas y juguetes.
Mientras el niño vivió, ningún cuidado faltó á la humilde planta: él le daba todo lo que la angosta ventana dejaba pasar de aire y de luz: y cada noche la regaba, despidiéndose de ella con dulces palabras como de una amiga; y la florecita azul se llenó de hojas, y fué un hermoso adorno para el pobre tiestecillo donde la habían plantado.
Este descubrimiento no dejaba de inquietarla algo, sobre todo teniendo en cuenta las ruidosas carcajadas que la noche anterior había creído percibir á lo lejos y en uno de los ángulos de la plaza, cuando cerraba el balcón y despedia á su amante; pero al mirar aparecer entre las filas de los combatientes, que pasaban por debajo del estrado lanzando chispas de fuego de sus brillantes armaduras, y envueltos en una nube de polvo, los pendones reunidos de las casas de Carrillo y Sandoval; al ver la significativa sonrisa que al saludar á la reina le dirigieron los dos antiguos rivales que cabalgaban juntos, todo lo adivinó, y la púrpura de la vergüenza enrojeció su frente, y brilló en sus ojos una lágrima de despecho.
=dejar=, to let; leave, fail, forsake; =no dejaba de tener=, could not help =having.
Abierto el testamento del marqués, se vió que dejaba por heredero al pastor de Fuencar.
Porque bajo su ala llevaba una oscura mezcla y mientras volaba, dejaba caer una esencia todopoderosa para consumir un alma que tan bien la conocía.
En cuanto cerrábamos la puerta del portal, cerraba ella la del piso y nos dejaba casi en tinieblas; porque la luz que entraba de la calle era escasísima.
Cuando conoció ella que pronto debía abandonar a su marido y a su hija, se puso muy triste, afligiéndose por los que dejaba en la tierra y sobre todo por la niña.
En cuanto a Mamerto no dejaba de tener unas dudillas, porque se acordó de que éste durante la vida había dicho más de una vez:--Por una corrida de toros dejo yo la gloria eterna.
Y penetró en la humildísima celda un individuo algo mal vestido a quien acongojaban pobrezas; pero en cuyo rostro se dejaba adivinar la proverbial honradez del castellano viejo.
Cuando alguna vez era montado el moro por algún otro ranchero, se mostraba tan mañoso y testarudo que ponía en peligro la vida del valiente, y le dejaba desganado para volver a cabalgarlo.
Dos años dejé de ir a los Sauces, y cuando ya bachiller en humanidades me lo permitieron mis padres, avisé a mi amigo con un telegrama que en el tren espreso de la mañana dejaba a Santiago.
Ahorcaba á sus pecheros, se batía con sus iguales, perseguía á las doncellas, daba de palos á los monjes, y en sus blasfemias y juramentos ni dejaba Santo en paz ni cosa sagrada que no maldijese.
Y así debía ser, porque el niño dejaba de ser judío para convertirse en cristiano.[6] Se le borraba el pecado original[7] con un poco de agua, sal y aceite, como si se tratara de preparar una lechuga.
Lo doblaba hasta convertirlo en un arco, me azotaba los pantalones, lo blandía á guisa de florete, tocaba con él en la espalda de los tertulios para preguntarles cualquier cosa, lo dejaba caer al suelo.
Santiago no dejaba de moverse, dictando las órdenes oportunas, acercándose á cada instante al ciego para preguntarle con ansiedad: --¿Cómo te encuentras ahora, Juan?--¿Estás bien?--¿Quieres otro vino?--¿Necesitas más ropa?
El viento, agitando los frondosos pabellones de verdura que derramaban en torno su flotante sombra, dejaba penetrar á intervalos un furtivo rayo de luz, que brillaba como un relámpago de plata sobre la superficie de las aguas inmóviles y profundas.
Al domingo siguiente volvió á hablarle al cura, más asustada, más acongojada aún, y le dijo que el guarda la perseguía y hostigaba con su amor, de manera que no la dejaba vivir,{89-2} y hasta había llegado á amenazarla, si se mantenía en no darle oídos.
La luna se dejaba ver á intervalos por entre los jirones de las nubes que volaban en derredor nuestro, rozando casi con la tierra, y las campanas de Trasmoz[1] dejaban oir lentamente el toque de oraciones, como el final de la horrible historia que me acababan de referir.
Alto, moreno, ancho de pecho, rígido como un sable, su espesa cabellera negra caía, aún en su edad madura, en enérgicas guedejas sobre su frente atezada, según se dejaba ver en un retrato casi juvenil, que de él se conservaba en la sala del gobierno[2] de la antigua Mendoza.
Y así seguía el juego por largo rato, ellos aguantando un diluvio de agua que los dejaba ensopados, y ellas recibiendo los huevos de cera, que se estrellaban en sus manos, perfumándolas con esquisitas esencias, no sin que[12] de vez en cuando se oyese a alguna gritar: --¡Puf!
En cuanto al 10 pobre sacristán, no sabía lo que le pasaba,[252] y sin atreverse a decir esta boca es mía, no hacia otra cosa que toser y limpiarse el sudor de la cara, con su pañuelo, el cual guardó y volvió a sacar una y cien veces, atacado por la tos, que no le dejaba principiar.
Celinina, en sus ratos de mejoría, no dejaba de la boca el tema de la Pascua; y como sus primitos, que iban á acompañarla, eran de más edad y sabían cuanto hay que saber en punto á regalos y nacimientos, se alborotaba más la fantasía de la pobre niña oyéndoles, y más se encendían sus afanes de poseer golosinas y juguetes.
Mientras el niño vivió, ningún cuidado faltó á la humilde planta: él le daba todo lo que la angosta ventana dejaba pasar de aire y de luz: y cada noche la regaba, despidiéndose de ella con dulces palabras como de una amiga; y la florecita azul se llenó de hojas, y fué un hermoso adorno para el pobre tiestecillo donde la habían plantado.
Este descubrimiento no dejaba de inquietarla algo, sobre todo teniendo en cuenta las ruidosas carcajadas que la noche anterior había creído percibir á lo lejos y en uno de los ángulos de la plaza, cuando cerraba el balcón y despedia á su amante; pero al mirar aparecer entre las filas de los combatientes, que pasaban por debajo del estrado lanzando chispas de fuego de sus brillantes armaduras, y envueltos en una nube de polvo, los pendones reunidos de las casas de Carrillo y Sandoval; al ver la significativa sonrisa que al saludar á la reina le dirigieron los dos antiguos rivales que cabalgaban juntos, todo lo adivinó, y la púrpura de la vergüenza enrojeció su frente, y brilló en sus ojos una lágrima de despecho.
