En la última correrÃa Ãbamos ocho hombres á bordo.
muchos criollos
entre los capitanes y patrones de los buques, asà como entre los
oficiales de a bordo.
=bordo,= side of a ship; =á --,= on board.
=libre=, free, uncumbered, exempt;
=---- de gastos a bordo=, free on board, f.o.b.
--En toda la América latina, el método seguido en sus ventas por los
agentes de firmas europeas es el que sigue: El precio se entiende libre
de gastos a bordo (f.o.b.) en el puerto de origen.
borde, _m._, edge, border, brink, bank.
Al llegar ésta al borde del precipicio, se detuvo un instante
sin saber qué partido tomar.
Yo estaba sentado al borde de un camino,[1] por donde siempre vuelven
menos de los que van.
y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecÃa ofrecerle un beso ...
Al borde del hoyo se asomaron con curiosidad el hombre, el perro, el
zorro y el mono; el águila miró desde arriba.
Me desnudé
maquinalmente y permanecà sentado al borde de la cama larguÃsimo
rato,{7-2} absorto en mis pensamientos tenebrosos.
Su necesidad de análisis, la condición algebraica
de su fantasÃa, hácele producir tristÃsimos efectos cuando nos arrastra
al borde de lo desconocido.
Mira, la fuente brota escondida en el seno
de una peña, y cae resbalándose gota á gota por entre las verdes y
flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna.
Mientras ella hablaba asÃ, el joven, absorto en la contemplación de su
fantástica hermosura, atraÃdo como por una fuerza desconocida, se
aproximaba más y más al borde de la roca.
à las siete y
media ya la marea llegaba al borde de la calzada; sólo las cimas de las
más altas rocas se descubrÃan sobre el nivel del mar, y muy pronto todo
desapareció debajo de las turbulentas aguas.
Cuando al despuntar la mañana me veÃas tomar la ballesta y dirigirme
al monte, no fué nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la
caza, no; iba á sentarme al borde de la fuente, á buscar en sus ondas
...
CREED EN DIOS
CÃNTIGA PROVENZAL
Yo fuà el verdadero Teobaldo de Montagut, barón de Fortcastell.[1]
Noble ó villano, señor ó pechero, tú, cualquiera que seas, que te
detienes un instante al borde de mi sepultura, cree en Dios, como yo
he creÃdo, y ruégale por mÃ.
Porque la luna jamás resplandece sin traerme
recuerdos de la bella Annabel Lee; y cuando
las estrellas se levantan, creo ver brillar los
ojos de la bella Annabel Lee; y asà paso largas
noches tendido al lado de mi querida,--mi
querida, mi vida y mi compañera,--que
está acostada en su sepulcro más allá de la mar,
en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.
En tanto que éstas permanecÃan recostadas aún al
borde del agua con los azules ojos adormidos, aspirando con
voluptuosidad el perfume de las flores y estremeciéndose ligeramente
al contacto de la fresca brisa, aquellas danzaban en vertiginosa
ronda, entrelazando caprichosamente sus manos, dejando caer atrás la
cabeza con delicioso abandono, é hiriendo el suelo con el pie en
alternada cadencia.
The mountains of Montagut, which rise to a
height of 3125 teet, are situated in the province of Tarragona,
Spain.]
II
Pastores, que seguÃs con lento paso vuestras ovejas que pacen
derramadas por las colinas y las llanuras; si al conducirlas al borde
del transparente riachuelo que corre, forcejea y salta por entre los
peÃiascos del valle de Montagut en el rigor del verano, y en una
siesta de fuego habéis encontrado la sombra y el reposo al pie de las
derruÃdas arcadas del monasterio, cuyos musgosos pilares besan las
ondas, oidme.
It is the ancient Mons _Caunus_, celebrated in history for
the defeat of the Celtiberians in the time of the consul Tiberius
Sempronius Gracchus (governor of Hither Spain from 181 to 178
B.C.).]
