=aparecer=, (_pres._ aparezco), to appear.
Y te juro que si no aparece, le mato.
No hemos hecho
ninguna corrección al texto en cuanto a como aparece en la 1909 impresa en
1925 y como esa coincida con la que fue impresas en 1922.
Su nuera aparece en el suyo, más
desaliñada que nunca, con la cara roja como un pimiento seco y con la
crin suelta, en medio de una espesÃsima nube de humo, ¡aparición
verdaderamente infernal!; saca medio cuerpo fuera de la balaustrada, y
con voz ronca y destemplada grita, mirando al piso segundo:
--¡TÃa!...
La
población blanca de cultura española ha sido, por consiguiente, la que
ha impreso a la América el tipo de ideologÃa con que aparece en los
tiempos contemporáneos, sin que el negro ni el indio hayan conseguido
más trascendencia en las mezclas que añadir algunos estigmas de
superstición, pereza o agresividad, a los que ya trajeron con su sangre
de presidio los primeros conquistadores.
Figueroa_ (CHILENO)
=Mármol, José= (1818-1871)
«Amalia», esa obra maestra[46] de José Mármol,[47] es un libro
esencialmente porteño, y americano por extensión; para juzgarlo es
preciso un criterio nuestro, argentino, pues siempre valdrá mucho más
para los conocedores del teatro de los hechos, que para los que,
ignorando los caracteres, las costumbres y la topografÃa del cuadro,
aplican en su examen elementos generales de crÃtica, y subordinan el
conjunto, como obra de arte, a los preceptos de escuela.[48]
Bajo este aspecto no serÃa difÃcil que[49] en muchos puntos flaquease la
«Amalia», porque su estilo no es rigurosamente académico, ni el plan del
drama está trazado con precisión; no obstante, lo que allà aparece
rebelde a la exigencia artÃstica, es muchas veces lo que mejor expresa
un carácter o acaba de acentuar un acontecimiento.
¿Qué es lo que se nos aparece una vez en un minuto, dos veces en un
momento, y nunca en un siglo?
20.--EL DESIERTO DE ATACAMA
Cuando desde una altura dominante se extiende la vista, abarcando
inmensa extensión de aquellos páramos, cerros tras cerros y pampas tras
pampas, todo aparece igual y repetido.
Me fijo mejor, y noto que ha sido cortado, según parece, recientemente,
pues en el suelo y en el sitio donde antes estaba aparecen algunas ramas
y flores esparcidas aquà y allá.
¿Cuáles son los animales que aparecen en este cuento?
33.--EL PUCHERO Y EL ASADO EN EL PLATA
El _puchero_[1] ha quedado como resumen de todo lo que el ama de casa
tiene a mano; carne de buey, espigas de maÃz tierno, zapallo, papas,
zanahorias, tomates, arroz y pimientos se dan cita en la marmita y
aparecen en la mesa, en una mezcolanza abundante y burguesa, al que hay
que hacer los honores sin escrúpulo.[2] Sin que nos metamos a[3]
criticarlo, este plato español ha conquistado su carta de naturaleza y
se ha convertido en plato nacional.
Las aguas habÃan crecido tanto que no aparecÃa
paso vadeable.
of_ =añadir=
=añadir= to add
=año= _m._ year;
=el año que viene= next year;
=hace tres años= three years ago;
=cuántos años tenÃa= how old he (she) was
=aparecer= to appear
=aparecÃa= _1 and 3 sing.
Las aguas habÃan crecido tanto que no aparecÃa
paso vadeable.
of_ =añadir=
=añadir= to add
=año= _m._ year;
=el año que viene= next year;
=hace tres años= three years ago;
=cuántos años tenÃa= how old he (she) was
=aparecer= to appear
=aparecÃa= _1 and 3 sing.
También aparecÃan en él las gallinas con
sus echaduras, haciendo regodeos, y muy anchas y afanosas con su
dignidad de madre, repitiendo su uniforme clu, clu, que quiere decir
_¡cuidado, cuidado!_ rodeadas de sus polluelos que respondÃan en su voz
de tiple, pÃ, pÃ, que quiere decir _¡pan, pan!_...
ind._
=apareció= _3 sing.