=dejar=, to let; leave, fail, forsake; =no dejaba de tener=, could not help =having.
Los faroles se habían puesto el gorro blanco de dormir, y dejaban escapar melancólica claridad.
Y encima de esto y por contera y remate, ¡no tener palabra ni ojos sino para el mando y para lanzar miradas que dejaban al más osado hecho una estatua de piedra!
Cuando le notificaron el cese, nuestro ciego no experimentó más emoción que la sorpresa; allá en el fondo casi se alegró, porque le dejaban más horas desocupadas para concluir su misa.
El tío Tremontorio trabajaba en sus redes al balcón algunas veces, pero siempre mudo y silencioso, cual era su carácter cuando sus convecinos le dejaban en paz y entregado á sus naturales condiciones.
Hacían agujeros con sus agudos dientes en las paredes y en los pisos; asaltaban los graneros y no dejaban vivir tranquilamente a nadie.[140] En medio de esta horrorosa plaga apareció un hombre 10 muy cortés a quien nadie conocía.
La luna se dejaba ver á intervalos por entre los jirones de las nubes que volaban en derredor nuestro, rozando casi con la tierra, y las campanas de Trasmoz[1] dejaban oir lentamente el toque de oraciones, como el final de la horrible historia que me acababan de referir.
Estos, que sólo se presentaban al principio muy de tarde en tarde y en determinados puntos del bosque que, aún en el día, se dilata á lo largo de la ribera, concluyeron por ocupar casi todos los desfiladeros de las montañas, emboscarse en los caminos, saquear los valles y descender como un torrente á la llanura, donde á éste quiero á éste no quiero, no dejaban títere con cabeza.
y yo te dejé veintiuno!...
El miedo me paralizó, y me dejé caer contra la pared.
Yo pensé cuando le dejé caer la muñeca encima que le había matado...
Satisfecho ya el capricho, dejé la calle de las Infantas, y me fuí á casa de un amigo.
y yo en vez de ofrecerle el paraguas y taparme con el de la criada, le dejé ir mojándose hasta casa...
Peguéla una trisca que la dejé por muerta, y á los tres días me vende una sábana por media azumbre de caña; doila ayer veintiún cuartos pa carne, y bébelos tamién...
Dos años dejé de ir a los Sauces, y cuando ya bachiller en humanidades me lo permitieron mis padres, avisé a mi amigo con un telegrama que en el tren espreso de la mañana dejaba a Santiago.
Al aturdimiento siguió la desesperación; montó á caballo en su valiente jaca, emprendió á escape el camino de Val-frío, llegó en menos de tres cuartos de hora á las piedras, pero el gato no estaba allí.--¡Ah!--exclamó.--Aquí lo dejé, aquí lo puse por mi propia mano....
El cielo, que desde el amanecer se mantuvo cubierto y nebuloso, comenzaba á obscurecerse á medida que el sol, que antes transparentaba su luz á través de las nieblas, iba debilitándose, cuando, con la esperanza de ver su famoso castillo como término y remate de mi artística expedición, dejé á Litago[1] para encaminarme á Trasmoz,[2] pueblo del que me separaba una distancia de tres cuartos de hora por el camino más corto.
_Continúese_: Me dejé caer.
[37.28] =el de la criada=, 'the servant's.' [37.29] =le dejé ir mojándose hasta casa=, 'I let him go on getting wet all the way home.' [37.31] =fué que=, 'it was because.' =38.=--[38.1] =se le anudó la voz en la garganta=, 'the words choked in her throat.' [38.3] =se la quedó mirando==_se quedó mirándola_.
ind._ =dejó= _3 sing.
Cuando murió, ¿a quién dejó por heredero?
Y dijéronle: Ayer á las siete le dejó la fiebre.
El caballero se dejó caer en una silla desesperado.
Rodeáronlas las amigas, y ni una sola dejó de verter lágrimas.
Éste dejó caer el tenedor y el cuchillo y miró al perro maravilloso.
Fué la noticia extendiéndose, y Chaviri dejó de oir el irónico: _¿Pican?
Este extraño rumor solo se dejó oir un instante, y después todo volvió á quedar en silencio.
A través de los espacios y los tiempos marcan, marcan mi sendero, y no me dejan cual me dejó la esperanza.
Cuando los dejó, varios perros saltaron a la azotea por los tejados y, cogiéndolos, se pusieron a jugar con ellos.
El 60 padre no quería, pero al fin la llevó al jardín y la dejó en la casa como había prometido al oso.
Y entonces se me escapó una pregunta, la única que podia hacerse tratándose del valiente capataz: --¿Y Neira se dejó asesinar?
Y siempre pensando en tornar á España al año siguiente, dejó de hacer averiguaciones proponiéndose darles una agradable sorpresa.
Una hora después empezó á llover á mares, y no lo dejó en toda la noche, con gran mortificación del desmedido amor propio de Alvar.
Una flauta en ellos Halló, que un zagal 160 Se dejó olvidada Por casualidad.
VARIANTS: =No dejó en paz; no dió paz a.= [3] =pluma volteriana.= Writings inspired by Voltaire's ironic scoffing at religious hypocrisy.
II Cuando Teobaldo dejó de percibir las pisadas de su corcel y se sintió lanzado en el vacío, no pudo reprimir un involuntario estremecimiento de terror.
No bien dejó la azotea cuando un halcón que revoloteaba sobre la casa, creyendo que los zapatos eran buena presa, los cogió con sus garras y se remontó en los aires.
Fernando lanzó un grito extraño y se dejó caer de rodillas ocultando el rostro con las manos; yo cerré los ojos, dí algunos pasos y tropecé con la puerta de la alcoba.
Cuando empezó la ópera, dejó de charlar y se puso á atender tan decididamente, que á mí me hizo sonreir el verla{24-3} con la cabecita apoyada en la pared y los ojos extáticos.
Cansado el halcón, desde cierta altura dejó caer los zapatos sobre la cúpula de la mezquita mayor y los pesados zapatos hicieron considerables destrozos en la cristalería de la cúpula.
Después de mecerse un instante en ese vago espacio que media entre la vigilia y el sueño, entornó al fin los ojos, dejó escapar la ballesta de sus manos y se quedó profundamente dormido.
