En su seno viven el silencio, la majestad, la poesÃa del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra.
En su seno viven el silencio, la majestad, la poesÃa del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra....
Neira es una fiera;
tan pronto acomete como se defiende; ya la batalla es silenciosa y solo
se siente el ronquido del que agoniza y el aliento jadeante y cortado de
los que se acuchillan.
El hijo de Caracas pasea su primera juventud por las plazas de las
ruidosas cortes de la Europa extranjera; mientras el nativo de las
Misiones gasta sus tiernos años en los campamentos de los ejércitos de
un pueblo desgraciado, invadido por un usurpador injusto, y que defiende
su independencia a esfuerzos de[3] patriotismo y de virtud....
Esta ceguedad
le hace adoptar todas las responsabilidades de tan inconsiderado cariño:
de paso que defiende que no hay vinos como los españoles, en lo cual
bien puede tener razón, defiende que no hay educación como la española,
en lo cual bien pudiera no tenerla; á trueque de defender que el cielo
de Madrid es purÃsimo, defenderá que nuestras manolas son las más
encantadoras de todas las mujeres; es un hombre, en fin, que vive de
exclusivas, á quien le sucede poco más ó menos lo que á una parienta
mÃa, que se muere por las jorobas, sólo porque tuvo un querido que
llevaba una excrescencia bastante visible sobre entrambos omóplatos.
Ya se comprenderá con cuánta atención cuidarán
aquellas gentes los muros que defienden sus vidas y 10
sus propiedades.
Asà como las heladas, por leves que sean, matan
estas plantas, el sol cuando es demasiado ardiente
les hace daño[306] también, y en las Antillas y en otros
varios paÃses cálidos de América siembran alrededor de
los cafetales y dentro de ellos mismos árboles copudos
y altos, de hojas menudas y permanentes, que se extienden
sobre los arbustos del café a una altura de 5
diez o doce metros, y los defienden de los ardores del
sol y aún de los azotes violentos de las tempestades.
Esta ceguedad
le hace adoptar todas las responsabilidades de tan inconsiderado cariño:
de paso que defiende que no hay vinos como los españoles, en lo cual
bien puede tener razón, defiende que no hay educación como la española,
en lo cual bien pudiera no tenerla; á trueque de defender que el cielo
de Madrid es purÃsimo, defenderá que nuestras manolas son las más
encantadoras de todas las mujeres; es un hombre, en fin, que vive de
exclusivas, á quien le sucede poco más ó menos lo que á una parienta
mÃa, que se muere por las jorobas, sólo porque tuvo un querido que
llevaba una excrescencia bastante visible sobre entrambos omóplatos.
En la época de la expulsión de los árabes,{80-1} el caudillo que
defendÃa el castillo nunca quiso rendirse ni capitular.
Los borricos hablaban
de él con desprecio, las serpientes con envidia, los zorros con burla,
los monos le imitaban; pero el perro le defendÃa y el águila le
respetaba, y su padre, el más poderoso león de los bosques, mostró temor
al hablar del hombre.
El negro se defendÃa con el cañón de la escopeta, que despedÃa chispas
en los colmillos del cochino: la caja del fusil estaba hecha añicos.[8]
Pálido, ceniciento, se veÃa el negro entre el verde follaje de las
barrancas, bajo un toldo de ramas entrelazadas.
Un arco rehundido en el muro, en el fondo del
cual se veÃa la imagen del Redentor enclavado en la cruz y con una
calavera al pie; un tosco cobertizo de tablas que lo defendÃa de la
intemperie, y el pequeño farolillo colgado de una cuerda que lo
iluminaba débilmente, vacilando al impulse del aire, formaban todo el
retablo, alrededor del cual colgaban algunos festones de hiedra que
habÃan crecido entre los obscuros y rotos sillares, formando una
especie de pabellón de verdura.
_Cámbiense al futuro los verbos_ llego, es, sube, defendÃa,
huir.
En la época de la expulsión de los árabes,{80-1} el caudillo que
defendÃa el castillo nunca quiso rendirse ni capitular.
