=adivino,= fortune-teller.
_Parrón_ se estremeció, y yo también, conociendo que el amor propio de
adivino me podÃa salir por la tapa de los sesos.{34-6}
--Pues mira tú, gitano...
El primero se adivina
por tres angostÃsimas ventanas abiertas á la calle.
¿Quién no la adivina?
* * * * *
Cuál serÃa la base de todas mis meditaciones, se adivina fácilmente; qué
remedio fué el primero que se me ocurriera para evitar males tan
considerables como el que deploraba entonces, no debo decirlo aquà por
dos razones: la primera, porque en mi buen deseo puedo equivocarme; y la
segunda, porque, aunque acierte, no se ha de hacer caso alguno de mi
teorÃa en las altas regiones donde se elabora la felicidad de los nietos
del Cid.{181-1} Pobre pintor de costumbres,{181-2} aténgome á mi oficio:
copiarlas como Dios me da á entender y hasta grabarlas en mi corazón.
En el campo
Tony era otra cosa; adivinaba su misión sobre la tierra, reducida á
velar por los intereses y la persona de su amo.
Aquà una de ellas, blanca como el vellón de un cordero, sacaba su
cabeza rubia entre las verdes y flotantes hojas de una planta
acuática, de la cual parecÃa una flor á medio abrir, cuyo flexible
tallo más bien se adivinaba que se veÃa temblar debajo de los
infinites cÃrculos de luz de las ondas.
108, note 3]
En este punto del diálogo, terció don DionÃs, y con una desesperante
gravedad á través de la que se adivinaba toda la ironÃa de sus
palabras, comenzó á darle al ya asendereado mozo los consejos más
originates del mundo, para el caso de que se encontrase de manos á
boca con el demonio convertido en corza blanca.
En el campo
Tony era otra cosa; adivinaba su misión sobre la tierra, reducida á
velar por los intereses y la persona de su amo.
Aquà una de ellas, blanca como el vellón de un cordero, sacaba su
cabeza rubia entre las verdes y flotantes hojas de una planta
acuática, de la cual parecÃa una flor á medio abrir, cuyo flexible
tallo más bien se adivinaba que se veÃa temblar debajo de los
infinites cÃrculos de luz de las ondas.
108, note 3]
En este punto del diálogo, terció don DionÃs, y con una desesperante
gravedad á través de la que se adivinaba toda la ironÃa de sus
palabras, comenzó á darle al ya asendereado mozo los consejos más
originates del mundo, para el caso de que se encontrase de manos á
boca con el demonio convertido en corza blanca.
El
portero, que adivinó la causa de esta penosa extrañeza, se apresuró a
desvanecerla.
Este descubrimiento no dejaba de inquietarla algo, sobre todo teniendo
en cuenta las ruidosas carcajadas que la noche anterior habÃa creÃdo
percibir á lo lejos y en uno de los ángulos de la plaza, cuando
cerraba el balcón y despedia á su amante; pero al mirar aparecer entre
las filas de los combatientes, que pasaban por debajo del estrado
lanzando chispas de fuego de sus brillantes armaduras, y envueltos en
una nube de polvo, los pendones reunidos de las casas de Carrillo y
Sandoval; al ver la significativa sonrisa que al saludar á la reina le
dirigieron los dos antiguos rivales que cabalgaban juntos, todo lo
adivinó, y la púrpura de la vergüenza enrojeció su frente, y brilló en
sus ojos una lágrima de despecho.
El primero se adivina
por tres angostÃsimas ventanas abiertas á la calle.
¿Quién no la adivina?
* * * * *
Cuál serÃa la base de todas mis meditaciones, se adivina fácilmente; qué
remedio fué el primero que se me ocurriera para evitar males tan
considerables como el que deploraba entonces, no debo decirlo aquà por
dos razones: la primera, porque en mi buen deseo puedo equivocarme; y la
segunda, porque, aunque acierte, no se ha de hacer caso alguno de mi
teorÃa en las altas regiones donde se elabora la felicidad de los nietos
del Cid.{181-1} Pobre pintor de costumbres,{181-2} aténgome á mi oficio:
copiarlas como Dios me da á entender y hasta grabarlas en mi corazón.