Note, finally, that a personal pronoun object may follow any verb that comes first in a clause.--=le echó los brazos al cuello=, 'threw her arms about her neck.' [38.31] =dejó de=: see _no_ (or _ni_) _dejar de_, under _dejar_, in Vocab.
Después de desdoblar la madeja de seda, dejó caer[30] al pie de la torre una de las puntas, para que la mujer atase a 25 ella el cordel, y cuando cogió el cordel se sirvió el prisionero de[31] él para subir la soga.
Después de las once, y cuando estaba la ciudad en plena[3] tiniebla, embozóse el virrey en su capa y salió de Palacio.[4] A poco andar[5] tropezó con una ronda; mas reconociéndolo el capitán, lo dejó seguir tranquilamente, murmurando:--Vamos, ya pareció aquéllo[6]!
Pude, otra vez, admirar su hermoso rostro, suave y varonil, curtido por todos los vientos y todas las glorias de la América, con su ancha frente en la cual una bala dejó la estampa de una estrella[4]; toda su expresión, simpática y genial, bajo la sombra movediza de su gran chambergo.
El ángel miró tristemente y durante largo tiempo aquel pobre y abandonado sitio; pero de repente su celeste mirada fué á posarse en una florecita azul que un rayo de sol había abierto y que parecía sonreir á la tierra: el ángel dejó oir un grito de alegría: abatió su vuelo y fué á cogerla.
Ningún hombre la había besado hasta entonces; solamente su primo le había dado un beso á traición, pero le costó caro, porque le dejó caer dos vasos de limón sobre la cabeza: hasta en los juegos de prendas hacía que pusieran las manos delante,{28-2} para que no le tocasen la cara con los labios.
Fué periodista, tribuno, historiador, novelista; cultivó con extraordinario brillo 15 casi todos los géneros literarios en prosa, y dejó en todos el sello de su inspiración gigante y de su verbo 20 inmortal.
Garcés le encaró la ballesta; pero en el mismo punto en que iba á herirla, la corza se volvió hacia el montero, y con voz clara y aguda detuvo su acción con un grito, diciendole:--Garcés ¿qué haces?--El joven vaciló, y después de un instante de duda, dejó caer al suelo el arma, espantado á la sola idea de haber podido herir á su amante.
Al verlos inmóviles, desafiándose en silencio con la mirada, y decididos ambos á no abandonar el guante que acababan de levantar del suelo, la dama dejó escapar un grito leve é involuntario, que ahogó el murmullo de los asombrados espectadores, los cuales presentían una escena borrascosa, que en el alcázar y en presencia del rey podría calificarse de un horrible desacato.
condenado engendro de Satanás, dijo éste con voz espantosa, recogiendo la ballesta con una rapidez indecible: pronto has cantado la victoria, pronto te has creído fuera de mi alcance; y esto diciendo, dejó volar la saeta, que partió silbando y fue á perderse en la obscuridad del soto, en el fondo del cual sonó al mismo tiempo un grito, al que siguieron después unos gemidos sofocados.
Decía así, en una letra inglesa, crecida, hecha con mucho cuidado y el papel rayado para no torcer: _Tan bien ustez me gusta á mí no crea que juego con muñecas era de mi ermanita._{16-2} Aunque sonreí al leer el billete amoroso, no dejó de causarme sensación dulce y amable, que muy pronto hizo sitio á otra melancólica, al recordar que me estaban prohibidas para siempre tales aventuras.
EL VOTO POR DOÑA EMILIA PARDO BAZÁN{45-1} Sebastián Becerro dejó su aldea á la edad de diez y siete años, y embarcó con rumbo á Buenos Aires, provisto, mediante varias oncejas ahorradas por su tío el cura, de un recio paraguas, un fuerte chaquetón, el pasaje, el pasaporte y el certificado falso de hallarse libre de quintas--que, con arreglo á tarifa, le facilitaron donde suelen facilitarse tales documentos.
Para mostrarnos la celeste ruta y el alma imperio de la paz Letea atrás dejó al león en las alturas, del león las estrellas traspasando, del león a despecho, ora nos busca y sus miradas límpidas y dulces son las miradas que el amor anuncian.» VI Mas Psiquis dijo señalando al Cielo: «La palidez de ese astro me conturba; pronto, huyamos de aquí, pronto, es preciso.» Y de sus alas recogió las plumas con intenso terror, y sollozando, presa de pronto de invencible angustia plegó las alas, hasta el polvo frío lentas dejando descender las plumas.
Valles angostos, erizados de colosales fragmentos de granito que las tempestades habian arrancado de la cumbre de las montañas, alegres campiñas, cubiertas de un tapiz de verdura y sembradas de blancos caseríos; desiertos sin límites, donde hervían las arenas calcinadas por los rayos de un sol de fuego; vastas soledades, llanuras inmensas, regiones de eternas nieves, donde los gigantescos témpanos asemejaban, destacándose sobre un cielo gris y obscuro, blancos fantasmas que extendían sus brazos para asirle por los cabellos al pasar; todo esto, y mil y mil otras cosas que yo no podré deciros, vió en su fantástica carrera, hasta tanto que envuelto en una niebla obscura; dejó de percibir el ruido que producían los cascos del caballo al herir la tierra.
Que en nuestra vida americana sobran asuntos de positivo interés, lo han demostrado de antiguo, no sólo esas novelas o poemas románticos, hoy célebres, que se llaman «María» y «Amalia,» y que se deben a la pluma de dos poetas hondos y sinceros: Jorge Isaacs y José Mármol; lo demuestra también, por otro concepto, ese modelo de sátira político-social que se llama Blas Gil,[1] que sin desdeñar el sabor clásico del estilo, nos dejó como reflejo de la vida colombiana el literato-presidente José Manuel Marroquín.[2] En nuestros días, es muy variado y extenso el panorama de la novela en América, donde si bien es verdad que algunos escritores como Enrique Rodríguez Larreta, el discutido autor de «La gloria de don Ramiro»,[3] eligen o prefieren temas exóticos, la mayoría de los que al género novelesco se dedican ha sabido encontrar en el marco de las costumbres nacionales asuntos múltiples que esperaban ser explotados.
¿Sobre qué se dejó caer?
¿Para qué dejó la silla el señor?
[15.22] =dejó oir=, 'uttered' (lit., 'let hear').