En seguida Felipe, el ladrón, pensó en la ardilla y ésta apareció
al instante sobre la mesa.
Tan pronto como
la habÃa cortado, se le apareció un oso tan grande que retrocedió
asustado.
Poco tiempo después apareció por aquel sitio un
furioso lobo que empezó a destrozar el rebaño.
En aquel instante las pesadas hojas de la puerta giraron sobre sus
goznes y apareció en su dintel un religioso.
Poco después, y con las mismas
precauciones de antes, apareció con su palmatoria encendida el criado,
preguntándole qué se le ofrecÃa.
El sacerdote inclinó la frente, y por encima de su
cabeza cana y como á tráves de una gasa azul que fingÃa el humo del
incienso, apareció la Hostia á los ojos de los fieles.
Apenas se instalaron alrededor de la mesa, cuando
apareció el mozo, el cual abriendo sus ojos de par en
par,[168] asombróse viendo a unos de esos ricos americanos 15
de quienes tanto habÃa oÃdo hablar.
Justamente, al cruzar tercera ó cuarta vez{14-1} por delante del balcón,
apareció en él la gentil chiquita, que al verme hizo un movimiento de
sorpresa, acompañado de una mueca encantadora, se echó á reÃr y se
ocultó de nuevo.
Media hora habÃa transcurrido, empleada por los ladrones en jurarse unos
á otros no decir nunca á su capitán que habÃan perdonado la vida á un
hombre, cuando de pronto apareció _Parrón_, trayendo al segador en la
grupa de su yegua.
HacÃan agujeros con sus
agudos dientes en las paredes y en los pisos; asaltaban
los graneros y no dejaban vivir tranquilamente a
nadie.[140]
En medio de esta horrorosa plaga apareció un hombre 10
muy cortés a quien nadie conocÃa.
Y ya abrÃa el marqués la boca para pronunciar:
«Jacinto se quedará, porque me hace falta á mÃ,» cuando á su vez
apareció en el marco de la puerta la rubicunda faz del cochero, que sin
pedir autorización y con insolente regocijo venÃa á despedirse de su
amo, porque él se largaba ¡ea!
La catástrofe era ya segura; los
dos jóvenes habÃan ya cambiado algunas palabras en voz sorda, y
mientras que con la una mano sujetaban el guante con una fuerza
convulsiva, parecÃan ya buscar instintivamente con la otra el puño de
oro de sus dagas, cuando se entreabrió respetuosamente el grupo que
formaban los espectadores, y apareció el Rey.
Asà transcurrió el espacio de tres años; la historia del _mal
caballero_, que sólo por este nombre se le conocÃa, comenzaba á
pertenecer al exclusivo dominio de las viejas, que en las eternas
veladas del invierno las[1] relataban con voz hueca y temerosa á los
asombrados chicos; las madres asustaban á los pequeñuelos
incorregibles ó llorones diciendoles: _¡que viene el señor del
Segre!_[2] cuando he aquà que no sé si un dia ó una noche, si caÃdo
del cielo ó abortado de los profundos, el temido señor apareció
efectivamente, y como suele decirse, en carne y hueso, en mitad de sus
antiguos vasallos.
Cerca de una hora hacÃa que la conversación giraba alrededor de este
asunto, y ya comenzaba á interpretarse de diversos modos la ausencia
del recién venido, á quien uno de los presentes, antiguo compañero
suyo de colegio, habia citado para el Zocodover, cuando en una de las
boca-calles de la plaza apareció al fin nuestro bizarro capitán
despojado de su ancho capotón de guerra, luciendo un gran casco de
metal con penacho de plumas blancas, una casaca azul turquà con
vueltas rojas y un magnÃfico mandoble con vaina de acero, que resonaba
arrastrándose al compás de sus marciales pasos y del golpe seco y
agudo de sus espuelas de oro.
Cerca de una hora hacÃa
que la conversación giraba alrededor de este asunto, y ya comenzaba á
interpretarse de diversos modos la ausencia del recién venido, á quien
uno de los presentes, antiguo compañero suyo de colegio, habÃa citado
para el Zocodover, cuando en una de las boca-calles de la plaza apareció
al fin nuestro bizarro capitán despojado de su ancho capotón de guerra,
luciendo un gran casco de metal con penacho de plumas blancas, una
casaca azul turquà con vueltas rojas y un magnÃfico mandoble con vaina
de acero, que resonaba arrastrándose al compás de sus marciales pasos y
del golpe seco y agudo de sus espuelas de oro.
