oír (oyendo)

Presente

English
I hear, am hearing
yo
oigo
oyes
Ud./él/ella
oye
nosotros, -as
oímos
vosotros, -as
oís
Uds./ellos/ellas
oyen

Futuro

English
I will hear
yo
oiré
oirás
Ud./él/ella
oirá
nosotros, -as
oiremos
vosotros, -as
oiréis
Uds./ellos/ellas
oirán

Imperfecto

English
I was hearing, used to hear, heard
yo
oía
oías
Ud./él/ella
oía
nosotros, -as
oíamos
vosotros, -as
oíais
Uds./ellos/ellas
oían

Pretérito

English
I heard
yo
oíste
Ud./él/ella
oyó
nosotros, -as
oímos
vosotros, -as
oísteis
Uds./ellos/ellas
oyeron

Condicional

English
I would hear
yo
oiría
oirías
Ud./él/ella
oiría
nosotros, -as
oiríamos
vosotros, -as
oiríais
Uds./ellos/ellas
oirían

Presente perfecto

English
I have heard
yo
he oído
has oído
Ud./él/ella
ha oído
nosotros, -as
hemos oído
vosotros, -as
habéis oído
Uds./ellos/ellas
han oído

Futuro perfecto

English
I will have heard
yo
habré oído
habrás oído
Ud./él/ella
habrá oído
nosotros, -as
habremos oído
vosotros, -as
habréis oído
Uds./ellos/ellas
habrán oído

Pluscuamperfecto

English
I had heard
yo
había oído
habías oído
Ud./él/ella
había oído
nosotros, -as
habíamos oído
vosotros, -as
habíais oído
Uds./ellos/ellas
habían oído

Pretérito anterior

English
I had heard
yo
hube oído
hubiste oído
Ud./él/ella
hubo oído
nosotros, -as
hubimos oído
vosotros, -as
hubisteis oído
Uds./ellos/ellas
hubieron oído

Condicional perfecto

English
I would have heard
yo
habría oído
habrías oído
Ud./él/ella
habría oído
nosotros, -as
habríamos oído
vosotros, -as
habríais oído
Uds./ellos/ellas
habrían oído

Presente

English
I hear, am hearing
yo
oiga
oigas
Ud./él/ella
oiga
nosotros, -as
oigamos
vosotros, -as
oigáis
Uds./ellos/ellas
oigan

Imperfecto

English
I heard, was hearing
yo
oyera
oyeras
Ud./él/ella
oyera
nosotros, -as
oyéramos
vosotros, -as
oyerais
Uds./ellos/ellas
oyeran

Futuro

English
I will hear
yo
oyere
oyeres
Ud./él/ella
oyere
nosotros, -as
oyéremos
vosotros, -as
oyereis
Uds./ellos/ellas
oyeren

Presente perfecto

English
I have heard, heard
yo
haya oído
hayas oído
Ud./él/ella
haya oído
nosotros, -as
hayamos oído
vosotros, -as
hayáis oído
Uds./ellos/ellas
hayan oído

Futuro perfecto

English
I will have heard
yo
hubiere oído
hubieres oído
Ud./él/ella
hubiere oído
nosotros, -as
hubiéremos oído
vosotros, -as
hubiereis oído
Uds./ellos/ellas
hubieren oído

Pluscuamperfecto

English
I had heard
yo
hubiera oído
hubieras oído
Ud./él/ella
hubiera oído
nosotros, -as
hubiéramos oído
vosotros, -as
hubierais oído
Uds./ellos/ellas
hubieran oído

Afirmativo

English
Hear!
yo
oye
Ud./él/ella
oiga
nosotros, -as
vosotros, -as
oíd
Uds./ellos/ellas
oigan

Negativo

English
Don't hear!
yo
no oigas
Ud./él/ella
no oiga
nosotros, -as
vosotros, -as
no oigáis
Uds./ellos/ellas
no oigan

