La primera
representación[5] atrae siempre una concurrencia numerosa y muy
selecta.
Los nativos de las ciudades
ridiculizan a la gente de los campos, llamándolas paisanos, fuereños,
orilleros, etc., mientras éstos llaman a aquéllos puebleros y pueblanos,
designaciones no exentas de burla, sobre todo cuando el forastero, por
su inexperiencia, se atrae los dictados de maturrango y de chambón.
--Me atrae el viaje por Cartagena, pues he oÃdo alabar las excursiones
por el rÃo Magdalena y el Cauca.
Los oficios de pescador, de barquero y de
botero atraen muchos genoveses.
Hay también salas para conciertos
sinfónicos, que atraen un público selecto.
Las labores agrÃcolas, como ya he dicho,[14] atraen sobre todo a los
europeos.
La vieja que vende
buñuelos y la castañera de la esquina son las piezas más graciosas de
este maravilloso pueblo de barro, y ellas solas atraen con preferencia
las miradas de la infantil muchedumbre.
Podemos continuar nuestro viaje en ferrocarril desde la capital hasta
Puerto Barrios, en la costa del Atlántico, donde llegamos tras de doce
horas de viaje por una región digna de ser conocida[44] _por_ lo
interesante que es[45] para el hombre de negocios a quien le atraen las
empresas agrÃcolas.
Todo en ella sonreÃa: sus hermosos cabellos con los cuales jugaba el
viento, el talle de diosa, el desnudo pie aprisionado en pequeños
zapatos, las lindas manecitas que atraÃan hacia sà la colgante rama para
aspirar las flores, la pura frente, los blancos dientes que asomaban
entre sus labios rojos,--todo en ella era bello.
=atraje=, =-iste=, =-o=, _etc._, _pret.
El hombre á veces huÃa, á veces disparaba una flecha; y en retiradas y
acometidas y evoluciones, atrajo al león hacia unos matorrales.
Con su venida á la casa terminaron las bromitas y
retozos de las entregadas con los criados, lo que al principio le atrajo
enemistades en la servidumbre; pero como era tan servicial y tan buena,
acabó por ser querida y respetada de todos.
=atrajo,= _pret.
Los extravÃos de mi juventud, mis locas prodigalidades
y mis crÃmenes por último atrajeron sobre mi cabeza la cólera de mis
deudos y la maldición de mi padre, que me desheredó al expirar.
Tal es la historia de estos productos extraños que han
poblado la más árida e inhospitable costa del mundo de
ciudades progresivas, que han atraÃdo un inmenso capital
de Europa y de los Estados Unidos y han enriquecido 15
al pueblo que los posee y los explota.
La primera
representación[5] atrae siempre una concurrencia numerosa y muy
selecta.
Los nativos de las ciudades
ridiculizan a la gente de los campos, llamándolas paisanos, fuereños,
orilleros, etc., mientras éstos llaman a aquéllos puebleros y pueblanos,
designaciones no exentas de burla, sobre todo cuando el forastero, por
su inexperiencia, se atrae los dictados de maturrango y de chambón.
--Me atrae el viaje por Cartagena, pues he oÃdo alabar las excursiones
por el rÃo Magdalena y el Cauca.