Luego, poco á poco fué cesando el ruido y la animación; los vidrios de
colores de las altas ojivas del palacio dejaron de brillar; atravesó
por entre los apiñados grupos la última cabalgata; la gente del pueblo
á su vez comenzó á dispersarse en todas direcciones, perdiéndose entre
las sombras del enmarañado laberinto de calles obscuras, estrechas y
torcidas,[1] y ya no turbaba el profundo silencio de la noche más que
el grito lejano de vela de algún guerrero, el rumor de los pasos de
algún curioso que se retiraba el último, ó el ruido que producÃan las
aldabas de algunas puertas al cerrarse, cuando en lo alto de la
escalinata que conducÃa á la plataforma del palacio apareció un
caballero, el cual, después de tender la vista por todos lados como
buscando á alguien que debÃa esperarle, descendió lentamente hasta la
cuesta del alcázar, por la que se dirigie hacia el Zocodover.
42, note 1.]
En efecto, era asÃ, pues á poco de haberse oÃdo la esquililla,
empezaron á saltar por entre las apiñadas matas de cantueso y tomillo,
y á descender á la orilla opuesta del riachuelo, hasta unos cien
corderos, blancos como la nieve, detrás de los cuales, con su caperuza
calada para libertarse la cabeza de los perpendiculares rayos del sol,
y su atillo al hombro en la punta de un palo, apareció el zagal que
los conducÃa.
Casi al mismo tiempo que ellos en la calle,
aparecieron en sus respectivos balcones la mujer de Bolina, rodeada de
sus nietos, y la del pobre Tuerto, sola, desgreñada y dando alaridos de
desconsuelo.
Y te juro que si no aparece, le mato.
No hemos hecho
ninguna corrección al texto en cuanto a como aparece en la 1909 impresa en
1925 y como esa coincida con la que fue impresas en 1922.
Su nuera aparece en el suyo, más
desaliñada que nunca, con la cara roja como un pimiento seco y con la
crin suelta, en medio de una espesÃsima nube de humo, ¡aparición
verdaderamente infernal!; saca medio cuerpo fuera de la balaustrada, y
con voz ronca y destemplada grita, mirando al piso segundo:
--¡TÃa!...
La
población blanca de cultura española ha sido, por consiguiente, la que
ha impreso a la América el tipo de ideologÃa con que aparece en los
tiempos contemporáneos, sin que el negro ni el indio hayan conseguido
más trascendencia en las mezclas que añadir algunos estigmas de
superstición, pereza o agresividad, a los que ya trajeron con su sangre
de presidio los primeros conquistadores.
Figueroa_ (CHILENO)
=Mármol, José= (1818-1871)
«Amalia», esa obra maestra[46] de José Mármol,[47] es un libro
esencialmente porteño, y americano por extensión; para juzgarlo es
preciso un criterio nuestro, argentino, pues siempre valdrá mucho más
para los conocedores del teatro de los hechos, que para los que,
ignorando los caracteres, las costumbres y la topografÃa del cuadro,
aplican en su examen elementos generales de crÃtica, y subordinan el
conjunto, como obra de arte, a los preceptos de escuela.[48]
Bajo este aspecto no serÃa difÃcil que[49] en muchos puntos flaquease la
«Amalia», porque su estilo no es rigurosamente académico, ni el plan del
drama está trazado con precisión; no obstante, lo que allà aparece
rebelde a la exigencia artÃstica, es muchas veces lo que mejor expresa
un carácter o acaba de acentuar un acontecimiento.
¿Qué es lo que se nos aparece una vez en un minuto, dos veces en un
momento, y nunca en un siglo?
20.--EL DESIERTO DE ATACAMA
Cuando desde una altura dominante se extiende la vista, abarcando
inmensa extensión de aquellos páramos, cerros tras cerros y pampas tras
pampas, todo aparece igual y repetido.