Fija la mirada en aquel fantástico ejercito de nubes que parecÃan
correr al asalto de la peña sobre cuyo pico Ãba á morir la bruja, yo
estaba esperando por instantes cuando se abrÃan sus senos para abortar
á la diabólica multitud de espÃritus malignos, comenzando una lucha
horrible al borde del derrumbadero, entre los que estaban allà para
hacer justicia en la bruja y los demonios que, en pago de sus muchos
servicios, vinieran á ayudarla en aquel amargo trance.
Por último, viendo perdida toda esperanza, pidió como última merced
que la dejasen un instante implorar del cielo, antes de morir, el
perdón de sus culpas, y de rodillas al borde de la cortadura como
estaba, la vieja inclinó la cabeza, juntó las manos y comenzó á
murmurar entre dientes qué sé yo qué imprecaciones ininteligibles:
palabras que yo no podÃa oir por la distancia que me separaba de ella,
pero que ni los mismos que estaban á su lado lograron entender; Unos
aseguran que hablaba en latÃn, otros que en una lengua salvaje y
desconocida, no faltando quien pudo comprender que en efecto rezaba,
aunque diciendo las oraciones al revés, como es costumbre de estas
malas mujeres.
Los botes ligeros, con sus vientres blancos y azules y el mástil
graciosamente inclinado, formaban una fila avanzada al borde de la
playa, donde se deshacÃan las olas y una delgada lámina de agua bruñÃa
el suelo, cual si fuese de cristal; detrás, con la embetunada panza
sobre la arena, estaban las negras barcas del _bou_, las parejas que
aguardaban el invierno para lanzarse al mar, barriéndolo con su cola de
redes; y en último término los laúdes en reparación, los abuelos, junto
á los cuales agitábanse los calafates, embadurnándoles los flancos con
caliente alquitrán, para que otra vez volviesen á emprender sus penosas
y monótonas navegaciones por el Mediterráneo; unas veces á las Baleares
con sal, otras á la costa de Argel con frutas de la huerta levantina, y
muchas con melones y patatas para los soldados rojos de Gibraltar.
=borde,= _m._, edge.
=borde=, _m._, edge.
=borde=, _m._, strip.
--Las haciendas cafeteras más prósperas se han instalado en el borde
oriental de la altiplanicie.
--Por lo tanto,[9] la falda opuesta de la meseta, es decir el borde que
mira hacia el PacÃfico, no recibiendo esos vientos, debe de ser más
árida.
--SÃ, la reconozco, y veo que en Méjico la meseta corre paralelamente a
la dirección general del paÃs, dejando un borde de cada lado, entre ella
y los océanos.
_Lettre à Lamartine_.]
XLIII[1]
Dejé la luz á un lado, y en el borde
De la revuelta cama me senté,
Mudo, sombrÃo, la pupila inmóvil
Clavada en la pared.
--¿Cómo as�[8]
--Los vientos alisios, que vienen del nordeste, al pasar por el Golfo de
Méjico, se cargan de humedad, la cual depositan en forma de lluvia en
las faldas de las montañas que directamente se les oponen, es decir, el
borde oriental de la meseta y la vertiente norte de la Sierra Madre del
Sur.
--En acosar y perseguir á los infelices pastores que se arriesgan por
esa parte de monte, ya haciendo ruido entre las matas, como si fuese
un lobo, ya dando quejidos lastimeros como de criatura, ó
acurrucándose en las quiebras de las rocas que están en el fondo del
precipicio, desde donde llama con su mano amarilla y seca á los que
van por el borde, les clava la mirada de sus ojos de buho, y cuando el
vértigo comienza á desvanecer su cabeza, da un gran salto, se les
agarra á los pies y pugna hasta despeñarlos en la sima....