Entonces, Alma, Stella, oigo sonar cerca de mí el oro invisible de tu escudo angélico.
Algunos minutos más tarde oigo que tocan "salida de toros", y yo, bruto de mí, olvidando todo y creyendo que hay corrida de toros en la portería, salgo como una saeta a verla.
Y para que aquí no falte nada y se parezca en todo a un jardín de aclimatación[7] nuestro--jardines que allí[8] solamente un gobierno puede sostener--veo manadas de ovejas y cabras y a lo lejos oigo el torpe gruñido de mansos cebones.
--_¡No oigo!
=oigo=, _pres.
=oigo=, _from_ =oír=.
=oigo=, =oyes=, =oye=, _etc._, _pres.
=oír=, (_pres._ =oigo=), to hear, listen.
--_No oigo, no oigo nadita._ --Ya ves que te he dado la recompensa ofrecida.
30 No puedo yo de mí mismo hacer nada: como oigo, juzgo: y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, mas la voluntad del que me envió, del Padre.
¡no oigo!_ le interrumpió el ladrón, poniendo pies en polvorosa.[354] De esta manera el ladrón se convirtió a sí mismo en un instrumento de castigo.
--Yo te daré una industria; a todas las preguntas que se te hagan, no tienes más que contestar con estas 10 dos palabras: _"no oigo."_ --Pero todo el mundo sabe que no soy sordo.
=oigo=, =oyes=, =oye=, _etc._, _pres.
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
42 Que yo sabía que siempre me oyes; mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije, para que crean que tú me has enviado.
8 El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
oye=, _that he almost heard me_.
Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.
El juez la llamó y le dijo: 5 --No llores, querida, y oye bien lo que voy a decirte.
Desde mi cuarto se oye el de la iglesia, y además, al venir ahora miré el del comedor, que está al paso, y es muy seguro, y todavía no han dado las tres, aunque ya faltará poco.
de todos los ojos caen lagrimones tamaños, y al concluir se oye como un suspiro inmenso, que no es otra cosa que la respiración de los circunstantes contenida mientras dura la música....
Abajo revuelan clamoreando las pintadas guacamayas y se oye la voz de los verdes papagayos habitadores de la zona tórrida; en tanto que arriba gime la paloma torcaz y se cierne en las nubes el águila altanera.
Para delicia del natural y del extranjero, en San José, Cartago, Heredia, Alajuela y otras ciudades se oye también la soñadora música de 25 los latinos, tanto en las plazas públicas como en los patios de las casas de habitación.
acaso ilusión de la fantasía, que oye y ve y palpa en su exaltación lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya lejos, ora á sus espaldas, ora á su lado mismo, sonaban como sollozos que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de pasos que van y vienen sin cesar.
acaso ilusión de la fantasía, que oye y ve y palpa en su exaltación lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya lejos, ora á sus espaldas, ora á su lado mismo, sonaban como sollozos que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de pasos que van y vienen sin cesar.
Háblannos de Rivera la fábula tejida por la imaginación del gaucho, tan vivaz como la fantasía del árabe del desierto; la conseja de los abuelos referida al calor del hogar[1]; la anécdota picante[2] que se oye en las estancias; el chascarrillo agudo que entre risas vuela, y hasta las leyendas populares chismean más de un idilio con el chinerío campero, y madrigalizan las tenoriadas del ilustre _Pardejón_.[3] --_Daniel Martínez Vigil_ (URUGUAYO) Chapter Footnotes: [A] JOSÉ F.
En ocasiones saltan de repente[6] lagartos enormes, parecidos a las iguanas, y huyen revolviendo la basura del suelo; en otras nada se ve, pero se oye un sordo roznar en la espesura, y el ruido de un andar lento al través de la maleza; de continuo[7] y por todas partes la animación de la naturaleza en el esplendor de su abandono; y a raros intervalos, a orillas del camino y escondida se encuentra la choza miserable de algún vecino de Guayabito, pálido y enfermizo: el hombre está de más[8] en medio de aquellas selvas, y sucumbe sin energía, como abrumado por el mundo físico.
yo te doy gracias, exclamo respirando, como el ciervo que acaba de escaparse de una docena de perros, y que oye ya apenas sus ladridos; para de aquí en adelante no te pido riquezas, no te pido empleos, no honores; líbrame de los convites caseros y de días de días: líbrame de estas casas en que es un convite un acontecimiento; en que sólo se pone la mesa decente para los convidados; en que creen hacer obsequios cuando dan mortificaciones; en que se hacen finezas; en que se dicen versos; en que hay niños; en que hay gordos; en que reina, en fin, la brutal franqueza de los castellanos viejos.
Gibson, su «mirada cansada, tediosa y hastiada.» Ya en su edad viril, recuérdale el bibliófilo Gowans: «Poe tenía un exterior notablemente agradable y que predisponía en su favor: lo que las damas llamarían claramente bello.» Una persona que le oye recitar en Boston, dice: «Era la mejor realización de un poeta, en su fisonomía, aire y manera.» Un precioso retrato es hecho de mano femenina: «Una talla algo menos que de altura mediana, quizá, pero tan perfectamente proporcionada y coronada por una cabeza tan noble, llevada tan regiamente, que, a mi juicio de muchacha, causaba la impresión de una estatura dominante.
Son de notarse[54] los rasgos descriptivos que el poeta ecuatoriano da de Bolívar, con quien se encuentra antes de empezar la batalla; la descripción de la pelea entre los dos ejércitos, la cual trasporta al lector al campo de los combatientes, donde ve a cada guerrero a la cabeza de los bravos que le han recomendado, embistiendo, cargando, arrollando, distinguiéndose cada cual en la lid según su valor y ardimiento,--donde oye el silbido de las balas, el estridor de los aceros, el grito de los que luchan, el alarido de los que caen, el atambor que redobla, el clamor de la trompeta que excita a la pelea, y el relincho de los fogosos corceles--, y ve sangre a torrentes[55] y montones de cadáveres por donde quiera que vuelve los ojos.
Mientras iba ensartando estas cosas con voz insinuante y melíflua, le oía el capítulo como quien oye llover desde lugar cubierto; unos parecían mirar con grande atención las pinturas de los muros y bóveda, medio dormidos otros cabeceaban haciendo reverencias, y muchos con las manazas cruzadas sobre la barriga y hartos ya de plática, decían para su sayo: «¿cuándo se acabará esto y tocarán á refectorio?» Pero el discurso no llevaba trazas de concluirse tan pronto; antes, al contrario, de unas reflexiones nacían otras; como las aguas vivas de manantial abundante, las palabras con rapidez asombrosa brotaban de los labios del orador, que siempre había sido hombre de gran facundia, y en aquella ocasión lo era más todavía, de suerte que el aburrido auditorio tenía casi agotada la paciencia, y sólo por ciertos respetos no daba mayores señales de su disgusto.
¡oye el cucú!
=oye=, _pres.
=oye=, _from_ =oír=.
=oigo=, =oyes=, =oye=, _etc._, _pres.
=oye; oyó; oyera, oyese:= _see_ =oir=.
¡Al fin se te ve,[7] o por lo menos se te oye!
¿Qué se oye a menudo por la noche en los pueblos de España?
[101.14] =se oye el=, etc.,=_el [reloj] de la iglesia se oye_.
=oir=, to hear; =oir hablar de=, to hear of (about); =¡oye!= =¡oiga!= listen!
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no [las] oís vosotros, porque no sois de Dios.
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
31 Y sabemos que Dios no oye á los pecadores: mas si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, á éste oye.
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.
¡Cuando le vi entrar me dió una risa, que por poco me oye!{19-4} La chiquilla se reía aún, con tanta gana y tan francamente, que me obligó á hacer lo mismo.
--Entre los productores importantes de azúcar de caña, sólo se oye hablar de Cuba, Méjico, Perú, Santo Domingo, Brasil, Guayanas, Venezuela, Ecuador y Argentina.
29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo es cumplido.
4 and 28.] VIII Atravesaba esa fantástica región adonde van todos los acentos de la tierra, los sonidos que decimos que se desvanecen, las palabras que juzgamos que se pierden en el aire, los lamentos que creemos que nadie oye.