[4] =una bala dejó la estampa ...,= _a bullet had left its mark_.
--¡Nunca!...Ya el viento que nos dejó reposar un punto vuelve á soplar, y ya me siento estremecida para levantarme de la tierra y seguir con él.
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres: 29 Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?
_Manuel_ dejó de silbar, y dijo con su acostumbrada indiferencia: --Una vieja que presenció el delito dice que, luego que mató á López, ofreció que, si íbamos á buscarlo, tendríamos el gusto de verlo...
[80.7] =no lo dejó=, 'it did not stop [raining].' [80.10] =por no tener=, 'on account of not having,' or 'because it did not have.' [80.11] =aprendiz de río=, 'an apprentice of a river.' [80.17] =Móstoles=: the wine-grower of _Móstoles_ had been mentioned before.
5 Para conocer bien sus propias fuerzas solía vestirse modestamente y recorrer el país,[202] sin que nadie le conociese; y un día en que pidió alojamiento en una pobre casa de campo, le dejó la campesina cuidando unas frituras junto al hogar, y sin acordarse de[203] ellas 10 abrió él su libro de estudio y se puso a leer.
En cambio, volviendo al Paraná, que dejamos en Corrientes, vea Ud.
Como era de esperar, entre los oficiales que, según tenían de costumbre, acudieron al día siguiente á tomar el sol y á charlar un rato en el Zocodover, no se hizo platillo de otra cosa que de la llegada de los dragones, cuyo jefe dejamos en el anterior capítulo durmiendo á pierna suelta y descansando de las fatigas de su viaje.
dejar, to leave, let, allow, cease, leave off, abandon, fail; Como dejo dicho, as I have said; según dejamos dicho, as we have said; -- entrever, to show slightly; -- escapar, to utter; -- lugar, to give place; -- paso, to let pass, make way; no -- titers con cabeza, to destroy everything, put everything in disorder; -- se ver, to appear, show oneself; -- la vida, to die; déjase de decir, fails to be said, is not said, is left unsaid; -- se sentir, to make itself felt.
Según dejamos dicho, la iglesia estaba completamente desmantelada; en el altar mayor pendían aún de las altas cornisas los rotos jirones del velo con que le habían cubierto los religiosos al abandonar aquel recinto; diseminados por las naves veíanse algunos retablos adosados al muro, sin imágenes en las hornacinas; en el coro se dibujaban con un ribete de luz los extraños perfiles de la obscura sillería de alerce; en el pavimento, destrozado en varios puntos, distinguíanse aún anchas losas sepulcrales llenas de timbres, escudos y largas inscripciones góticas; y allá á lo lejos, en el fondo de las silenciosas capillas y á lo largo del crucero, se destacaban confusamente entre la obscuridad, semejantes á blancos é inmóviles fantasmas, las estatuas de piedra que, unas tendidas, otras de hinojos sobre el mármol de sus tumbas, parecían ser los únicos habitantes del ruinoso edificio.
Según dejamos dicho, la iglesia estaba completamente desmantelada; en el altar mayor pendían aún de las alias cornisas los rotos jirones del velo con que le habían cubierto los religiosos al abandonar aquel recinto; diseminados por las naves veianse algunos retablos adosados al muro, sin imágenes en las hornacinas; en el coro se 'dibujaban con un ribete de luz los extraños perfiles de la obscura sillería de alerce; en el pavimento, destrozado en varies puntos, distinguíanse aún anchas losas sepulcrales llenas de timbres, escudos y largas inscripciones góticas; y allá á lo lejos, en el fondo de las silenciosas capillas y á lo largo del crucero, se destacaban confusamente entre la obscuridad, semejantes á blancos é inmóviles fantasmas, las estatuas de piedra que, unas tendidas, otras de hinojos sobre el mármol de sus tumbas, parecían ser los únicos habitantes del ruinoso edificio.
48 Si le dejamos así, todos creerán en él: y vendrán los Romanos, y quitarán nuestro lugar y la nación.
66, note 1.] Como era de esperar, entre los oficiales que, según tenían de costumbre, acudieron al día siguiente á tomar el sol y á charlar un rato en el Zocodover, no se hizo platillo de otra cosa que de la llegada de los dragones, cuyo jefe dejamos en el anterior capítulo durmiendo á pierna suelta y descansando de las fatigas de su viaje.
Un día salieron mis padres y me dejaron cuidando a mi hermanito.
En cierta ocasión le robaron, mientras dormía, los pantalones, y le dejaron otros de dril remendados.
Y la cabalgata se detuvo, y enmudecieron las trompas, y los lebreles dejaron refunfuñando la pista á la voz de los cazadores.
Al verla, ambos dejaron escapar una exclamación de júbilo, y apresurando el paso en su dirección, no tardaron mucho en encontrarse junto al retablo en que ardía.
Otra vez dejaron apresuradamente su trabajo y acudieron en socorro del[61] pastor y de las ovejas; pero tampoco encontraron rastros de lobo ni señal ninguna de alarma.
Y el virrey encontró otras tres rondas, y los capitanes le dieron las buenas noches,[8] y le preguntaron si quería ser acompañado y se derritieron en cortesías, y le dejaron libre el paso.
Llegado que hubo éste á la costa, salieron los raqueros de su escondrijo y le derribaron al suelo; le ataron de pies y manos, y le dejaron bajo la custodia de uno de ellos mientras los demás se dirigían á la playa.
Milagro será que antes de caer tanta agua en nuestros campos no cayeran algunas onzas de oro en manos del tío Traga-santos, porque los de Barbaruelo vinieron á verle, y de seguro no le dejaron con las manos peladas.
Llamó desde luego la atención de los transeuntes, y muchos hicieron círculo en torno suyo, y no pocos, al observar la maestría con que iba venciendo las dificultades de la obra, se comunicaron en voz baja su sorpresa y dejaron algunos cuartos en el sombrero, que había colgado del brazo.
Los oficiales del ejército francés, que á juzgar por los actos de vandalismo[1] con que dejaron en ella triste y perdurable memoria de su ocupación, de todo tenían menos de artistas ó arqueólogos, no hay para que decir que se fastidiaban soberanamente en la vetusta ciudad de los Césares.[2] [Footnote 1: vandalismo.
