Gerardo ó yo salÃamos,
la criada alumbraba con el quinqué de la cocina desde lo alto.
De pronto, suspendiendo la lectura, ambos
prestaron oÃdo al estrépito que venÃa de la cocina.
Las construcciones terminan hacia el fondo
en la cocina, habitaciones de servicio, patio y demás dependencias.
El posadero, medio espantado, corrió a la cocina, y pocos minutos
después sirvió una buena comida y una botella de vino al extranjero.
Tendió el marqués la vista por la cocina
abandonada, y vió el fuego del hogar que iba apagándose, y oyó una
especie de ronquido animal...
No se ve la escena, porque lo impide el humo de la cocina que sale á
borbotones por el balconcillo, conductor único que para él hay en la
casa.
à despecho de sus achaques, brincó hasta la cocina el marqués, y
llegando al umbral, detúvose atónito ante la extraña escena que allà se
representaba.
El interior lo
formaba, como las granjas del Norte, una sola y vasta pieza; en el
testero habÃa un hogar para fuego de leña, que servÃa de cocina, de
estrado y de comedor.
Estaban los criados reunidos en la cocina, como siempre, cuando
sintieron las pisadas del caballo sobre la nieve fresca, y á poco un
hombre, en quien reconocieron á su compañero Jacinto, entró como una
bomba.
La aludida en ellas desaparece también, metiéndose furibunda por lo más
espeso de la columna de humo que sigue saliendo de la cocina, después de
haber despedido á su suegra con estos piropos:
--¡Bruja, brujona!...
VolvÃa entonces á casa y aun me parece
verla en un rincón obscuro de la cocina, sentada sobre una canoa[R] con
su sarta de escapularios resaltando sobre la piel morena y arrugada del
pecho, que descubrÃa el escote del traje.
Al oir tal, hubo en la cocina
una explosión de alegrÃa, con vivas y bendiciones hiperbólicas; sólo el
pastor, viejo cano, meneó la cabeza, afirmando que el que echaba con
señores «espantaba la suerte,» de lo cual le pesó tanto al marqués, que
condenó al pastor á no llevar ni un real en los décimos consabidos.
Huyendo de la
soledad de su gran despacho, bajó el marqués de noche á la cocina del
cortijo, y buscando, por instinto de sociabilidad invencible, la
compañÃa del hombre, se arrimó al hogar, calentó la palma de las manos,
y hasta se rió de los cuentos que con chuscada andaluza referÃan el
capataz y el pastor.
El campo de batalla era la sala prudentemente
desamueblada desde el dÃa anterior, sin alfombra, sin cortinas, sin
ningún adorno, en fin, más que la gran tina del baño[19] colmada de
agua, el baño de asiento,[20] la tinaja, los tachos grandes de la
cocina, y todo cuanto cacharro pudiera servir para tener mucha agua a
mano.
No oyó doña Rita el final de la imprecación, porque salió cantando, y
tras ella los demás interlocutores del marqués, y en pos de éstos el
marqués mismo, que los siguió furioso al través de las habitaciones y
estuvo á punto de alcanzarlos en la cocina, sin que se atreviese á
seguirlos al patio por no arrostrar la glacial temperatura.
Las mismas gentes ricas tienen a este modesto
plato nacional tal apego, que cuando viajan por Europa, la ausencia del
puchero destruye en parte el encanto que produce la cocina sabia,[4] y
se consideran dichosos si logran encontrar en alguna parte el recuerdo
de la patria ausente y del hogar abandonado en medio de los cálidos
vapores que aquél exhala.
Al dÃa siguiente, muy temprano, el marqués despachaba un propio á la
ciudad próxima, y anochecÃa cuando el bondadoso señor penetró en la
cocina blandiendo unos papeles, y anunciando á sus domésticos, con suma
benignidad, que habÃa cumplido sus deseos tomando un billete del sorteo
inmediato, billete en el cual les regalaba dos décimos, quedándose él
con ocho, por tentar también la suerte.
Aquà entran[66] no sólo azulejos para los
cuartos de baño y la cocina[67]; mosaicos para las veredas o aceras,[68]
el zaguán, los patios,[69] corredores y galerÃas[70]; baldosas para los
patios interiores y azoteas; pizarras para el techo; sino también frisos
de mármol, pedestales para jardines, objetos de cemento armado,[71] de
piedra o de terracotta, cristales, vidrios de color para
puertas-cancelas,[72] banderolas, ojos de buey, etc.