13, note 1.] Ya enzarzado en lo más espeso y fragoso del monte, llevando del diestro la caballería por entre sendas casi impracticables, ora por las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen espacio de tarde hasta que por último, en el fondo de una cortadura tropecé con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que, después de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta y se retuerce allí con un ruido particular que se oye á gran distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en aquel punto y á aquella hora parece muda ó dormida.
Con los oídos oímos la voz humana y todos los sonidos.
Una nubecilla blanca se desprendió del vapor y oímos el estampido de un cañonazo.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Cada uno alegó sus méritos; yo expuse mis derechos: ya los unos murmuraban entre sí con ojeadas amenazadoras; ya los otros con voces descompuestas por la embriaguez habían puesto la mano sobre el pomo de sus puñales para dirimir la cuestión, cuando de repente oímos un extraño crujir de armas, acompañado de pisadas huecas y sonantes, que de cada vez se hacían más distintas.
¿Qué oímos con los oídos?
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
20 Y muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿para qué le oís?
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no [las] oís vosotros, porque no sois de Dios.
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
Dicen los niños en el solejar, lo que oyen a sus padres en el hogar.
ahí que llaman á la puerta, y que oyen una voz como la de un becerro, que dice: ¡Abrid, que soy el _Carlanco_!
En la buhardilla del Tuerto se oyen gritos y porrazos de su mujer, y lloros y disculpas de los chiquillos que los reciben.
3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y á sus ovejas llama por nombre, y las saca.
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; 28 Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.
4.] En fin, ¿para qué tengo de ponderarle lo que esta noche oirá?
¿y cómo oirán sin [haber] quien [les] predique?
25 De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 Y los que hicieron bien, saldrán á resurrección de vida; mas los que hicieron mal, á resurrección de condenación.
Yo oía hasta su respiración.
A mi alrededor oía decir: --Serán felices, porque se aman.
Pero oía harmonías tales como jamás había oído en la tierra.
Por las mañanas nunca se despertaba hasta que me oía toser ó moverme en la cama.
Una hora ó más duraba todas las tardes este juego, hasta que se oía llamar{16-3} y se retiraba apresuradamente.
Conservaba esta anciana sus facultades en toda su lozanía; pero no así los sentidos corporales: oía poco, y veía menos.
Y cuando me oía protestar vivamente contra semejante duda, su rostro expresivo se iluminaba de alegría y continuaba hablando.
Ni aún entonces Pude saberlo; Sólo sé que no se oía Más que el aliento, Que apresurado escapaba Del labio seco.
Pero sucedió que insensiblemente se fué encariñando con uno de ellos que la mimaba mucho y le oía resignado los nimios escrúpulos de su conciencia.
No se oía ruido alguno si no era el rumor vago y lejano de los coches, y el caer incesante de los copos como un crujido levísimo y prolongado de sedería.
La noche se acercaba, y había barruntos de tempestad, pues ya se veían las olas estrellarse contra las rocas y se oía el viento bramar alrededor de la torre.
La habitación estaba negra como el fondo de un tintero: no se oía ruido alguno fuera, ni el más leve rumor: aquel cuarto tan silencioso y obscuro parecía una tumba.
Ni una hoja susurraba; no se oía una pisada, todo mudo, todo en calma, todo en sueño menos _tú_ y _yo_ (¡cuál me agito al unir las dos palabras!) menos tú y yo.
Y un taimado poeta que le oía, Le respondió en los términos siguientes: --Al humilde jumento Su dueño daba paja, y le decía: ¡Toma, pues que con esto estás contento!
Entre la gente menuda que se apiñaba á los pies de la iglesia, se oía un rumor sordo y confuso, cierto presagio de que la tempestad comenzaba á fraguarse y no tardaría mucho en dejarse sentir.
Y cuentan que el mismo Alvar formó desde aquel día tan pobre idea de sí propio, que cada vez que oía á las verduleras de Leganés decir: «¡Arre, borrico!» lo tomaba por una alusión personal....
Como os habréis figurado, la causa de mi susto era el primer golpe que oía de esa endiablada campana gorda, especie de sochantre de bronce, que los canónigos de Toledo han colgado en su catedral con el laudable propósito de matar á disgustos á los necesitados de reposo.
La madre oía sin cesar la encantadora media lengua de Celinina, diciendo las cosas al revés, y haciendo de las palabras de nuestro idioma graciosas caricaturas filológicas que afluían de su linda boca como la música más tierna que puede conmover el corazón de una madre.
El pueblo se prosternó respetuosamente, y ya no se oía sino el canto sagrado, el alegre tañido de las campanas y el tamboril y el pito de la danza que iba bailando delante del Santo Sacramento.[1] Entonces empezó a arder un castillo de pólvora,[2] preparado para la primera estación.
Como dejo dicho, nada se oía en derredor del castillo, excepto el eco de las blasfemias, que palpitaban, perdidas en el sombrío seno de la noche, como palpitan las almas de los condenados envueltas en los pliegues del huracán de los infiernos.[1] [Footnote 1: huracán de los infiernos.
Una noche obscura, muy obscura, en que no se oía ni un rumor en la tierra ni brillaba un solo astro en el cielo, los senores de la fortaleza, engreídos por una reciente victoria, se repartían el botín, y ebrios con el vapor de los licores en mitad de la loca y estruendosa orgía, entonaban sacrílegos cantares en loor de su infernal patrono.
Allí rodearon Sus pálidos restos De amarillas velas Y de paños negros.[2] Al dar de las ánimas[3] El toque postrero, Acabó una vieja Sus últimos rezos; Cruzó la ancha nave, Las puertas gimieron, Y el santo recinto Quedóse desierto; De un reloj se oía Compasado el péndulo, Y de algunos cirios El chisporroteo.
Así era que sólo se oía el ruido que producía la olla al hervir en el hogar, y el que hacían los dientes de un mulo al tomar su pienso en el pesebre; cuando se alzó suave y clara la voz de Estefanía cantando la dulce y triste tonada de la nana, que muchas personas, así cultas como no cultas, no pueden oir sin que involuntariamente se les llenen los ojos de lágrimas.
Si de vuelta de correr la sardina salía alcanzada la mujer del Tuerto en la cuenta que éste le tomaba rigorosamente, en el balcón se oía la primera guantada de las que administraba el desdichado marido á su costilla; desde el balcón llamaba á su padre, á su madre y á Tremontorio; desde el balcón les contaba lo sucedido, y renegaba furibundo de su mujer; desde el balcón imploraba el auxilio de Dios..., y de balcón á balcón se enredaba un diálogo animadísimo que entretenía, por espacio de media hora, á las gentes de la calle.
III Ya hacía largo rato que los pacíficos habitantes de Toledo habían cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oía el último toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco á poco habían ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con el deseo de conocer la maravillosa escultura.
III Ya hacía largo rato que los pacíficos habitantes de Toledo habían cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oía el ultimo toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco á poco habían ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con el deseo de conocer la-maravillosa escultura.
Dime:--«¿Cuál tu nombre, cuál en el reino plutoniano de la noche y de la niebla?...» Dijo el cuervo: «¡Nunca más!» Asombrado quedé oyendo así hablar al avechucho, si bien su árida respuesta no expresaba poco o mucho; pues preciso es convengamos en que nunca hubo criatura que lograse contemplar ave alguna en la moldura de su puerta encaramada, ave o bruto reposar sobre efigie en la cornisa de su puerta, cincelada, con tal nombre: «¡Nunca más!» Mas el cuervo, fijo, inmóvil, en la grave efigie aquella, sólo dijo esa palabra, cual si su alma fuese en ella vinculada--ni una pluma sacudía, ni un acento se le oía pronunciar...
Mientras iba ensartando estas cosas con voz insinuante y melíflua, le oía el capítulo como quien oye llover desde lugar cubierto; unos parecían mirar con grande atención las pinturas de los muros y bóveda, medio dormidos otros cabeceaban haciendo reverencias, y muchos con las manazas cruzadas sobre la barriga y hartos ya de plática, decían para su sayo: «¿cuándo se acabará esto y tocarán á refectorio?» Pero el discurso no llevaba trazas de concluirse tan pronto; antes, al contrario, de unas reflexiones nacían otras; como las aguas vivas de manantial abundante, las palabras con rapidez asombrosa brotaban de los labios del orador, que siempre había sido hombre de gran facundia, y en aquella ocasión lo era más todavía, de suerte que el aburrido auditorio tenía casi agotada la paciencia, y sólo por ciertos respetos no daba mayores señales de su disgusto.