Violentos murmullos interrumpieron el discurso, que no pudo reanudarse: los frailes dejaron sus asientos y se arremolinaron por grupos, voceando y gesticulando sin hacer más caso del Superior que de la carabina de Ambrosio; los de un corrillo pasaban á otro, como consultándose mutuamente; la confusión y el tumulto crecían por instantes; el Superior, turbado ante aquella especie de motín, no sabía qué hacerse; hasta que, por último, dominando toda la gresca y baraúnda, se oyeron las voces de «¡Silencio!
Luego, poco á poco fué cesando el ruido y la animación; los vidrios de colores de las altas ojivas del palacio dejaron de brillar; atravesó por entre los apiñados grupos la última cabalgata; la gente del pueblo á su vez comenzó á dispersarse en todas direcciones, perdiéndose entre las sombras del enmarañado laberinto de calles obscuras, estrechas y torcidas,[1] y ya no turbaba el profundo silencio de la noche más que el grito lejano de vela de algún guerrero, el rumor de los pasos de algún curioso que se retiraba el último, ó el ruido que producían las aldabas de algunas puertas al cerrarse, cuando en lo alto de la escalinata que conducía á la plataforma del palacio apareció un caballero, el cual, después de tender la vista por todos lados como buscando á alguien que debía esperarle, descendió lentamente hasta la cuesta del alcázar, por la que se dirigie hacia el Zocodover.
Los oficiales del ejército francés, que á juzgar por los actos de vandalismo con que dejaron en ella triste y perdurable memoria de su ocupación, de todo tenían menos de{149-1} artistas ó arqueólogos, no hay para qué decir que se fastidiaban soberanamente en la vetusta ciudad de los Césares.{149-2} En esta situación de ánimo la más insignificante novedad, que viniese á romper la monótona quietud de aquellos días eternos é iguales, era acogida con avidez entre los ociosos; así es que la promoción al grado inmediato de uno de sus camaradas, la noticia del movimiento estratégico de una columna volante, la salida de un correo de gabinete ó la llegada de una fuerza cualquiera á la ciudad, convertíanse en tema fecundo de conversación y objeto de toda clase de comentarios, hasta tanto que otro incidente venía á sustituirle, sirviendo de base á nuevas quejas, críticas y suposiciones.
Celedonio y doña Rita bailaban con mil zapatetas; Jacinto, abrazado á una silla, valsaba rauda y amorosamente; Pepa hería con el rabo de un cazo la sartén, haciendo desapacible música, y el capataz, tendido en el suelo, se revolcaba, gritando ó mejor dicho aullando salvajemente: «¡Viva la Virgen!» Apenas divisaron al marqués, aquellos locos se lanzaron á él con los brazos abiertos, y sin que fuese poderoso á evitarlo, lo alzaron en volandas, y cantando y danzando y echándoselo unos á otros como pelota de goma, lo pasearon por toda la cocina, hasta que, viéndole furioso, lo dejaron en el suelo; y aun fué peor entonces, pues la cocinera Pepa, cogiéndole por el talle, quieras no quieras le arrastró en vertiginosa danza mientras el capataz, presentándole una botella de vino, se empeñaba en que probase un trago, asegurando que el licor era exquisito, cosa que él sabía á ciencia cierta por haber trasegado á su estómago casi toda la sangre de la botella.
¿Qué dejaron en el sombrero del ciego?
¡son aquellos amigos que por siempre nos dejaron, caros amigos para siempre idos, fuera del Tiempo y fuera del Espacio!
¡Ojalá un siglo que presume de[6] civilizado conserve y embellezca cada día más ese bosque que los antiguos veneraron como sagrado y que dejaron a su posteridad como un monumento de civilización, como resto magnífico de una vegetación salvaje, exuberante y prodigiosa!
Primero dejaría la vida que abandonar su órgano favorito....
Este fuerte castillo,--por el que ha pasado el tiempo destrozador sin dejar más huella que la que dejaría la pisada de un pájaro,--transpone á uno con tal fuerza de ilusión á lo pasado, que se extraña no ver tremolarse en sus torres el pendón de la media luna, y se echa de menos detrás de cada almena un blanco turbante....
Primero dejaría la vida que abandonar su órgano favorito....
Este fuerte castillo,--por el que ha pasado el tiempo destrozador sin dejar más huella que la que dejaría la pisada de un pájaro,--transpone á uno con tal fuerza de ilusión á lo pasado, que se extraña no ver tremolarse en sus torres el pendón de la media luna, y se echa de menos detrás de cada almena un blanco turbante....
Y todavía quedan sin mencionar el murciélago, el mono y otros muchos animales cuyas pieles dejarían pingües utilidades si se las preparase en el lugar mismo de producción[7] y obedeciendo a métodos modernos.
no se ha de decir que te he dejado morir de sed, viéndonos vaciar veinte botellas...
no se ha de decir que te he dejado morir de sed, viéndonos vaciar veinte botellas...
Hoy, que se me ha presentado ocasión, lo he puesto con letras grandes en la primera cuartilla de papel, y luego he dejado á capriclio volar la pluma.
no ha dejado de observar, sin duda, que a consecuencia de la guerra, gran parte de los títulos de esas mismas empresas han cruzado el océano.
Porque, al fin, esa brillante esperanza y ese tiempo liviano se han ido, y mi reposo terrestre, me ha dejado, él también, con un suspiro, al pasar.
Literato, periodista, orador, poeta, filósofo, profesor, hombre público, Enrique José Varona ha dejado por doquier,[65] en la vida de su país, la firme huella de su paso.
Esto me consoló algún tanto, y fué preciso ceder: un día malo, dije para mí, cualquiera lo pasa;{134-4} en este mundo para conservar amigos es preciso tener el valor de aguantar sus obsequios.--No faltarás si no quieres que riñamos.--No faltaré, dije con voz exánime y ánimo decaído, como el zorro que se revuelve inútilmente dentro de la trampa donde se ha dejado coger.--Pues hasta mañana; y me dió un torniscón por despedida.
--¿Entonces, por qué ha dejado de venir á verme y de pasar por la calle de día?
29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.
A mí no me han dejado ir (a ti no te han...).
VARIANT: =De mucho aliento.= [3] =han dejado ya de ser,= _have ceased to be_.
Pero vamos, vamos, ya han dejado de tocar las campanas, y va á comenzar la Misa; vamos adentro....
De todos los retratos que he visto suyos, ninguno da idea de aquella especial hermosura que en descripciones han dejado muchas de las personas que le conocieron.