II
Valles sin lindes, mares sin riberas,
cavernas, bosques densos y titánicos,
montañas que a los cielos desafÃan
y hunden la base en insondables lagos,
en lagos insondables siempre mudos
de misteriosos bordes escarpados,
gélidos lagos, cuyas muertas aguas
un Cielo copian tétrico y extraño.
III
Niñas de las cercanas aldeas, lÃrios silvestres que crecéis felices al
abrigo de vuestra humildad; si en la mañana del santo Patrono de estos
lugares, al bajar al valle de Montagut á coger tréboles y margaritas
con que embellecer su retablo, venciendo el temor que os inspira el
sombrÃo monasterio que se alza en sus peñas, habéis penetrado en su
claustro mudo y desierto para vagar entre sus abandonadas tumbas, á
cuyos bordes crecen las margaritas más dobles y los jacintos mas
azules, oidme.
--Y lás mariposas blancas y las libélulas azules, que giran por el
aire en extraños circulos, se paraban un momento en nuestros
dentellados bordes á contarse los secretes de ese misterioso amor que
dura un instante y les consume la vida.[1]
[Footnote 1: y les consume la vida.
borde, _m._, edge, border, brink, bank.
Al llegar ésta al borde del precipicio, se detuvo un instante
sin saber qué partido tomar.
Yo estaba sentado al borde de un camino,[1] por donde siempre vuelven
menos de los que van.
y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecÃa ofrecerle un beso ...
Al borde del hoyo se asomaron con curiosidad el hombre, el perro, el
zorro y el mono; el águila miró desde arriba.
Me desnudé
maquinalmente y permanecà sentado al borde de la cama larguÃsimo
rato,{7-2} absorto en mis pensamientos tenebrosos.
Su necesidad de análisis, la condición algebraica
de su fantasÃa, hácele producir tristÃsimos efectos cuando nos arrastra
al borde de lo desconocido.
Mira, la fuente brota escondida en el seno
de una peña, y cae resbalándose gota á gota por entre las verdes y
flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna.
Mientras ella hablaba asÃ, el joven, absorto en la contemplación de su
fantástica hermosura, atraÃdo como por una fuerza desconocida, se
aproximaba más y más al borde de la roca.
à las siete y
media ya la marea llegaba al borde de la calzada; sólo las cimas de las
más altas rocas se descubrÃan sobre el nivel del mar, y muy pronto todo
desapareció debajo de las turbulentas aguas.
Cuando al despuntar la mañana me veÃas tomar la ballesta y dirigirme
al monte, no fué nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la
caza, no; iba á sentarme al borde de la fuente, á buscar en sus ondas
...
CREED EN DIOS
CÃNTIGA PROVENZAL
Yo fuà el verdadero Teobaldo de Montagut, barón de Fortcastell.[1]
Noble ó villano, señor ó pechero, tú, cualquiera que seas, que te
detienes un instante al borde de mi sepultura, cree en Dios, como yo
he creÃdo, y ruégale por mÃ.
Porque la luna jamás resplandece sin traerme
recuerdos de la bella Annabel Lee; y cuando
las estrellas se levantan, creo ver brillar los
ojos de la bella Annabel Lee; y asà paso largas
noches tendido al lado de mi querida,--mi
querida, mi vida y mi compañera,--que
está acostada en su sepulcro más allá de la mar,
en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.
En tanto que éstas permanecÃan recostadas aún al
borde del agua con los azules ojos adormidos, aspirando con
voluptuosidad el perfume de las flores y estremeciéndose ligeramente
al contacto de la fresca brisa, aquellas danzaban en vertiginosa
ronda, entrelazando caprichosamente sus manos, dejando caer atrás la
cabeza con delicioso abandono, é hiriendo el suelo con el pie en
alternada cadencia.
The mountains of Montagut, which rise to a
height of 3125 teet, are situated in the province of Tarragona,
Spain.]