3.{16-3} =se oía llamar=, _she heard some one call her_.
=oir,= to hear; =--se,= to be heard; =hasta que se oía llamar,= until she heard some one call her.
79 that it was catorce ('fourteen').] Como os habrás figurado, la causa de mi susto era el primer golpe que oía de esa endiablada campana gorda,[1] especie de sochantre de bronce, que los canónigos de Toledo han colgado en su catedral con el laudable propósito de matar á disgustos a los necesitados de reposo.
Yo oía hasta su respiración.
A mi alrededor oía decir: --Serán felices, porque se aman.
Pero oía harmonías tales como jamás había oído en la tierra.
Por las mañanas nunca se despertaba hasta que me oía toser ó moverme en la cama.
Una hora ó más duraba todas las tardes este juego, hasta que se oía llamar{16-3} y se retiraba apresuradamente.
Conservaba esta anciana sus facultades en toda su lozanía; pero no así los sentidos corporales: oía poco, y veía menos.
Y cuando me oía protestar vivamente contra semejante duda, su rostro expresivo se iluminaba de alegría y continuaba hablando.
Ni aún entonces Pude saberlo; Sólo sé que no se oía Más que el aliento, Que apresurado escapaba Del labio seco.
Pero sucedió que insensiblemente se fué encariñando con uno de ellos que la mimaba mucho y le oía resignado los nimios escrúpulos de su conciencia.
No se oía ruido alguno si no era el rumor vago y lejano de los coches, y el caer incesante de los copos como un crujido levísimo y prolongado de sedería.
La noche se acercaba, y había barruntos de tempestad, pues ya se veían las olas estrellarse contra las rocas y se oía el viento bramar alrededor de la torre.
La habitación estaba negra como el fondo de un tintero: no se oía ruido alguno fuera, ni el más leve rumor: aquel cuarto tan silencioso y obscuro parecía una tumba.
Ni una hoja susurraba; no se oía una pisada, todo mudo, todo en calma, todo en sueño menos _tú_ y _yo_ (¡cuál me agito al unir las dos palabras!) menos tú y yo.
Y un taimado poeta que le oía, Le respondió en los términos siguientes: --Al humilde jumento Su dueño daba paja, y le decía: ¡Toma, pues que con esto estás contento!
Entre la gente menuda que se apiñaba á los pies de la iglesia, se oía un rumor sordo y confuso, cierto presagio de que la tempestad comenzaba á fraguarse y no tardaría mucho en dejarse sentir.
Y cuentan que el mismo Alvar formó desde aquel día tan pobre idea de sí propio, que cada vez que oía á las verduleras de Leganés decir: «¡Arre, borrico!» lo tomaba por una alusión personal....
Como os habréis figurado, la causa de mi susto era el primer golpe que oía de esa endiablada campana gorda, especie de sochantre de bronce, que los canónigos de Toledo han colgado en su catedral con el laudable propósito de matar á disgustos á los necesitados de reposo.
La madre oía sin cesar la encantadora media lengua de Celinina, diciendo las cosas al revés, y haciendo de las palabras de nuestro idioma graciosas caricaturas filológicas que afluían de su linda boca como la música más tierna que puede conmover el corazón de una madre.
El pueblo se prosternó respetuosamente, y ya no se oía sino el canto sagrado, el alegre tañido de las campanas y el tamboril y el pito de la danza que iba bailando delante del Santo Sacramento.[1] Entonces empezó a arder un castillo de pólvora,[2] preparado para la primera estación.
Como dejo dicho, nada se oía en derredor del castillo, excepto el eco de las blasfemias, que palpitaban, perdidas en el sombrío seno de la noche, como palpitan las almas de los condenados envueltas en los pliegues del huracán de los infiernos.[1] [Footnote 1: huracán de los infiernos.
Una noche obscura, muy obscura, en que no se oía ni un rumor en la tierra ni brillaba un solo astro en el cielo, los senores de la fortaleza, engreídos por una reciente victoria, se repartían el botín, y ebrios con el vapor de los licores en mitad de la loca y estruendosa orgía, entonaban sacrílegos cantares en loor de su infernal patrono.
Allí rodearon Sus pálidos restos De amarillas velas Y de paños negros.[2] Al dar de las ánimas[3] El toque postrero, Acabó una vieja Sus últimos rezos; Cruzó la ancha nave, Las puertas gimieron, Y el santo recinto Quedóse desierto; De un reloj se oía Compasado el péndulo, Y de algunos cirios El chisporroteo.
Así era que sólo se oía el ruido que producía la olla al hervir en el hogar, y el que hacían los dientes de un mulo al tomar su pienso en el pesebre; cuando se alzó suave y clara la voz de Estefanía cantando la dulce y triste tonada de la nana, que muchas personas, así cultas como no cultas, no pueden oir sin que involuntariamente se les llenen los ojos de lágrimas.
Si de vuelta de correr la sardina salía alcanzada la mujer del Tuerto en la cuenta que éste le tomaba rigorosamente, en el balcón se oía la primera guantada de las que administraba el desdichado marido á su costilla; desde el balcón llamaba á su padre, á su madre y á Tremontorio; desde el balcón les contaba lo sucedido, y renegaba furibundo de su mujer; desde el balcón imploraba el auxilio de Dios..., y de balcón á balcón se enredaba un diálogo animadísimo que entretenía, por espacio de media hora, á las gentes de la calle.
III Ya hacía largo rato que los pacíficos habitantes de Toledo habían cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oía el último toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco á poco habían ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con el deseo de conocer la maravillosa escultura.
III Ya hacía largo rato que los pacíficos habitantes de Toledo habían cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oía el ultimo toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco á poco habían ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con el deseo de conocer la-maravillosa escultura.
Dime:--«¿Cuál tu nombre, cuál en el reino plutoniano de la noche y de la niebla?...» Dijo el cuervo: «¡Nunca más!» Asombrado quedé oyendo así hablar al avechucho, si bien su árida respuesta no expresaba poco o mucho; pues preciso es convengamos en que nunca hubo criatura que lograse contemplar ave alguna en la moldura de su puerta encaramada, ave o bruto reposar sobre efigie en la cornisa de su puerta, cincelada, con tal nombre: «¡Nunca más!» Mas el cuervo, fijo, inmóvil, en la grave efigie aquella, sólo dijo esa palabra, cual si su alma fuese en ella vinculada--ni una pluma sacudía, ni un acento se le oía pronunciar...
Mientras iba ensartando estas cosas con voz insinuante y melíflua, le oía el capítulo como quien oye llover desde lugar cubierto; unos parecían mirar con grande atención las pinturas de los muros y bóveda, medio dormidos otros cabeceaban haciendo reverencias, y muchos con las manazas cruzadas sobre la barriga y hartos ya de plática, decían para su sayo: «¿cuándo se acabará esto y tocarán á refectorio?» Pero el discurso no llevaba trazas de concluirse tan pronto; antes, al contrario, de unas reflexiones nacían otras; como las aguas vivas de manantial abundante, las palabras con rapidez asombrosa brotaban de los labios del orador, que siempre había sido hombre de gran facundia, y en aquella ocasión lo era más todavía, de suerte que el aburrido auditorio tenía casi agotada la paciencia, y sólo por ciertos respetos no daba mayores señales de su disgusto.
3.{16-3} =se oía llamar=, _she heard some one call her_.
=oir,= to hear; =--se,= to be heard; =hasta que se oía llamar,= until she heard some one call her.
79 that it was catorce ('fourteen').] Como os habrás figurado, la causa de mi susto era el primer golpe que oía de esa endiablada campana gorda,[1] especie de sochantre de bronce, que los canónigos de Toledo han colgado en su catedral con el laudable propósito de matar á disgustos a los necesitados de reposo.
Yo estaba algunos doscientos pasos camino atrás de donde nos encontramos en este momento: próximamente sería[1] la misma hora, cuando creí escuchar unos alaridos distantes, y llantos é imprecaciones que se entremezclaban con voces varoniles y coléricas que ya se oían por un lado, ya por otro, como de pastores que persiguen un lobo por entre los zarzales.