Como es natural suponerlo, muchos de los inmigrados llegados en años anteriores han dejado 25 descendientes nacidos en el país y que son, por consiguiente, verdaderos argentinos.
En algunos, el estudio del problema del regadío está a cargo de comisiones permanentes y en ellos se han levantado empréstitos de muchos millones de dólares para llevar a cabo trabajos de largo aliento.[2] Obras para regar una extensión de dos millones de hectáreas han dejado ya de ser[3] una novedad.
¿es esto todo lo que las horas corrosivas han perdonado, todo lo que ellos nos han dejado al Destino y a mi?
La que había dejado de existir era sobrina de la anciana y llevaba por eso el nombre de su hija.
Procuré distraerle, pero en vano: la campana lanzaba un tañido más fúnebre todavía y Fernando, que conocía aquel toque, me dijo que la enferma había dejado de existir.
Tal vez con intención, acaso por descuido, doña Inés había dejado sobre su falda uno de los perfumados guantes, cuyos botones de oro se entretenía en arrancar uno á uno mientras duró la conversación.
Por la tarde el criado había dejado inadvertidamente abierta la ventana del gabinete; ésta, como es sabido, daba á una calle estrecha, y en la casa de enfrente, en una pobre habitación, se hallaba el cadáver de aquella joven desconocida, velado por la madre de Teresa.
Se acordaba de su pueblo, de sus parientes y amigos, y hasta del mulo que había dejado en la posada, y para entretener el tiempo contaba y recontaba por los dedos las fanegas de trigo y arrobas de aceite que había vendido últimamente, y las que le restaban por vender, y las ganancias positivas y las probables que de tal tráfico alcanzaría.
La que había dejado de existir era sobrina de la anciana y llevaba por eso el nombre de su hija.
Procuré distraerle, pero en vano: la campana lanzaba un tañido más fúnebre todavía y Fernando, que conocía aquel toque, me dijo que la enferma había dejado de existir.
Tal vez con intención, acaso por descuido, doña Inés había dejado sobre su falda uno de los perfumados guantes, cuyos botones de oro se entretenía en arrancar uno á uno mientras duró la conversación.
Por la tarde el criado había dejado inadvertidamente abierta la ventana del gabinete; ésta, como es sabido, daba á una calle estrecha, y en la casa de enfrente, en una pobre habitación, se hallaba el cadáver de aquella joven desconocida, velado por la madre de Teresa.
Se acordaba de su pueblo, de sus parientes y amigos, y hasta del mulo que había dejado en la posada, y para entretener el tiempo contaba y recontaba por los dedos las fanegas de trigo y arrobas de aceite que había vendido últimamente, y las que le restaban por vender, y las ganancias positivas y las probables que de tal tráfico alcanzaría.
ese.= [5] =deje en ridículo,= _make him seem ridiculous_.
No deje usted ---- escribirme cuando usted llegue ---- Lima.
Por lo general el gaucho es reservado y comedido con las gentes que no conoce: el temor de decir algún disparate que le deje en ridículo,[5] le contiene de hablar ante extraños.
He reparado que según disminuye la fe, aumenta el número de los que dicen que la tienen; y ya no hay podrido que no finja escrúpulos de doncella, ni deje de establecer cátedra de religión y moral, censurándolo todo y admirándose de todo como si hubiese caído de las celestes regiones y temiera manchar la túnica de su inocencia al contacto de este mundo pecador y terrestre.
Y al mismo tiempo decían los de Animalejos: --¡Como hay Dios, debemos estar agradecidos al tío Traga-santos por lo bien que se ha portado con nosotros!{107-1} Más cuenta nos hubiera tenido que el tal Traga-santos no existiera, porque ayer, si al cielo se le hubiera dejado hacer lo que quisiera,{107-2} sólo hubiera caído un chaparroncillo, que era lo que la vega necesitaba, y con meterse el tío Traga-santos á pedir que llueva ó deje de llover,{107-3} llovió á jarros y todo el trigo se ha tumbado, y con tanta humedad la roña se le va á comer antes que cuaje el grano.
¡Que esta cámara sea transformada en una más melancólica y yo rogaré a Dios que la deje dormir para siempre, los ojos cerrados, mientras que a su alrededor errarán los fantasmas de oscuros velos!
de tu horrenda falsedad en memoria, ni una pluma dejes, negra, ¡El busto deja!
Mira: puedes retirarte; pero así que apunte la primera luz del alba, no dejes de llamarme, aunque de seguro estaré despierto.
maldita bruja, muchas hiciste en vida, y ni aun muerta hemos logrado que nos dejes en paz; pero, no haya cuidado, que á tí y tu endiablada raza de hechiceras os hemos de aplastar una á una como á víboras.
Yo se la cogí;{34-3} medité un momento; conocí que estaba en el caso de hablar formalmente, y le dije con todas las veras de mi alma: --_Parrón_, tarde que temprano, ya me quites la vida, ya me la dejes..., ¡morirás ahorcado!
Solamente pedimos que por respeto del trabajo que invertimos en dándote este texto (Encontrando, escaneando, y corrigiendo.), que dejes este aviso y la siguiente introducción (Todo entre [Empieza ] y [Termina ]) en cualquier copia que publicas sobre el Internet.
--Aviva el ojo, Juan, y no te dejes engañar,--dijo la mujer.
--Pues, por nosotros no dejes de dormir, Juan,--dijo Santiago.
ese.= [5] =deje en ridículo,= _make him seem ridiculous_.
No deje usted ---- escribirme cuando usted llegue ---- Lima.
Por lo general el gaucho es reservado y comedido con las gentes que no conoce: el temor de decir algún disparate que le deje en ridículo,[5] le contiene de hablar ante extraños.
He reparado que según disminuye la fe, aumenta el número de los que dicen que la tienen; y ya no hay podrido que no finja escrúpulos de doncella, ni deje de establecer cátedra de religión y moral, censurándolo todo y admirándose de todo como si hubiese caído de las celestes regiones y temiera manchar la túnica de su inocencia al contacto de este mundo pecador y terrestre.
Y al mismo tiempo decían los de Animalejos: --¡Como hay Dios, debemos estar agradecidos al tío Traga-santos por lo bien que se ha portado con nosotros!{107-1} Más cuenta nos hubiera tenido que el tal Traga-santos no existiera, porque ayer, si al cielo se le hubiera dejado hacer lo que quisiera,{107-2} sólo hubiera caído un chaparroncillo, que era lo que la vega necesitaba, y con meterse el tío Traga-santos á pedir que llueva ó deje de llover,{107-3} llovió á jarros y todo el trigo se ha tumbado, y con tanta humedad la roña se le va á comer antes que cuaje el grano.
