Apenas empezó á escucharse ese ruido particular que
produce el agua que se bate á golpes ó se agita con violencia, Garcés
comenzó á levantarse poquito á poco y con las mayores precauciones,
apoyándose en la tierra primero sobre la punta de los dedos, y después
con una de las rodillas.
y si se buscaran con ganas de encontrarse, se
encontrarÃan, poniendo fin de una vez á estas continuas reyertas, en
las cuales los que verdaderamente baten el cobre de firme son sus
deudos, sus allegados y su servidumbre.
Ahorcaba á sus pecheros, se batÃa
con sus iguales, perseguÃa á las doncellas, daba de palos á los
monjes, y en sus blasfemias y juramentos ni dejaba Santo en paz ni
cosa sagrada que no maldijese.
Ahorcaba á sus pecheros, se batÃa
con sus iguales, perseguÃa á las doncellas, daba de palos á los
monjes, y en sus blasfemias y juramentos ni dejaba Santo en paz ni
cosa sagrada que no maldijese.
X
Ya cercano el dÃa,{76-1} iban los alborotadores camino del cielo, más
contentos que unas Pascuas, dando brincos por esas nubes, y eran
millones de millones, todos preciosos, puros, divinos, con alas blancas
y cortas que batÃan más rápidamente que los más veloces pájaros de la
tierra.
à medida que las libaciones se hacÃan más numerosas y frecuentes, y el
vapor del espumoso _Champagne_ comenzaba á trastornar las cabezas,
crecÃan la animación, el ruido y la algazara de los jóvenes, de los
cuales éstos arrojaban á los monjes de granito adosados en los pilares
los cascos de las botellas vacÃas, y aquéllos cantaban á toda voz
canciones báquicas y escandalosas, mientras los de más allá prorrumpÃan
en carcajadas, batÃan las palmas en señal de aplauso, ó disputaban entre
sà con blasfemias y juramentos.
à medida que las libaciones se hacÃan más numerosas y frecuentes, y el
vapor del espumoso _Champagne_ comenzaba á trastornar las cabezas,
crecÃan la animación, el ruido y la algazara de los jóvenes, de los
cuales éstos arrojaban á los monjes de granito adosados en los pilares
los cascos de las botellas vacÃas, y aquellos cantaban á toda voz
canciones báquicas y escandalosas, mientras los de más allá
prorrumpÃan en carcajadas, batÃan las palmas en señal de aplauso, ó
disputaban entre sà con blasfemias y juramentos.
no se pone o quita más que la bata.
=bata=, _f._, bath robe.
no se pone o quita más que la bata.
=bata=, _f._, bath robe.
Si
el buey brioso y bello, que todos se disputaban por tener en su carreta,
ha muerto, en un dÃa abrasante, de _cangrina_; si un tacho se ha
desfondado; si las coronas del trapiche se han roto; si en los
cañaverales ha prendido fuego, y con afanoso trabajo ha sido menester
atajar aquel mar de llamas; si las crecidas del rÃo han arrastrado el
maÃz, el arroz o la caña acabada de sembrar en sus márgenes; si una seca
o unos aguaceros horrorosos amenazan las cosechas; si el cerdo ya cebado
y pronto a ser vendido al especulador que recorre la finca se ha muerto
de repente sin saberse por qué; si el compañero, que solitario en los
campos estaba desmochando palmas, se ha caÃdo; si se ha dado por el
mayoral y los perros con algún negro cimarrón; si la vaca bermeja, si la
puerca del hocico blanco,[1] si la yegua más hermosa del potrero ha
parido, la letra de las canciones lo dirá cuando se esté chapeando o
cortando caña, cuando se junte o cargue en la casa de trapiche, cuando
los negros uno enfrente de otro batan en las resfriaderas, con las
bombas, la _templa_ que acaba de ser sacada del tacho.
Apenas empezó á escucharse ese ruido particular que
produce el agua que se bate á golpes ó se agita con violencia, Garcés
comenzó á levantarse poquito á poco y con las mayores precauciones,
apoyándose en la tierra primero sobre la punta de los dedos, y después
con una de las rodillas.
no se pone o quita más que la bata.
=bata=, _f._, bath robe.
Si
el buey brioso y bello, que todos se disputaban por tener en su carreta,
ha muerto, en un dÃa abrasante, de _cangrina_; si un tacho se ha
desfondado; si las coronas del trapiche se han roto; si en los
cañaverales ha prendido fuego, y con afanoso trabajo ha sido menester
atajar aquel mar de llamas; si las crecidas del rÃo han arrastrado el
maÃz, el arroz o la caña acabada de sembrar en sus márgenes; si una seca
o unos aguaceros horrorosos amenazan las cosechas; si el cerdo ya cebado
y pronto a ser vendido al especulador que recorre la finca se ha muerto
de repente sin saberse por qué; si el compañero, que solitario en los
campos estaba desmochando palmas, se ha caÃdo; si se ha dado por el
mayoral y los perros con algún negro cimarrón; si la vaca bermeja, si la
puerca del hocico blanco,[1] si la yegua más hermosa del potrero ha
parido, la letra de las canciones lo dirá cuando se esté chapeando o
cortando caña, cuando se junte o cargue en la casa de trapiche, cuando
los negros uno enfrente de otro batan en las resfriaderas, con las
bombas, la _templa_ que acaba de ser sacada del tacho.