Á la media hora sólo se oían los ahogados gemidos del aire que entraba por las rotas vidrieras de las ojivas del templo, el atolondrado revolotear de las aves nocturnas que tenían sus nidos en el dosel de piedra de las esculturas de los muros, y el alternado rumor de los pasos del vigilante que se paseaba envuelto en los anchos pliegues de su capote, á lo largo del pórtico.
Á la media hora sólo se oían los ahogados gemidos del aire que entraba por las rotas vidrieras de las ojivas del templo, el atolondrado revolotear de las aves nocturnas que tenían sus nidos en el dosel de piedra de las esculturas dé los muros, y el alternado rumor de los pasos del vigilante que se paseaba envuelto en los anchos pliegues de su capote, á lo largo del pórtico.
Entre tanto, la comisión representativa que había concertado hablarle aquella tarde sobre el asunto del vino, iba subiendo lentamente la magnífica escalera, deteniéndose á cada cuatro ó cinco peldaños para conferenciar sobre el modo de abordar la cuestión á fin de que tuviese mejor éxito, y se oían cosas por el estilo: --Conviene pasarle la mano por el lomo, adularle y á cada tres palabras llamarle Reverencia.
And when I saw it, I fell upon my face, and I heard a voice of one that spake." Ezekiel, i.
[92.28] =oí abrir=, 'I heard [some one] open,' or 'I heard...
(I heard her tears.) ] Después las tinieblas rosadas y azules que flotaban en el espacio, como cortinas de gasa transparente, se rasgaron como el día de gloria[1] se rasga en nuestros templos el velo de los altares, y el paraíso de los justos se ofreció á sus miradas deslumbrador y magnifico.[2] [Footnote 1: el día de gloria.
No oí más.
todos los que pude hasta que oí rechinar la llave.
No bien[9] habíamos andado algunos pasos, cuando oí que alguien le llamaba: «¡Don José!
Yo me hallaba en uno de estos últimos momentos, cuando solo y en medio de la escueta llanura, oí hablar cerca de mí.
Al cabo de un rato, cuando ya me disponía á dejar la silla para dar algunas vueltas, oí exclamar á Luisa: --¡Calla...
Obsolete for _maestro_, 'master,' a title of respect.] En Sevilla[1] en el mismo atrio de Santa Inés,[2] y mientras esperaba que comenzase la Misa del Gallo,[3] oí esta tradición á una demandadera del convento.
Un instante después noté cierto movimiento en la de Fernando, oí abrir varias puertas con sigilo, las pisadas que empezaron á sonar sobre el techo de mi cuarto se perdieron á lo lejos, y un secreto instinto me advirtió que mi presencia era necesaria al joven.
A mi alcoba retornando con el alma en turbulencia pronto oí llamar de nuevo--esta vez con más violencia, «De seguro--dije--es algo que se posa en mi persiana; pues, veamos de encontrar la razón abierta y llana de este caso raro y serio y el enigma averiguar.
PÉREL BONALDO Una fosca media noche, cuando en tristes reflexiones, sobre más de un raro infolio de olvidados cronicones inclinaba soñoliento la cabeza, de repente a mi puerta oí llamar: como si alguien, suavemente, se pusiese con incierta mano tímida a tocar: «Es--me dije--una visita que llamando está a mi puerta: eso es todo, ¡y nada más!» ¡Ah!
Según colegía de la proximidad de las voces y del cercano chasquido de las ramas que crujían al romperse para dar paso á aquella turba de locuelas, iban á salir de la espesura á un pequeño rellano que formaba el monte en el sitio donde yo estaba oculto, cuando enteramente á mis espaldas, tan cerca ó más que me encuentro de vosotros, oí una nueva voz fresca, delgada y vibrante, que dijo ...
Abrí los ojos según dejo dicho: me incorporé con sumo cuidado, y poniendo atención á aquel confuso murmullo que cada vez sonaba más próximo, oí en las ráfagas del aire, como gritos y cantares extraños, carcajadas y tres ó cuatro voces distintas que hablaban entre sí con un ruido y una algarabía semejante al de las muchachas del lugar, cuando riendo y bromeando por el camino, vuelven en bandadas de la fuente con sus cántaros á la cabeza.
eso es todo, ¡y nada más!» Paso a paso, fuerza y bríos fué mi espíritu cobrando: «Caballero--dije--o dama: mil perdones os demando; mas, el caso es que dormía, y con tanta gentileza me vinisteis a llamar, y con tal delicadeza y tan tímida constancia os pusisteis a tocar que no oí»--dije--y las puertas abrí al punto de mi estancia; ¡sombras sólo y...
Pero aún no había pronunciado estas palabras, abalanzándose á sus perseguidores, fuera de sí, con las greñas sueltas, los ojos inyectados en sangre, y la hedionda boca entreabierta y llena de espuma, cuando la oí arrojar un alarido espantoso, llevarse por dos ó tres veces las manos al costado con grande precipitación, mirárselas y volvérselas á mirar maquinalmente, y por último, dando tres ó cuatro pasos vacilantes como si estuviese borracha, la ví caer al derrumbadero.
--Yo lo oí y tú lo oiste, y nos estremecimos y callamos.
[92.28] =oí abrir=, 'I heard [some one] open,' or 'I heard...
[35.15] =le tiró por los=..., 'pulled his....' [35.18] =oí exclamar á Luisa==_oí á Luisa que exclamaba_.
* * * * * Lo que de mi amigo oí y que me conmovió profundamente, es lo que cuento en seguida, tres años despues de la muerte de Neira.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
_Continúese_: Oí, oíste, etc.
of_ =oír= =oyó= _3 sing.
La princesa oyó estas palabras y estaba muy triste.
Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí.
No estuvo allí mucho tiempo cuando oyó un escandaloso aldabazo.
El viejo oyó estas palabras, y mandó al hijo que montara en el asno.
Al mismo tiempo se oyó desde adentro el portero que gritó con voz de trueno:--¡Hola!
Éste oyó el murmullo y desde adentro preguntó con voz tonante: --¿Quién anda ahí?
Gritó entonces con todas sus fuerzas para que acudiese la gente; pero nadie le oyó.
Un día estaba cortando el tronco de un árbol grande y oyó 5 lamentos adentro.
La madre del Sur la escondió debajo de una olla y pronto se oyó un gran ruido y llegó el Sur.
Y Simón Pedro, como oyó que era el Señor, ciñóse la ropa, porque estaba desnudo, y echóse á la mar.
Sucedió que un día fué Casilda á pasear por los jardines de su padre, y oyó gemir á los pobres cautivos.
Éste á la media hora, oyó sin duda en la sala el toque de «alto el fuego», y se retiró cerrando el balcón.
Al fin, una tarde oyó que los quejidos eran más tristes 65 que de ordinario y se decidió a ver lo que era.
siquiera, even, at least, unless, even though; ni oyó --, he did not even hear; ni tan --, not even, not so much as.
Á la mañana siguiente fué y se escondió, y oyó lo que la madre les dijo á las chivitas, que fué lo propio del día antes.
of_ =oír=; =oyó las dos= he heard two o'clock strike =P= =paciente= patient =padre= _m._ father =pagado= _p.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Tendió el marqués la vista por la cocina abandonada, y vió el fuego del hogar que iba apagándose, y oyó una especie de ronquido animal...
Teobaldo oyó entre aquellas voces que palpitaban aún en el éter luminoso, la voz de su santa madre, que pedía á Dios por él; pero no oyó la suya.
Le oyó con interés, desapareció por un momento entre las ramas de la ribera, y volvió trayendo entre 20 sus manos una hacha de oro.
El triste leñador oyó entonces una dulce voz que le dijo: 10 --¿Qué tienes,[176] buen hombre?
Entre otras conversaciones más ó menos rústicas que le divirtieron, oyó que todos sus criados proyectaban asociarse para echar un décimo á la lotería de Navidad.
Pero el viejo patrón, ó no oyó las advertencias, ó se hizo sordo á ellas, que es lo más probable, por disfrutar algunos instantes más de la presencia de sus compañeros.
Aburrido ya de aguardar una aurora que no llegaba, tiró del cordón de la campanilla, y oyó con gozo vibrar á lo lejos su metálico timbre; pero no acudió nadie al llamamiento.
Cuando salió á recorrer aquellos campos, hollados por la planta del santo labrador, vió que el cielo se había nublado, y oyó decir á las gentes que se le iban á mojar las polainas al Santo.
El joven ni oyó siquiera las palabras de sus amigos, y tambaleando y como pudo llegó á la tumba y aproximbe á la estatua; pero al tenderle los brazos resonó un grito de horror en el templo.
El joven ni oyó siquiera las palabras de sus amigos, y tambaleando y como pudo llegó á la tumba, y aproximóse á la estatua; pero al tenderle los brazos, resonó un grito de horror en el templo.
Un día en que el padre trabajaba muy afanoso con otros varios hombres en sus tierras de labranza, oyó que el pastorcillo gritaba: 10 --¡El lobo!
Pero se arrepintió bien pronto de su ligereza, cuando sintió sobre sí una mirada fulminante y oyó una voz severa diciéndole: --Hermano, durante un mes tendrá su celda por encierro y ayunará á pan y agua.