Tuvo un capellán que amén de decirle
la misa los domingos y fiestas, le leÃa y comentaba los periódicos
polÃticos; un capataz que dirigÃa hábilmente las faenas agrÃcolas; un
cochero obeso y flegmático que gobernaba solemnemente las dos mulas de
la carretela; una ama de llaves silenciosa, solÃcita; un ayuda de cámara
traÃdo de Madrid, discreto y puntual; y por último, una cocinera limpia
como el oro, con primorosas manos para todos los guisos de aquella
antigua cocina nacional, que satisfacÃa el estómago sin irritarlo y
lisonjeaba el paladar sin pervertirlo.
Celedonio y doña Rita bailaban con mil zapatetas; Jacinto,
abrazado á una silla, valsaba rauda y amorosamente; Pepa herÃa con el
rabo de un cazo la sartén, haciendo desapacible música, y el capataz,
tendido en el suelo, se revolcaba, gritando ó mejor dicho aullando
salvajemente: «¡Viva la Virgen!» Apenas divisaron al marqués, aquellos
locos se lanzaron á él con los brazos abiertos, y sin que fuese poderoso
á evitarlo, lo alzaron en volandas, y cantando y danzando y echándoselo
unos á otros como pelota de goma, lo pasearon por toda la cocina, hasta
que, viéndole furioso, lo dejaron en el suelo; y aun fué peor entonces,
pues la cocinera Pepa, cogiéndole por el talle, quieras no quieras le
arrastró en vertiginosa danza mientras el capataz, presentándole una
botella de vino, se empeñaba en que probase un trago, asegurando que el
licor era exquisito, cosa que él sabÃa á ciencia cierta por haber
trasegado á su estómago casi toda la sangre de la botella.
=cocina,= kitchen.
=cocina=, _f._, kitchen.
¿Qué buscaba en la cocina?
=cocina=, _f._, kitchen, manner of cooking, cuisine.
[4] =la cocina sabia,= _good cooking; wholesome food or diet_.
¿SerÃa fácil describir la escena que se
representaba en la cocina?
--¿Qué lugar se destina a la cocina en estas casas,[104] necesariamente
pequeñas?
--Uno y otro sistema[74]; pero en las ciudades grandes el gas se usa con
preferencia como combustible en la cocina.
--Emporios de artÃculos menudos para la casa.[29] En ellos se vende
vajilla de loza o porcelana, cubiertos, artÃculos de mesa y de cocina,
tales como cacerolas, sartenes, pavas o peroles, ollas, calderas,
cafeteras, teteras, aparte de convoyes para el aderezo de la ensalada.
Gerardo ó yo salÃamos,
la criada alumbraba con el quinqué de la cocina desde lo alto.
De pronto, suspendiendo la lectura, ambos
prestaron oÃdo al estrépito que venÃa de la cocina.
Las construcciones terminan hacia el fondo
en la cocina, habitaciones de servicio, patio y demás dependencias.
El posadero, medio espantado, corrió a la cocina, y pocos minutos
después sirvió una buena comida y una botella de vino al extranjero.
Tendió el marqués la vista por la cocina
abandonada, y vió el fuego del hogar que iba apagándose, y oyó una
especie de ronquido animal...
No se ve la escena, porque lo impide el humo de la cocina que sale á
borbotones por el balconcillo, conductor único que para él hay en la
casa.
à despecho de sus achaques, brincó hasta la cocina el marqués, y
llegando al umbral, detúvose atónito ante la extraña escena que allà se
representaba.
El interior lo
formaba, como las granjas del Norte, una sola y vasta pieza; en el
testero habÃa un hogar para fuego de leña, que servÃa de cocina, de
estrado y de comedor.
Estaban los criados reunidos en la cocina, como siempre, cuando
sintieron las pisadas del caballo sobre la nieve fresca, y á poco un
hombre, en quien reconocieron á su compañero Jacinto, entró como una
bomba.
La aludida en ellas desaparece también, metiéndose furibunda por lo más
espeso de la columna de humo que sigue saliendo de la cocina, después de
haber despedido á su suegra con estos piropos:
--¡Bruja, brujona!...
VolvÃa entonces á casa y aun me parece
verla en un rincón obscuro de la cocina, sentada sobre una canoa[R] con
su sarta de escapularios resaltando sobre la piel morena y arrugada del
pecho, que descubrÃa el escote del traje.
Al oir tal, hubo en la cocina
una explosión de alegrÃa, con vivas y bendiciones hiperbólicas; sólo el
pastor, viejo cano, meneó la cabeza, afirmando que el que echaba con
señores «espantaba la suerte,» de lo cual le pesó tanto al marqués, que
condenó al pastor á no llevar ni un real en los décimos consabidos.
Huyendo de la
soledad de su gran despacho, bajó el marqués de noche á la cocina del
cortijo, y buscando, por instinto de sociabilidad invencible, la
compañÃa del hombre, se arrimó al hogar, calentó la palma de las manos,
y hasta se rió de los cuentos que con chuscada andaluza referÃan el
capataz y el pastor.