¡Que esta cámara sea transformada en una más melancólica y yo rogaré a Dios que la deje dormir para siempre, los ojos cerrados, mientras que a su alrededor errarán los fantasmas de oscuros velos!
El convento á donde voy á conduciros no era mal local, pero hará cosa de tres ó cuatro días nos cayó aquí como de las nubes ima de las columnas volantes que recorren la provincia, y gracias que hemos podido conseguir que se amontonen por los claustros y dejen libre la iglesia.
El convento á donde voy á conduciros no era mal local, pero hará cosa de tres ó cuatro días nos cayó aquí como de las nubes una de las columnas volantes que recorren la provincia, y gracias que hemos podido conseguir que se amontonen por los claustros y dejen libre la iglesia.
Todavía felices[6] y aun felicísimos los días en que el nombre de _tertulia_--se dió a reuniones donde por la noche se jugaba a la gallina ciega[7] y al escondite:--que en estos juegos, no había más inconveniente sino que alguna niña se dejara vendar los ojos por mano de quien ella bien quería; o que se escondiese en tal paraje donde estaba cierta y segura que derechito iban a dar con ella sin necesidad de buscarla.
--Iba yo en mi caballo--dijo--cuando este hombre me rogó que le dejara montar y le llevara 25 hasta la plaza.
Todavía felices[6] y aun felicísimos los días en que el nombre de _tertulia_--se dió a reuniones donde por la noche se jugaba a la gallina ciega[7] y al escondite:--que en estos juegos, no había más inconveniente sino que alguna niña se dejara vendar los ojos por mano de quien ella bien quería; o que se escondiese en tal paraje donde estaba cierta y segura que derechito iban a dar con ella sin necesidad de buscarla.
--Iba yo en mi caballo--dijo--cuando este hombre me rogó que le dejara montar y le llevara 25 hasta la plaza.
Yo añado que ese sueño estaba atravesado por un pensamiento huraño, siempre despierto, de seres que han existido, y que mi espíritu no hubiera apercibido jamás si los hubiera dejado pasar cerca de mi, bajo mi ensoñadora pupila.
Éste, después de coordinar sus ideas, prosiguió así: --Desde el día en que á pesar de tus funestas predicciones llegué á la fuente de los Álamos, y atravesando sus aguas recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de la soledad.
Vuelto a América, vémosle en la escuela de Clarke, en Richmond, en donde al mismo tiempo que se nutre de clásicos y recita odas latinas, boxea y llega a ser algo como un _champion_ estudiantil; en la carrera hubiera dejado atrás a Atalanta, y aspiraba a los lauros natatorios de Byron.
Y al mismo tiempo decían los de Animalejos: --¡Como hay Dios, debemos estar agradecidos al tío Traga-santos por lo bien que se ha portado con nosotros!{107-1} Más cuenta nos hubiera tenido que el tal Traga-santos no existiera, porque ayer, si al cielo se le hubiera dejado hacer lo que quisiera,{107-2} sólo hubiera caído un chaparroncillo, que era lo que la vega necesitaba, y con meterse el tío Traga-santos á pedir que llueva ó deje de llover,{107-3} llovió á jarros y todo el trigo se ha tumbado, y con tanta humedad la roña se le va á comer antes que cuaje el grano.
Yo añado que ese sueño estaba atravesado por un pensamiento huraño, siempre despierto, de seres que han existido, y que mi espíritu no hubiera apercibido jamás si los hubiera dejado pasar cerca de mi, bajo mi ensoñadora pupila.
Éste, después de coordinar sus ideas, prosiguió así: --Desde el día en que á pesar de tus funestas predicciones llegué á la fuente de los Álamos, y atravesando sus aguas recobré el ciervo que vuestra superstición hubiera dejado huir, se llenó mi alma del deseo de la soledad.
Vuelto a América, vémosle en la escuela de Clarke, en Richmond, en donde al mismo tiempo que se nutre de clásicos y recita odas latinas, boxea y llega a ser algo como un _champion_ estudiantil; en la carrera hubiera dejado atrás a Atalanta, y aspiraba a los lauros natatorios de Byron.
Y al mismo tiempo decían los de Animalejos: --¡Como hay Dios, debemos estar agradecidos al tío Traga-santos por lo bien que se ha portado con nosotros!{107-1} Más cuenta nos hubiera tenido que el tal Traga-santos no existiera, porque ayer, si al cielo se le hubiera dejado hacer lo que quisiera,{107-2} sólo hubiera caído un chaparroncillo, que era lo que la vega necesitaba, y con meterse el tío Traga-santos á pedir que llueva ó deje de llover,{107-3} llovió á jarros y todo el trigo se ha tumbado, y con tanta humedad la roña se le va á comer antes que cuaje el grano.
of_ =dejar=; =se deja quemar= lets itself be burned =dejan= _3 pl.
of_ =declarar= =dedo= _m._ finger =deforme= deformed =deja= _3 sing.
Baja en un vuelo, y deja eso, que es de la tierra y en la tierra debe quedar.
de tu horrenda falsedad en memoria, ni una pluma dejes, negra, ¡El busto deja!
Dormida,[2] los extremos de tu boca Pliega sonrisa leve,[3] Suave como el rastro luminoso Que deja un sol que muere...
El catalán, aunque sea muy viril, deja mucho que desear[259] en belleza, y no puede compararse con la riqueza y dulzura del castellano.
p._); =--(se) de,= to leave off, cease, fail, not to; =-- atrás,= to surpass; =-- en blanco,= to omit; =-- paso,= to allow to pass; =¡deja, no más!= never mind!
Junto a uno de los lados de la entrada hay un tabique, el cual deja en el fondo del edificio una abertura que comunica con el aposento en que hace el nido la pareja.
Para ir á Arcos se deja á la izquierda el muerto castillo, en cuyo recinto se mueven, como en un esqueleto hormigas, los trabajadores, con los aperos de un pacífico cortijo.
Y deja caer los bultos sobre el almohadón del coche; después se quita las botas, abre el saco de noche, saca unas babuchas que parecen dos orejas de elefante y se las calza con la mayor tranquilidad murmurando: --¿Ve V.