Y subió más alto, y creyó divisar á lo lejos las tormentosas nubes semejantes á un mar de lava, y oyó mugir el trueno á sus pies como muge el océano azotando la roca desde cuya cima le contempla el atónito peregrino.
Tras aquellos recios muros oyó Casilda tristísimos lamentos, y entonces recordó que allí gemían, hambrientos y cargados de cadenas, los pobres nazarenos, por quienes en Castilla lloraban padres, hermanos, esposas, amadas.
El encargado de la sucursal del cosechero de Móstoles oyó aquella misma mañana un gran ruido hacia la praderita interpuesta entre su ventorrillo y el río, y al asomarse á la ventana vió que el río acababa de invadir la pradera y se llevaba las cubas vacías.
Nuestro juez no era un político sino un artista, que por amor al[342] arte 15 se entregaba a sus tenebrosos estudios; y debía ser mucha su modestia, porque es fama que nunca se le oyó hablar una sola palabra de sus progresos en la ciencia.
El arzobispo hizo una señal de asentimiento con la cabeza, y ya algunos de los fieles que conocían á aquel personaje extraño por un organista envidioso, enemigo del de Santa Inés, comenzaban á prorrumpir en exclamaciones de disgusto, cuando de improviso se oyó en el atrîo un ruido espantoso.
Y cuando ya la vela estaba próxima á consumirse del todo, oyó mi héroe á lo lejos el son de una guitarra, y luego el rasguear de otras tres ó cuatro que venían haciéndole consonancia y coro; y después, y ya más cerca, los tañedores se pararon, y una voz varonil entonó la copla siguiente: Es tu ventana, morena, ¡Ay!
No oyó doña Rita el final de la imprecación, porque salió cantando, y tras ella los demás interlocutores del marqués, y en pos de éstos el marqués mismo, que los siguió furioso al través de las habitaciones y estuvo á punto de alcanzarlos en la cocina, sin que se atreviese á seguirlos al patio por no arrostrar la glacial temperatura.
El encanto se rompió, desvanecióse todo como el humo, y al tender en torno suyo la vista, no vió ni oyó más que el bullicioso tropel con que las tímidas corzas, sorprendidas en lo mejor de sus nocturnos juegos, huían espantadas de su presencia, una por aquí, otra por allá, cuál salvando de un salto los matorrales, cuál ganando á todo correr la trocha del monte.
Presente á la relación de Esteban, como los otros monteros, Garcés fue acaso el único que oyó con verdadera curiosidad los pormenores de su increible aventura, y si bien no pudo menos de sonreir cuando el zagal repitió las palabras de la corza blanca, desde que abandonó el soto en que habían sesteado comenzó á revolver en su mente las más absurdas imaginaciones.
Antes de pasar el Manzanares, oyó hacia aquellos collados y la pradera interpuesta entre el río y ellos, confuso, interminable y atronador murmullo de la muchedumbre, y dijo, lleno de piadosa emoción: --¡Ah, qué bien comprende el gran pueblo madrileño la incomparable dicha que goza de ser Madrid cuna de San Isidro, y sus campos teatro de los milagros del santo labrador!
Constanza conoció el efecto que su burla había producido en el enamorado joven; pero deseando apurar su paciencia hasta lo último, tornó á decir en el mismo tono: --¿Y si al dispararla te saluda con alguna risa del género de la que oyó Esteban, ó se te ríe en la nariz, y al escuchar sus sobrenaturales carcajadas se te cae la ballesta de las manos, y antes de reponerte del susto ya ha desaparecido la corza blanca más ligera que un relámpago?
V Ya después de dudar un instante y á una nueva orden de su señor, comenzaban los pajes á desatar los lebreles, que aturdían la iglesia con sus ladridos; ya el barón había armado su ballesta riendo con una lisa de Satanás, y el venerable sacerdote, murmurando una plegaria, elevaba sus ojos al cielo y esperaba tranquilo la muerte, cuando se oyó fuera del sagrado recinto una vocería horrible, bramidos de trompas que hacían señales de ojeo, y gritos de _¡Al jabali!--¡Por Zas breñas!--¡Hacia el monte!_ Teobaldo, al anuncio de la deseada res, corrió á las puertas del santuario, ebrio de alegría; tras él fueron sus servidores, y con sus servidores los caballos y los lebreles.
=oyó=, _pret.
=oyó=, _past abs.
[8.22] =oyó=, etc.
=oyó=, _from_ =oír=.
¿Qué oyó cuando era aprendiz?
=oye; oyó; oyera, oyese:= _see_ =oir=.
8 Y como Pilato oyó esta palabra, tuvo más miedo.
29 Ella, como lo oyó, levántase prestamente y viene á él.
32 Y lo que vió y oyó, esto testifica: y nadie recibe su testimonio.
6 Como oyó pues que estaba enfermo, quedóse aún dos días en aquel lugar donde estaba.
20 Entonces Marta, como oyó que Jesús venía, salió á encontrarle; mas María se estuvo en casa.
* * * Un borracho oyó las dos Y dijo con mucha paz 140 --¡Hombre!
47 Este, como oyó que Jesús venía de Judea á Galilea, fué á él, y rogábale que descendiese, y sanase á su hijo, porque se comenzaba á morir.
Con los oídos oímos la voz humana y todos los sonidos.
Una nubecilla blanca se desprendió del vapor y oímos el estampido de un cañonazo.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Cada uno alegó sus méritos; yo expuse mis derechos: ya los unos murmuraban entre sí con ojeadas amenazadoras; ya los otros con voces descompuestas por la embriaguez habían puesto la mano sobre el pomo de sus puñales para dirimir la cuestión, cuando de repente oímos un extraño crujir de armas, acompañado de pisadas huecas y sonantes, que de cada vez se hacían más distintas.
¿Qué oímos con los oídos?
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Cuando oyeron cantar «¡Ávila!
Al poco rato se oyeron los pasos del portero.
En este momento oyeron el galope de un escuadrón y los dos moros huyeron del sitio.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Los obreros romanos oyeron esta parábola y comprendieron su significado, regresando muy contentos a la ciudad a trabajar de nuevo.
para oir una cencerrada; porque personas que lo oyeron dicen que lo que hizo el dichoso organista de San Bartolomé en la catedral no fué otra cosa....
Hiéreme con una de las flechas EN LOS OÍDOS; _los culpables son ellos, que no oyeron el consejo de mi padre: hiéreme_ EN EL CORAZÓN, _que no le quiso ni respetó como debía_.
Desde la sala donde estaba la niña difunta, las piadosas mujeres que le hacían compañía oyeron espantosa algazara, que al través del pavimento del piso superior llegaba hasta ellas, conturbándolas en su pena y devoto recogimiento.
now =orden= _f._ order; =a las órdenes= under the command =ordinario= ordinary; =de ordinario= usual =oriente= _m._ East, orient =orilla= _f._ bank, shore; =a orillas= on the shore =oro= _m._ gold =oscuro= dark; =a oscuras= in the dark =oso= _m._ bear =otoño= _m._ autumn =otro= other, another; =otra vez= again; =otro tanto= as much more =oveja= _f._ sheep =oyeron= _3 pl.
Violentos murmullos interrumpieron el discurso, que no pudo reanudarse: los frailes dejaron sus asientos y se arremolinaron por grupos, voceando y gesticulando sin hacer más caso del Superior que de la carabina de Ambrosio; los de un corrillo pasaban á otro, como consultándose mutuamente; la confusión y el tumulto crecían por instantes; el Superior, turbado ante aquella especie de motín, no sabía qué hacerse; hasta que, por último, dominando toda la gresca y baraúnda, se oyeron las voces de «¡Silencio!
=oyeron=, _pret.
¿Qué oyeron los hermanos?
¡Oh, qué elogios se oyeron a porfía De su rara y fecunda fantasía!
8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores; mas no los oyeron las ovejas.
40 Y [ciertos] de los Fariseos que estaban con él oyeron esto, y dijéronle: ¿Somos nosotros también ciegos?
15 Y entraron en la cueva los dos, penetrando todo lo posible.[50] Por la mañana oyeron pasos en las proximidades de su escondite.
32 Los Fariseos oyeron á la gente que murmuraba de él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos enviaron servidores que le prendiesen.
20 Y de esta manera me esforcé á predicar el evangelio, no donde [antes] Cristo fuese nombrado, por no edificar sobre ajeno fundamento: 21 Sino, como está escrito: A los que no fué anunciado de él, verán: Y los que no oyeron, entenderán.
12 El siguiente día, mucha gente que había venido á la fiesta, como oyeron que Jesús venía á Jerusalem, 13 Tomaron ramos de palmas, y salieron á recibirle, y clamaban: ¡Hosanna, Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
No he oído hablar de eso.
Nunca lo he oído nombrar...
me dice que el sentimiento hacia el extranjero es cordial; sin embargo, he oído decir que los naturales les ponen motes despectivos.