II
Pastores, que seguÃs con lento paso vuestras ovejas que pacen
derramadas por las colinas y las llanuras; si al conducirlas al borde
del transparente riachuelo que corre, forcejea y salta por entre los
peÃiascos del valle de Montagut en el rigor del verano, y en una
siesta de fuego habéis encontrado la sombra y el reposo al pie de las
derruÃdas arcadas del monasterio, cuyos musgosos pilares besan las
ondas, oidme.
It is the ancient Mons _Caunus_, celebrated in history for
the defeat of the Celtiberians in the time of the consul Tiberius
Sempronius Gracchus (governor of Hither Spain from 181 to 178
B.C.).]
Fija la mirada en aquel fantástico ejercito de nubes que parecÃan
correr al asalto de la peña sobre cuyo pico Ãba á morir la bruja, yo
estaba esperando por instantes cuando se abrÃan sus senos para abortar
á la diabólica multitud de espÃritus malignos, comenzando una lucha
horrible al borde del derrumbadero, entre los que estaban allà para
hacer justicia en la bruja y los demonios que, en pago de sus muchos
servicios, vinieran á ayudarla en aquel amargo trance.
Por último, viendo perdida toda esperanza, pidió como última merced
que la dejasen un instante implorar del cielo, antes de morir, el
perdón de sus culpas, y de rodillas al borde de la cortadura como
estaba, la vieja inclinó la cabeza, juntó las manos y comenzó á
murmurar entre dientes qué sé yo qué imprecaciones ininteligibles:
palabras que yo no podÃa oir por la distancia que me separaba de ella,
pero que ni los mismos que estaban á su lado lograron entender; Unos
aseguran que hablaba en latÃn, otros que en una lengua salvaje y
desconocida, no faltando quien pudo comprender que en efecto rezaba,
aunque diciendo las oraciones al revés, como es costumbre de estas
malas mujeres.
Los botes ligeros, con sus vientres blancos y azules y el mástil
graciosamente inclinado, formaban una fila avanzada al borde de la
playa, donde se deshacÃan las olas y una delgada lámina de agua bruñÃa
el suelo, cual si fuese de cristal; detrás, con la embetunada panza
sobre la arena, estaban las negras barcas del _bou_, las parejas que
aguardaban el invierno para lanzarse al mar, barriéndolo con su cola de
redes; y en último término los laúdes en reparación, los abuelos, junto
á los cuales agitábanse los calafates, embadurnándoles los flancos con
caliente alquitrán, para que otra vez volviesen á emprender sus penosas
y monótonas navegaciones por el Mediterráneo; unas veces á las Baleares
con sal, otras á la costa de Argel con frutas de la huerta levantina, y
muchas con melones y patatas para los soldados rojos de Gibraltar.
=borde,= _m._, edge.
=borde=, _m._, edge.
=borde=, _m._, strip.
--Las haciendas cafeteras más prósperas se han instalado en el borde
oriental de la altiplanicie.
--Por lo tanto,[9] la falda opuesta de la meseta, es decir el borde que
mira hacia el PacÃfico, no recibiendo esos vientos, debe de ser más
árida.
--SÃ, la reconozco, y veo que en Méjico la meseta corre paralelamente a
la dirección general del paÃs, dejando un borde de cada lado, entre ella
y los océanos.
_Lettre à Lamartine_.]
XLIII[1]
Dejé la luz á un lado, y en el borde
De la revuelta cama me senté,
Mudo, sombrÃo, la pupila inmóvil
Clavada en la pared.
--¿Cómo as�[8]
--Los vientos alisios, que vienen del nordeste, al pasar por el Golfo de
Méjico, se cargan de humedad, la cual depositan en forma de lluvia en
las faldas de las montañas que directamente se les oponen, es decir, el
borde oriental de la meseta y la vertiente norte de la Sierra Madre del
Sur.