Después que la cosecha se recoje y se seca, cuesta poco trabajo conducirla a lomo de mula por los senderos menos transitables en apariencia.[14] --¿Y qué beneficio deja el negocio ése?[15] --Considerable; pues debe Ud.
todo ese vasto desierto de cristal; ninguna ola indica que los vientos puedan existir sobre otros mares lejanos y más felices; ninguna ola, ninguna ola deja suponer que han existido vientos sobre mares menos horrorosamente serenos.
San Martín se retempla y prolonga en él sus días por la resignación magnánima y la digna espera en la justicia futura; mientras que Bolívar, a semejanza del gran desventurado de la fábula, se deja devorar las entrañas por el buitre de la desesperación.
Pero si Padre Dios nos deja bajar y andar por las casas, es á condición de que no hemos de coger nada, y tú has afanado eso.» Celinina no se hacía cargo de estas poderosas razones, y apretando más contra su pecho los dos animales, repitió: «Pa mí, pa mí.
En los días subsiguientes, la ciudad santa de Guadalupe que, como todas las ciudades santas y focos de[5] devoción, es un lugarejo triste y desolado, no presenta de notable más que el inmenso basurero en que la deja convertida la devoción de los fieles mejicanos.
De estos hombres, algunos lloraban sentados; otros permanecían de pie, pálidos, inmóviles, con el sello terrible que deja un dolor profundo sobre un organismo fuerte y varonil; otros, fingiendo tranquilidad, trataban de ocultar con una sonrisa violenta el llanto que asomaba á sus ojos.
La reputación no le viene, sino muy tarde, cuando ya las fatigas del estudio, la lucha por la vida y las torturas de las pasiones han alterado su fisonomía primitiva; apenas deja sino una máscara usada, marchita, donde cada dolor ha puesto por estigma una magulladura o una arruga.» Desde niño, Poe «prometía una gran belleza.» Sus compañeros de colegio hablan de su agilidad y robustez.
Tiene el más completo desprecio por los dormilones, así es que de los que duermen siesta antes del medio día, dice «duermen la siesta del burro»[31] y cuando quiere satirizar a alguno que ha sido desgraciado en la guerra, dice que «lo agarraron durmiendo.» El poncho, muy superior a la capa española por la facilidad en cubrirse con él, y la desenvoltura en que deja los movimientos; el _chiripá_ que aventaja al pantalón para el hombre que está todo el día a caballo, la bota de potro, fabricada por él mismo con un cuero de ese animal y cómodamente dispuesta para no estrecharle; el pañuelo del cuello que sirve de adorno y además de filtro para tomar agua en los arroyos y cañadas, por cuya razón siempre es de seda; el lazo, las boleadoras y el _facón_, que sirven para defenderse del hombre y de los enemigos; el recado con todas sus _pilchas_[32] que constituyen la silla y la cama del viajero, hacen que el gaucho, así vestido y pertrechado, lleve consigo a donde quiera que vaya, sus menesteres, su casa y su fortuna.
--Me deja Ud.
--¿Y me deja V.
¿Quién deja de llamar?
15 ¿Qué es lo que se deja quemar por guardar un secreto?--El lacre.
--Si su Reverencia no me deja hablar, no lo sabrá nunca, respondió el P.
--Este cuidado se deja, por lo general, a cargo de los procuradores, que representan a las partes.
¿Y ríe y llora y aborrece y ama, Y guarda un rastro del dolor y el gozo, Semejante al que deja cuando cruza El cielo un meteoro?
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye, y el lobo las arrebata, y esparce las ovejas.
265 _No debemos detenernos en cuestiones frívolas, olvidando el asunto principal._ LA ABEJA Y EL CUCLILLO Saliendo del colmenar, Dijo al cuclillo la abeja; 270 "Calla, porque no me deja Tu ingrata voz trabajar.
ese.= [5] =deje en ridículo,= _make him seem ridiculous_.
No deje usted ---- escribirme cuando usted llegue ---- Lima.
Por lo general el gaucho es reservado y comedido con las gentes que no conoce: el temor de decir algún disparate que le deje en ridículo,[5] le contiene de hablar ante extraños.
He reparado que según disminuye la fe, aumenta el número de los que dicen que la tienen; y ya no hay podrido que no finja escrúpulos de doncella, ni deje de establecer cátedra de religión y moral, censurándolo todo y admirándose de todo como si hubiese caído de las celestes regiones y temiera manchar la túnica de su inocencia al contacto de este mundo pecador y terrestre.
Y al mismo tiempo decían los de Animalejos: --¡Como hay Dios, debemos estar agradecidos al tío Traga-santos por lo bien que se ha portado con nosotros!{107-1} Más cuenta nos hubiera tenido que el tal Traga-santos no existiera, porque ayer, si al cielo se le hubiera dejado hacer lo que quisiera,{107-2} sólo hubiera caído un chaparroncillo, que era lo que la vega necesitaba, y con meterse el tío Traga-santos á pedir que llueva ó deje de llover,{107-3} llovió á jarros y todo el trigo se ha tumbado, y con tanta humedad la roña se le va á comer antes que cuaje el grano.
¡Que esta cámara sea transformada en una más melancólica y yo rogaré a Dios que la deje dormir para siempre, los ojos cerrados, mientras que a su alrededor errarán los fantasmas de oscuros velos!
¡Basta de broma y dejad en paz á los muertos!
¡Basta de broma y dejad en paz á los muertos!
8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy: pues si á mí buscáis, dejad ir á éstos.
»Silfos[1] invisibles, dejad el cáliz de los entreabiertos lirios, y venid en vuestros carros de nácar al que vuelan uncidas las mariposas.
El convento á donde voy á conduciros no era mal local, pero hará cosa de tres ó cuatro días nos cayó aquí como de las nubes ima de las columnas volantes que recorren la provincia, y gracias que hemos podido conseguir que se amontonen por los claustros y dejen libre la iglesia.
El convento á donde voy á conduciros no era mal local, pero hará cosa de tres ó cuatro días nos cayó aquí como de las nubes una de las columnas volantes que recorren la provincia, y gracias que hemos podido conseguir que se amontonen por los claustros y dejen libre la iglesia.
Mira: puedes retirarte; pero así que apunte la primera luz del alba, no dejes de llamarme, aunque de seguro estaré despierto.
--Pues, por nosotros no dejes de dormir, Juan,--dijo Santiago.
English to Spanish Translation

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