Si yo lo he oído mil veces en San Bartolomé,[2] que era su parroquia, y de donde tuvo que echarle el senor cura por malo, y era cosa de taparse los oídos con algodones....
Lamentos, palabras, nombres, cantares, yo no sé lo que he oído en aquel rumor cuando me he sentado solo y febril sobre el peñasco, á cuyos pies saltan las aguas de la fuente misteriosa para estancarse en una balsa profunda, cuya inmóvil superficie apenas riza el viento de la tarde.
--Siempre he oído mencionar el caucho de Pará como el más puro.
--Nunca he visto ese camello, ni he oído hablar de[67] él más que a ustedes.
--Nunca he oído tal cosa,--repuso el estudiante--y quisiera saber qué cuatro efes son ésas.
--No--contestó el pobre animal.--No soy el hombre, ¡aunque he oído decir que algunos se parecen á mí!
--Me atrae el viaje por Cartagena, pues he oído alabar las excursiones por el río Magdalena y el Cauca.
40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.
26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros: mas el que me envió, es verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo.
38.--EL «TRISTE» Y LA «VIDALITA» El «triste» que predomina en los pueblos del norte, es un canto frijio, plañidero, natural al hombre en el estado primitivo de barbarie, según Rousseau.[1] La «vidalita,» canto popular con coros, acompañado de la guitarra y un tamboril, a cuyos redobles se reune la muchedumbre y va engrosando el cortejo y el estrépito de las voces, me parece heredado de los indígenas, porque lo he oído en una fiesta de indios en Copiapó en celebración de la Candelaria[2]; y como canto religioso, debe ser antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado de los españoles argentinos.
Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.
Pareciome el aire entonces, por incógnito incensario que un querube columpiase de mi alcoba en el santuario, perfumado--«Miserable sér--me dije--Dios te ha oído y por medio angelical, tregua, tregua y el olvido del recuerdo de Leonora te ha venido hoy a brindar: ¡bebe!
¿No ha oído V.
=96.=--[96.12] =poco después de obscurecido=, 'a little after dark.' =97.=--[97.5] =Es que=, 'the fact is that.' [97.8] =para en ella padecer hambre==_para padecer hambre en ella_.--=No ha oído V.
--Se refiere, prosiguió el montero, á que, según él afirma, y lo jura y perjura por todo lo más sagrado del mundo, los ciervos que discurren por estos montes, se han dado de ojo para no dejarle en paz, siendo lo más gracioso del caso, que en más de una ocasión les ha sorprendido concertando entre sí las burlas que han de hacerle, y después que estas burlas se han llevado á término, ha oído las ruidosas carcajadas con que las celebran.
42 Y decían á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
34 Respondióle la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre: ¿cómo pues dices tú: Conviene que el Hijo del hombre sea levantado?
Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer.
38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.
Pregunta á los que han oído, qué les haya yo hablado: he aquí, ésos saben lo que yo he dicho.
18 Mas digo: ¿No han oído?
¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído?
Pero oía harmonías tales como jamás había oído en la tierra.
El bribón, muy sorprendido, se reunió con sus camaradas y les refirió lo que había oído.
Después de pensar largo rato el aprendiz, al fin preguntó al maestro, si era verdad lo que había oído decir.
Turbando el profundo silencio que me rodeaba, había oído como un ruido de hierros, que se removían y chocaban al unirse entre las sombras.
Apenas se instalaron alrededor de la mesa, cuando apareció el mozo, el cual abriendo sus ojos de par en par,[168] asombróse viendo a unos de esos ricos americanos 15 de quienes tanto había oído hablar.
Como yo había oído que el aguardiente es bueno pa quitar el dolor de barriga, poniendo por fuera unos paños bien empapaos en ello, calenté en una sartén como medio cuartillo; y cuando estaba casi hirviendo, llevélo así á la cama onde se estaba revolcando la muy bribona.
29 Y la gente que estaba presente, y había oído, decía que había sido trueno.
Pero oía harmonías tales como jamás había oído en la tierra.
El bribón, muy sorprendido, se reunió con sus camaradas y les refirió lo que había oído.
Después de pensar largo rato el aprendiz, al fin preguntó al maestro, si era verdad lo que había oído decir.
Turbando el profundo silencio que me rodeaba, había oído como un ruido de hierros, que se removían y chocaban al unirse entre las sombras.
Apenas se instalaron alrededor de la mesa, cuando apareció el mozo, el cual abriendo sus ojos de par en par,[168] asombróse viendo a unos de esos ricos americanos 15 de quienes tanto había oído hablar.
Como yo había oído que el aguardiente es bueno pa quitar el dolor de barriga, poniendo por fuera unos paños bien empapaos en ello, calenté en una sartén como medio cuartillo; y cuando estaba casi hirviendo, llevélo así á la cama onde se estaba revolcando la muy bribona.
29 Y la gente que estaba presente, y había oído, decía que había sido trueno.
Capítulo 4 1 DE manera que como Jesús entendió que los Fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan, 2 (Aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3 Dejó á Judea, y fuése otra vez á Galilea.
Apenas le vió su camarada, salió á su encuentro para saludarle, y con él se adelantaron casi todos los que á la sazón se encontraban en el corrillo, en quienes habían despertado la curiosidad y la gana de conocerle los pormenores que ya habían oído referir acerca de su carácter original y extraño.
Apenas le vió su camarada, salió á su encuentro para saludarle, y con él se adelantaron casi todos los que á la sazón se encontraban en el corrillo; en quienes habían despertado la curiosidad y la gana de conocerle, los pormenores que ya habían oído referir acerca de su carácter original y extraño.
40 Era Andrés, hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido.
6.--LA CAZA DEL TIGRE Conocíase que las mujeres nos contaban y recontaban[1] desde que nos alcanzaron a ver,[2] y cuando nos acercamos a la casa estaban aún indecisas entre el susto y la alegría, pues por nuestra demora y los disparos que habían oído suponían que habíamos corrido peligros.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
=oiga,= _pr.
=oiga=, _etc., from_ =oír=.
=oiga=, =oigas=, _etc._, _pres.
--Pues oiga usted, tío Traga-santos, lo que pasó en Madrid entre D.
=oir=, to hear; =oir hablar de=, to hear of (about); =¡oye!= =¡oiga!= listen!
--Grita, grita más alto; que te lo oiga el tu marido que por allá abajo asoma, y mira después onde te metes.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
=oiga=, =oigas=, _etc._, _pres.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
=oiga,= _pr.
=oiga=, _etc., from_ =oír=.
=oiga=, =oigas=, _etc._, _pres.
--Pues oiga usted, tío Traga-santos, lo que pasó en Madrid entre D.
=oir=, to hear; =oir hablar de=, to hear of (about); =¡oye!= =¡oiga!= listen!
--Grita, grita más alto; que te lo oiga el tu marido que por allá abajo asoma, y mira después onde te metes.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos; 8 Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO: =Oyese, oyeses=, etc.; =oyera, oyeras=, etc.
Después levantó la tapa para que se oyera mejor, abrió con cuidado las puertas y ejecutó todas las maniobras conducentes á producir una sorpresa en la casa; pero todo ello con tal esmero, andando sobre la punta de los pies, hablando en falsete y haciendo tantas y tan graciosas muecas, que Juan al notarlo no pudo menos de reirse exclamando: ¡Siempre el mismo Santiago!
=oye; oyó; oyera, oyese:= _see_ =oir=.
IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO: =Oyese, oyeses=, etc.; =oyera, oyeras=, etc.
IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO: =Oyese, oyeses=, etc.; =oyera, oyeras=, etc.
Después levantó la tapa para que se oyera mejor, abrió con cuidado las puertas y ejecutó todas las maniobras conducentes á producir una sorpresa en la casa; pero todo ello con tal esmero, andando sobre la punta de los pies, hablando en falsete y haciendo tantas y tan graciosas muecas, que Juan al notarlo no pudo menos de reirse exclamando: ¡Siempre el mismo Santiago!
=oye; oyó; oyera, oyese:= _see_ =oir=.
47 Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo.
50 Díceles Nicodemo (el que vino á él de noche, el cual era uno de ellos): 51 ¿Juzga nuestra ley á hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho?
