He bebido de un agua que apaga toda
sed.
Y al rostro la acerca, que el cándido lino
Encubre, con ánimo asaz descortés;
Mas la luz apaga viento repentino,
Y la blanca dama se puso de pie.
De la Luna la luz lÃmpida, la luz de perla se apaga,
el perfume de las rosas muere en las dormidas auras,
los senderos se oscurecen
expiran las violas castas,
menos _tú_ y _yo_, todo huye, todo muere, todo pasa...
Como quien dice: «No cabe
más; apaga y vámonos.»
CUADROS DE COSTUMBRES
(FRAGMENTOS)
I
Todo el que ha surcado el Guadalquivir, ha parado su atención en los
pueblecitos, que como vanguardia de la noble ciudad de Sevilla, se le
presentan, si baja, á la derecha, si sube, á la izquierda del rÃo.
¡Todo se apaga y se extingue menos tus hondas miradas,
tus dos ojos donde arde
tu alma!
Todas las luces se apagan, todas, todas.
Los carruajes de la gente que volvÃa de
las tertulias, al cruzar á nuestro lado, apagaban la voz de Teresa y le
obligaban á esforzarla un poco.
101, note 2.]
El órgano proseguÃa sonando; pero sus voces se apagaban gradualmente,
como una voz que se pierde de eco en eco, y se aleja, y se debilita al
alejarse, cuando de pronto sonó un grito en la tribuna, un grito
desgarrador, agudo, un grito de mujer.
Nunca lo hubiera hecho; apenas anduve algunos pasos, la luz
de mi linterna se apagó por sà sola, y mis dientes comenzaron á
chocar, y mis cabellos á erizarse.
Pero apenas
se habÃan tocado los aceros y antes que ninguno de los combatientes
hubiese podido dar un solo paso ó intentar un golpe, la luz se
apagó[1] de repente y la calle quedó sumida en la obscuridad más
profunda.
¿Se apagó el
sol?...
[Footnote 1: la luz se apagó.
VI
En la casa se apagaron al fin los rumores de la desesperación, como si
el dolor, internándose en el alma, que es su morada propia, cerrara las
puertas de los sentidos para estar más solo y recrearse en sà mismo.
El monte se venÃa abajo, faltándole sus cimientos
seculares;{75-1} el riachuelo variaba de curso, y echando fuera del
cauce sus espejillos, inundaba espantosamente la llanura; las casas
hundÃan el tejado en la arena; el Portal se estremecÃa cual si fuera
combatido de horribles vientos, y como se apagaron muchas luces, resultó
nublado el sol y obscurecidas las luminarias del dÃa y de la noche.
--Tu padre estaba chocho: los años apagaron su entendimiento y gastaron
su fuerza.
52, note 3.]
La fiesta religiosa habÃa traÃdo á ella una multitud inmensa de
fieles; pero ya ésta se habÃa dispersado en todas direcciones; ya se
habÃan apagado las luces de las capillas y del altar mayor, y las
colosales puertas del templo habÃan rechinado sobre sus goznes para
cerrarse detrás del último toledano, cuando de entre las sombras, y
pálido, tan pálido como la estatua de la tumba en que se apoyo un
instante mientras dominaba su emoción, se adelantó un hombre que vino
deslizándose con el mayor sigilo hasta la verja del crucero.
Y aunque mi fe
se haya apagado, y aunque mi corazón llegue
a quebrarse, he ahà la dorada prenda que prueba
que soy dichosa siempre.
Y aunque mi fe
se haya apagado, y aunque mi corazón llegue
a quebrarse, he ahà la dorada prenda que prueba
que soy dichosa siempre.
He bebido de un agua que apaga toda
sed.
Y al rostro la acerca, que el cándido lino
Encubre, con ánimo asaz descortés;
Mas la luz apaga viento repentino,
Y la blanca dama se puso de pie.
De la Luna la luz lÃmpida, la luz de perla se apaga,
el perfume de las rosas muere en las dormidas auras,
los senderos se oscurecen
expiran las violas castas,
menos _tú_ y _yo_, todo huye, todo muere, todo pasa...
Como quien dice: «No cabe
más; apaga y vámonos.»
CUADROS DE COSTUMBRES
(FRAGMENTOS)
I
Todo el que ha surcado el Guadalquivir, ha parado su atención en los
pueblecitos, que como vanguardia de la noble ciudad de Sevilla, se le
presentan, si baja, á la derecha, si sube, á la izquierda del rÃo.
¡Todo se apaga y se extingue menos tus hondas miradas,
tus dos ojos donde arde
tu alma!