--En acosar y perseguir á los infelices pastores que se arriesgan por
esa parte de monte, ya haciendo ruido entre las matas, como si fuese
un lobo, ya dando quejidos lastimeros como de criatura, ó
acurrucándose en las quiebras de las rocas que están en el fondo del
precipicio, desde donde llama con su mano amarilla y seca á los que
van por el borde, les clava la mirada de sus ojos de buho, y cuando el
vértigo comienza á desvanecer su cabeza, da un gran salto, se les
agarra á los pies y pugna hasta despeñarlos en la sima....
borde, _m._, edge, border, brink, bank.
Al llegar ésta al borde del precipicio, se detuvo un instante
sin saber qué partido tomar.
Yo estaba sentado al borde de un camino,[1] por donde siempre vuelven
menos de los que van.
y
la mujer misteriosa le llamaba al borde del abismo, donde estaba
suspendida, y parecÃa ofrecerle un beso ...
Al borde del hoyo se asomaron con curiosidad el hombre, el perro, el
zorro y el mono; el águila miró desde arriba.
Me desnudé
maquinalmente y permanecà sentado al borde de la cama larguÃsimo
rato,{7-2} absorto en mis pensamientos tenebrosos.
Su necesidad de análisis, la condición algebraica
de su fantasÃa, hácele producir tristÃsimos efectos cuando nos arrastra
al borde de lo desconocido.
Mira, la fuente brota escondida en el seno
de una peña, y cae resbalándose gota á gota por entre las verdes y
flotantes hojas de las plantas que crecen al borde de su cuna.
Mientras ella hablaba asÃ, el joven, absorto en la contemplación de su
fantástica hermosura, atraÃdo como por una fuerza desconocida, se
aproximaba más y más al borde de la roca.
à las siete y
media ya la marea llegaba al borde de la calzada; sólo las cimas de las
más altas rocas se descubrÃan sobre el nivel del mar, y muy pronto todo
desapareció debajo de las turbulentas aguas.
Cuando al despuntar la mañana me veÃas tomar la ballesta y dirigirme
al monte, no fué nunca para perderme entre sus matorrales en pos de la
caza, no; iba á sentarme al borde de la fuente, á buscar en sus ondas
...
CREED EN DIOS
CÃNTIGA PROVENZAL
Yo fuà el verdadero Teobaldo de Montagut, barón de Fortcastell.[1]
Noble ó villano, señor ó pechero, tú, cualquiera que seas, que te
detienes un instante al borde de mi sepultura, cree en Dios, como yo
he creÃdo, y ruégale por mÃ.
Porque la luna jamás resplandece sin traerme
recuerdos de la bella Annabel Lee; y cuando
las estrellas se levantan, creo ver brillar los
ojos de la bella Annabel Lee; y asà paso largas
noches tendido al lado de mi querida,--mi
querida, mi vida y mi compañera,--que
está acostada en su sepulcro más allá de la mar,
en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.
En tanto que éstas permanecÃan recostadas aún al
borde del agua con los azules ojos adormidos, aspirando con
voluptuosidad el perfume de las flores y estremeciéndose ligeramente
al contacto de la fresca brisa, aquellas danzaban en vertiginosa
ronda, entrelazando caprichosamente sus manos, dejando caer atrás la
cabeza con delicioso abandono, é hiriendo el suelo con el pie en
alternada cadencia.
The mountains of Montagut, which rise to a
height of 3125 teet, are situated in the province of Tarragona,
Spain.]
II
Pastores, que seguÃs con lento paso vuestras ovejas que pacen
derramadas por las colinas y las llanuras; si al conducirlas al borde
del transparente riachuelo que corre, forcejea y salta por entre los
peÃiascos del valle de Montagut en el rigor del verano, y en una
siesta de fuego habéis encontrado la sombra y el reposo al pie de las
derruÃdas arcadas del monasterio, cuyos musgosos pilares besan las
ondas, oidme.
