anuncio, _m._, announcement.
V
Ya después de dudar un instante y á una nueva orden de su señor,
comenzaban los pajes á desatar los lebreles, que aturdÃan la iglesia
con sus ladridos; ya el barón habÃa armado su ballesta riendo con una
lisa de Satanás, y el venerable sacerdote, murmurando una plegaria,
elevaba sus ojos al cielo y esperaba tranquilo la muerte, cuando se
oyó fuera del sagrado recinto una vocerÃa horrible, bramidos de
trompas que hacÃan señales de ojeo, y gritos de _¡Al jabali!--¡Por Zas
breñas!--¡Hacia el monte!_ Teobaldo, al anuncio de la deseada res,
corrió á las puertas del santuario, ebrio de alegrÃa; tras él fueron
sus servidores, y con sus servidores los caballos y los lebreles.
=anuncio=, _m._, announcement.
16 Mas no todos obedecen al evangelio; pues IsaÃas dice: Señor, ¿quién
ha creÃdo á nuestro anuncio?
RIMAS
I[1]
Yo sé un himno gigante y extraño
Que anuncia en la noche del alma una aurora,
Y estas páginas son de ese himno
Cadencias que el aire dilata en las sombras.
IV
Y cuando la noche ya avanza
de estrellas al vago tremer,
al fin de la oscura avenida
un lánguido rayo se ve,
fulgor diamantino que anuncia
de fúnebre velo al través,
que emerge de nube fantástica
la Luna, la blanca Astarté.
Los beneficios de la influencia francesa son visibles en la literatura
latinoamericana, pues ésta cobró una flexibilidad, una amplitud, una
frescura, un atrevimiento, una independencia y sobre todo una atrayente
novedad de estilo que, aún en aquellas épocas en que la producción
literaria era insuficiente y elemental, anuncia la concisión, la
brevedad, el matiz y la fuerza de hoy.
Como está escrito: ¡Cuán
hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que
anuncian el evangelio de los bienes!
Para mostrarnos la celeste ruta
y el alma imperio de la paz Letea
atrás dejó al león en las alturas,
del león las estrellas traspasando,
del león a despecho, ora nos busca
y sus miradas lÃmpidas y dulces
son las miradas que el amor anuncian.»
VI
Mas Psiquis dijo señalando al Cielo:
«La palidez de ese astro me conturba;
pronto, huyamos de aquÃ, pronto, es preciso.»
Y de sus alas recogió las plumas
con intenso terror, y sollozando,
presa de pronto de invencible angustia
plegó las alas, hasta el polvo frÃo
lentas dejando descender las plumas.
25 Estas cosas os he hablado en proverbios: la hora viene cuando ya no
os hablaré por proverbios, pero claramente os anunciaré del Padre.
III
Ya hacÃa largo rato que los pacÃficos habitantes de Toledo habÃan
cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos
caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la
queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oÃa el último
toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco
á poco habÃan ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que
conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán,
animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con
el deseo de conocer la maravillosa escultura.
III
Ya hacÃa largo rato que los pacÃficos habitantes de Toledo habÃan
cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos
caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la
queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oÃa el
ultimo toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales
que poco á poco habÃan ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el
camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el
capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas
botellas, que con el deseo de conocer la-maravillosa escultura.
III
Ya hacÃa largo rato que los pacÃficos habitantes de Toledo habÃan
cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos
caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la
queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oÃa el último
toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco
á poco habÃan ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que
conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán,
animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con
el deseo de conocer la maravillosa escultura.
III
Ya hacÃa largo rato que los pacÃficos habitantes de Toledo habÃan
cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos
caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la
queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oÃa el
ultimo toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales
que poco á poco habÃan ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el
camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el
capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas
botellas, que con el deseo de conocer la-maravillosa escultura.
Los encajes del vestido de Celinina
se movieron también, y las hojas de sus flores de trapo anunciaban el
paso de una brisa juguetona ó de manos muy suaves.
De cuando en cuando azotaba su frente una ráfaga
de aire, frÃo como la hoja de un puñal, que crispaba sus cabellos de
horror y penetraba hasta la médula de sus huesos; ráfagas semejantes a
las que anunciaban á los profetas la aproximación del espÃritu
divino.[2] Al fin llegó á un punto donde creyó percibir un rumor
sordo, que pudiera compararse al zumbido lejano de un enjambre de
abejas, cuando, en las tardes del otoño, revolotean en derredor de las
últimas flores.
Volvió con él hacia donde estaban los demás ladrones,
les contó el caso, y les anunció su propósito de respetar
el dinero del persa verÃdico.
à los pocos minutos una gran claridad, que de improviso se derramó por
todo el ámbito de la iglesia, anunció á los oficiales que habÃa llegado
la hora de comenzar el festÃn.
à los pocos minutos, una gran claridad que de improviso se derramó por
todo el ámbito de la iglesia, anunció á los oficiales que habÃa
llegado la hora de comenzar el festÃn.
Yo me atrevà á apuntar que habÃa
excepciones, pero no fué posible hacérselo reconocer.{25-2}--Usted será
lo mismo que todos (anunció en tono profético y mirando á un punto del
espacio); me querrá V.
Alvar, que llegó á la orilla del Manzanares un poco antes que los dos
más ligeros, vió al tabernero que habÃa anunciado la aparición de la
ballena al pie de un gran ribazo contemplando sus cubas, que
desaparecÃan allá á lo lejos entre los tumbos de la corriente.
Alvar, que llegó á la orilla del Manzanares un poco antes que los dos
más ligeros, vió al tabernero que habÃa anunciado la aparición de la
ballena al pie de un gran ribazo contemplando sus cubas, que
desaparecÃan allá á lo lejos entre los tumbos de la corriente.
RIMAS
I[1]
Yo sé un himno gigante y extraño
Que anuncia en la noche del alma una aurora,
Y estas páginas son de ese himno
Cadencias que el aire dilata en las sombras.
IV
Y cuando la noche ya avanza
de estrellas al vago tremer,
al fin de la oscura avenida
un lánguido rayo se ve,
fulgor diamantino que anuncia
de fúnebre velo al través,
que emerge de nube fantástica
la Luna, la blanca Astarté.
Los beneficios de la influencia francesa son visibles en la literatura
latinoamericana, pues ésta cobró una flexibilidad, una amplitud, una
frescura, un atrevimiento, una independencia y sobre todo una atrayente
novedad de estilo que, aún en aquellas épocas en que la producción
literaria era insuficiente y elemental, anuncia la concisión, la
brevedad, el matiz y la fuerza de hoy.