El campo de batalla era la sala prudentemente
desamueblada desde el dÃa anterior, sin alfombra, sin cortinas, sin
ningún adorno, en fin, más que la gran tina del baño[19] colmada de
agua, el baño de asiento,[20] la tinaja, los tachos grandes de la
cocina, y todo cuanto cacharro pudiera servir para tener mucha agua a
mano.
No oyó doña Rita el final de la imprecación, porque salió cantando, y
tras ella los demás interlocutores del marqués, y en pos de éstos el
marqués mismo, que los siguió furioso al través de las habitaciones y
estuvo á punto de alcanzarlos en la cocina, sin que se atreviese á
seguirlos al patio por no arrostrar la glacial temperatura.
Las mismas gentes ricas tienen a este modesto
plato nacional tal apego, que cuando viajan por Europa, la ausencia del
puchero destruye en parte el encanto que produce la cocina sabia,[4] y
se consideran dichosos si logran encontrar en alguna parte el recuerdo
de la patria ausente y del hogar abandonado en medio de los cálidos
vapores que aquél exhala.
Al dÃa siguiente, muy temprano, el marqués despachaba un propio á la
ciudad próxima, y anochecÃa cuando el bondadoso señor penetró en la
cocina blandiendo unos papeles, y anunciando á sus domésticos, con suma
benignidad, que habÃa cumplido sus deseos tomando un billete del sorteo
inmediato, billete en el cual les regalaba dos décimos, quedándose él
con ocho, por tentar también la suerte.
Aquà entran[66] no sólo azulejos para los
cuartos de baño y la cocina[67]; mosaicos para las veredas o aceras,[68]
el zaguán, los patios,[69] corredores y galerÃas[70]; baldosas para los
patios interiores y azoteas; pizarras para el techo; sino también frisos
de mármol, pedestales para jardines, objetos de cemento armado,[71] de
piedra o de terracotta, cristales, vidrios de color para
puertas-cancelas,[72] banderolas, ojos de buey, etc.
Tuvo un capellán que amén de decirle
la misa los domingos y fiestas, le leÃa y comentaba los periódicos
polÃticos; un capataz que dirigÃa hábilmente las faenas agrÃcolas; un
cochero obeso y flegmático que gobernaba solemnemente las dos mulas de
la carretela; una ama de llaves silenciosa, solÃcita; un ayuda de cámara
traÃdo de Madrid, discreto y puntual; y por último, una cocinera limpia
como el oro, con primorosas manos para todos los guisos de aquella
antigua cocina nacional, que satisfacÃa el estómago sin irritarlo y
lisonjeaba el paladar sin pervertirlo.
Celedonio y doña Rita bailaban con mil zapatetas; Jacinto,
abrazado á una silla, valsaba rauda y amorosamente; Pepa herÃa con el
rabo de un cazo la sartén, haciendo desapacible música, y el capataz,
tendido en el suelo, se revolcaba, gritando ó mejor dicho aullando
salvajemente: «¡Viva la Virgen!» Apenas divisaron al marqués, aquellos
locos se lanzaron á él con los brazos abiertos, y sin que fuese poderoso
á evitarlo, lo alzaron en volandas, y cantando y danzando y echándoselo
unos á otros como pelota de goma, lo pasearon por toda la cocina, hasta
que, viéndole furioso, lo dejaron en el suelo; y aun fué peor entonces,
pues la cocinera Pepa, cogiéndole por el talle, quieras no quieras le
arrastró en vertiginosa danza mientras el capataz, presentándole una
botella de vino, se empeñaba en que probase un trago, asegurando que el
licor era exquisito, cosa que él sabÃa á ciencia cierta por haber
trasegado á su estómago casi toda la sangre de la botella.
=cocina,= kitchen.
=cocina=, _f._, kitchen.
¿Qué buscaba en la cocina?
=cocina=, _f._, kitchen, manner of cooking, cuisine.
[4] =la cocina sabia,= _good cooking; wholesome food or diet_.
¿SerÃa fácil describir la escena que se
representaba en la cocina?
--¿Qué lugar se destina a la cocina en estas casas,[104] necesariamente
pequeñas?
--Uno y otro sistema[74]; pero en las ciudades grandes el gas se usa con
preferencia como combustible en la cocina.
--Emporios de artÃculos menudos para la casa.[29] En ellos se vende
vajilla de loza o porcelana, cubiertos, artÃculos de mesa y de cocina,
tales como cacerolas, sartenes, pavas o peroles, ollas, calderas,
cafeteras, teteras, aparte de convoyes para el aderezo de la ensalada.