Los borricos hablaban
de él con desprecio, las serpientes con envidia, los zorros con burla,
los monos le imitaban; pero el perro le defendÃa y el águila le
respetaba, y su padre, el más poderoso león de los bosques, mostró temor
al hablar del hombre.
El negro se defendÃa con el cañón de la escopeta, que despedÃa chispas
en los colmillos del cochino: la caja del fusil estaba hecha añicos.[8]
Pálido, ceniciento, se veÃa el negro entre el verde follaje de las
barrancas, bajo un toldo de ramas entrelazadas.
Un arco rehundido en el muro, en el fondo del
cual se veÃa la imagen del Redentor enclavado en la cruz y con una
calavera al pie; un tosco cobertizo de tablas que lo defendÃa de la
intemperie, y el pequeño farolillo colgado de una cuerda que lo
iluminaba débilmente, vacilando al impulse del aire, formaban todo el
retablo, alrededor del cual colgaban algunos festones de hiedra que
habÃan crecido entre los obscuros y rotos sillares, formando una
especie de pabellón de verdura.
_Cámbiense al futuro los verbos_ llego, es, sube, defendÃa,
huir.
--Nosotras les servÃamos de dosel y los defendÃamos de los importunes
rayos del sol.
Salvaste la vida a tu hermano
y defendiste la tuya.
Él se defendió vigorosamente en un alegato que ha pasado a la
historia[1] como el más notable que se ha hecho en América de la
soberanÃa de la razón y del pensamiento.
Las teorÃas que expuso
fueron apasionadamente combatidas por sus contrarios;
pero con tal elocuencia las defendió su autor, 5
que ni uno de ellos logró eclipsarle.
No siendo tampoco necesario
para las sencillas gentes campesinas que allà moran ninguno de los
requisitos que sirven en los edificios labrados para ser cómodamente
habitados, el Castillo del Último Moro permanece en el mismo ser y
estado marcial, escueto y fuerte que tuvo, y es digna tumba del que lo
defendió hasta su muerte.
Sábese que en el linaje del poeta hubo un bravo sir Rogerio, que batalló
en compañÃa de Strongbow, un osado, sir Arnoldo, que defendió a una
_lady_, acusada de bruja; una mujer heroica y viril, la célebre
_Condesa_ del tiempo de Cromwell; y pasado sobre enredos genealógicos
antiguos, un General de los Estados Unidos, su abuelo.
Los aztecas vivÃan alegres y contentos hasta la llegada 5
de los españoles los cuales, llenos de codicia por los
metales preciosos, entablaron una lucha sangrienta
contra los aztecas los cuales se defendieron valerosamente
con sus flechas, mientras que los españoles, aunque
muy pocos en proporción, hacÃan uso de cañones y 10
fusiles en sus combates.
En su seno viven el silencio, la majestad, la poesÃa del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra.
En su seno viven el silencio, la majestad, la poesÃa del misticismo, y
un santo horror que defiende sus umbrales contra los pensamientos
mundanos y las mezquinas pasiones de la tierra....
Neira es una fiera;
tan pronto acomete como se defiende; ya la batalla es silenciosa y solo
se siente el ronquido del que agoniza y el aliento jadeante y cortado de
los que se acuchillan.
El hijo de Caracas pasea su primera juventud por las plazas de las
ruidosas cortes de la Europa extranjera; mientras el nativo de las
Misiones gasta sus tiernos años en los campamentos de los ejércitos de
un pueblo desgraciado, invadido por un usurpador injusto, y que defiende
su independencia a esfuerzos de[3] patriotismo y de virtud....
Esta ceguedad
le hace adoptar todas las responsabilidades de tan inconsiderado cariño:
de paso que defiende que no hay vinos como los españoles, en lo cual
bien puede tener razón, defiende que no hay educación como la española,
en lo cual bien pudiera no tenerla; á trueque de defender que el cielo
de Madrid es purÃsimo, defenderá que nuestras manolas son las más
encantadoras de todas las mujeres; es un hombre, en fin, que vive de
exclusivas, á quien le sucede poco más ó menos lo que á una parienta
mÃa, que se muere por las jorobas, sólo porque tuvo un querido que
llevaba una excrescencia bastante visible sobre entrambos omóplatos.