It is the ancient Mons _Caunus_, celebrated in history for
the defeat of the Celtiberians in the time of the consul Tiberius
Sempronius Gracchus (governor of Hither Spain from 181 to 178
B.C.).]
Fija la mirada en aquel fantástico ejercito de nubes que parecÃan
correr al asalto de la peña sobre cuyo pico Ãba á morir la bruja, yo
estaba esperando por instantes cuando se abrÃan sus senos para abortar
á la diabólica multitud de espÃritus malignos, comenzando una lucha
horrible al borde del derrumbadero, entre los que estaban allà para
hacer justicia en la bruja y los demonios que, en pago de sus muchos
servicios, vinieran á ayudarla en aquel amargo trance.
Por último, viendo perdida toda esperanza, pidió como última merced
que la dejasen un instante implorar del cielo, antes de morir, el
perdón de sus culpas, y de rodillas al borde de la cortadura como
estaba, la vieja inclinó la cabeza, juntó las manos y comenzó á
murmurar entre dientes qué sé yo qué imprecaciones ininteligibles:
palabras que yo no podÃa oir por la distancia que me separaba de ella,
pero que ni los mismos que estaban á su lado lograron entender; Unos
aseguran que hablaba en latÃn, otros que en una lengua salvaje y
desconocida, no faltando quien pudo comprender que en efecto rezaba,
aunque diciendo las oraciones al revés, como es costumbre de estas
malas mujeres.
Los botes ligeros, con sus vientres blancos y azules y el mástil
graciosamente inclinado, formaban una fila avanzada al borde de la
playa, donde se deshacÃan las olas y una delgada lámina de agua bruñÃa
el suelo, cual si fuese de cristal; detrás, con la embetunada panza
sobre la arena, estaban las negras barcas del _bou_, las parejas que
aguardaban el invierno para lanzarse al mar, barriéndolo con su cola de
redes; y en último término los laúdes en reparación, los abuelos, junto
á los cuales agitábanse los calafates, embadurnándoles los flancos con
caliente alquitrán, para que otra vez volviesen á emprender sus penosas
y monótonas navegaciones por el Mediterráneo; unas veces á las Baleares
con sal, otras á la costa de Argel con frutas de la huerta levantina, y
muchas con melones y patatas para los soldados rojos de Gibraltar.
=borde,= _m._, edge.
=borde=, _m._, edge.
=borde=, _m._, strip.
--Las haciendas cafeteras más prósperas se han instalado en el borde
oriental de la altiplanicie.
--Por lo tanto,[9] la falda opuesta de la meseta, es decir el borde que
mira hacia el PacÃfico, no recibiendo esos vientos, debe de ser más
árida.
--SÃ, la reconozco, y veo que en Méjico la meseta corre paralelamente a
la dirección general del paÃs, dejando un borde de cada lado, entre ella
y los océanos.
_Lettre à Lamartine_.]
XLIII[1]
Dejé la luz á un lado, y en el borde
De la revuelta cama me senté,
Mudo, sombrÃo, la pupila inmóvil
Clavada en la pared.
--¿Cómo as�[8]
--Los vientos alisios, que vienen del nordeste, al pasar por el Golfo de
Méjico, se cargan de humedad, la cual depositan en forma de lluvia en
las faldas de las montañas que directamente se les oponen, es decir, el
borde oriental de la meseta y la vertiente norte de la Sierra Madre del
Sur.
--En acosar y perseguir á los infelices pastores que se arriesgan por
esa parte de monte, ya haciendo ruido entre las matas, como si fuese
un lobo, ya dando quejidos lastimeros como de criatura, ó
acurrucándose en las quiebras de las rocas que están en el fondo del
precipicio, desde donde llama con su mano amarilla y seca á los que
van por el borde, les clava la mirada de sus ojos de buho, y cuando el
vértigo comienza á desvanecer su cabeza, da un gran salto, se les
agarra á los pies y pugna hasta despeñarlos en la sima....