13 Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.
FUTURO DE SUBJUNTIVO: =Oyere, oyeres=, etc.
47 Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo.
50 Díceles Nicodemo (el que vino á él de noche, el cual era uno de ellos): 51 ¿Juzga nuestra ley á hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo que ha hecho?
13 Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.
25 De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán.
oye=, _that he almost heard me_.
Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.
El juez la llamó y le dijo: 5 --No llores, querida, y oye bien lo que voy a decirte.
Desde mi cuarto se oye el de la iglesia, y además, al venir ahora miré el del comedor, que está al paso, y es muy seguro, y todavía no han dado las tres, aunque ya faltará poco.
de todos los ojos caen lagrimones tamaños, y al concluir se oye como un suspiro inmenso, que no es otra cosa que la respiración de los circunstantes contenida mientras dura la música....
Abajo revuelan clamoreando las pintadas guacamayas y se oye la voz de los verdes papagayos habitadores de la zona tórrida; en tanto que arriba gime la paloma torcaz y se cierne en las nubes el águila altanera.
Para delicia del natural y del extranjero, en San José, Cartago, Heredia, Alajuela y otras ciudades se oye también la soñadora música de 25 los latinos, tanto en las plazas públicas como en los patios de las casas de habitación.
acaso ilusión de la fantasía, que oye y ve y palpa en su exaltación lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya lejos, ora á sus espaldas, ora á su lado mismo, sonaban como sollozos que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de pasos que van y vienen sin cesar.
acaso ilusión de la fantasía, que oye y ve y palpa en su exaltación lo que no existe, pero la verdad era que ya cerca, ya lejos, ora á sus espaldas, ora á su lado mismo, sonaban como sollozos que se comprimen, como roce de telas que se arrastran, como rumor de pasos que van y vienen sin cesar.
Háblannos de Rivera la fábula tejida por la imaginación del gaucho, tan vivaz como la fantasía del árabe del desierto; la conseja de los abuelos referida al calor del hogar[1]; la anécdota picante[2] que se oye en las estancias; el chascarrillo agudo que entre risas vuela, y hasta las leyendas populares chismean más de un idilio con el chinerío campero, y madrigalizan las tenoriadas del ilustre _Pardejón_.[3] --_Daniel Martínez Vigil_ (URUGUAYO) Chapter Footnotes: [A] JOSÉ F.
En ocasiones saltan de repente[6] lagartos enormes, parecidos a las iguanas, y huyen revolviendo la basura del suelo; en otras nada se ve, pero se oye un sordo roznar en la espesura, y el ruido de un andar lento al través de la maleza; de continuo[7] y por todas partes la animación de la naturaleza en el esplendor de su abandono; y a raros intervalos, a orillas del camino y escondida se encuentra la choza miserable de algún vecino de Guayabito, pálido y enfermizo: el hombre está de más[8] en medio de aquellas selvas, y sucumbe sin energía, como abrumado por el mundo físico.
yo te doy gracias, exclamo respirando, como el ciervo que acaba de escaparse de una docena de perros, y que oye ya apenas sus ladridos; para de aquí en adelante no te pido riquezas, no te pido empleos, no honores; líbrame de los convites caseros y de días de días: líbrame de estas casas en que es un convite un acontecimiento; en que sólo se pone la mesa decente para los convidados; en que creen hacer obsequios cuando dan mortificaciones; en que se hacen finezas; en que se dicen versos; en que hay niños; en que hay gordos; en que reina, en fin, la brutal franqueza de los castellanos viejos.
Gibson, su «mirada cansada, tediosa y hastiada.» Ya en su edad viril, recuérdale el bibliófilo Gowans: «Poe tenía un exterior notablemente agradable y que predisponía en su favor: lo que las damas llamarían claramente bello.» Una persona que le oye recitar en Boston, dice: «Era la mejor realización de un poeta, en su fisonomía, aire y manera.» Un precioso retrato es hecho de mano femenina: «Una talla algo menos que de altura mediana, quizá, pero tan perfectamente proporcionada y coronada por una cabeza tan noble, llevada tan regiamente, que, a mi juicio de muchacha, causaba la impresión de una estatura dominante.
Son de notarse[54] los rasgos descriptivos que el poeta ecuatoriano da de Bolívar, con quien se encuentra antes de empezar la batalla; la descripción de la pelea entre los dos ejércitos, la cual trasporta al lector al campo de los combatientes, donde ve a cada guerrero a la cabeza de los bravos que le han recomendado, embistiendo, cargando, arrollando, distinguiéndose cada cual en la lid según su valor y ardimiento,--donde oye el silbido de las balas, el estridor de los aceros, el grito de los que luchan, el alarido de los que caen, el atambor que redobla, el clamor de la trompeta que excita a la pelea, y el relincho de los fogosos corceles--, y ve sangre a torrentes[55] y montones de cadáveres por donde quiera que vuelve los ojos.
Mientras iba ensartando estas cosas con voz insinuante y melíflua, le oía el capítulo como quien oye llover desde lugar cubierto; unos parecían mirar con grande atención las pinturas de los muros y bóveda, medio dormidos otros cabeceaban haciendo reverencias, y muchos con las manazas cruzadas sobre la barriga y hartos ya de plática, decían para su sayo: «¿cuándo se acabará esto y tocarán á refectorio?» Pero el discurso no llevaba trazas de concluirse tan pronto; antes, al contrario, de unas reflexiones nacían otras; como las aguas vivas de manantial abundante, las palabras con rapidez asombrosa brotaban de los labios del orador, que siempre había sido hombre de gran facundia, y en aquella ocasión lo era más todavía, de suerte que el aburrido auditorio tenía casi agotada la paciencia, y sólo por ciertos respetos no daba mayores señales de su disgusto.
¡oye el cucú!
=oye=, _pres.
=oye=, _from_ =oír=.
=oigo=, =oyes=, =oye=, _etc._, _pres.
=oye; oyó; oyera, oyese:= _see_ =oir=.
¡Al fin se te ve,[7] o por lo menos se te oye!
¿Qué se oye a menudo por la noche en los pueblos de España?
[101.14] =se oye el=, etc.,=_el [reloj] de la iglesia se oye_.
=oir=, to hear; =oir hablar de=, to hear of (about); =¡oye!= =¡oiga!= listen!
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no [las] oís vosotros, porque no sois de Dios.
=11.= =Oír=, _to hear_ =oyendo= =oído= PRESENTE DE INDICATIVO: =Oigo, oyes, oye=, oímos, oís, oyen.
31 Y sabemos que Dios no oye á los pecadores: mas si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, á éste oye.
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.
¡Cuando le vi entrar me dió una risa, que por poco me oye!{19-4} La chiquilla se reía aún, con tanta gana y tan francamente, que me obligó á hacer lo mismo.
--Entre los productores importantes de azúcar de caña, sólo se oye hablar de Cuba, Méjico, Perú, Santo Domingo, Brasil, Guayanas, Venezuela, Ecuador y Argentina.
29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo es cumplido.
4 and 28.] VIII Atravesaba esa fantástica región adonde van todos los acentos de la tierra, los sonidos que decimos que se desvanecen, las palabras que juzgamos que se pierden en el aire, los lamentos que creemos que nadie oye.
13, note 1.] Ya enzarzado en lo más espeso y fragoso del monte, llevando del diestro la caballería por entre sendas casi impracticables, ora por las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen espacio de tarde hasta que por último, en el fondo de una cortadura tropecé con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que, después de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta y se retuerce allí con un ruido particular que se oye á gran distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en aquel punto y á aquella hora parece muda ó dormida.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
=oiga,= _pr.
=oiga=, _etc., from_ =oír=.
=oiga=, =oigas=, _etc._, _pres.
--Pues oiga usted, tío Traga-santos, lo que pasó en Madrid entre D.
=oir=, to hear; =oir hablar de=, to hear of (about); =¡oye!= =¡oiga!= listen!
--Grita, grita más alto; que te lo oiga el tu marido que por allá abajo asoma, y mira después onde te metes.
Pero, oíd.
IMPERATIVO: =Oye=, oíd.
PRESENTE DE SUBJUNTIVO: =Oiga, oigas, oiga, oigamos, oigáis, oigan.= PRETÉRITO: Oí, oíste, =oyó=, oímos, oísteis, =oyeron=.
Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos; 8 Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos; 8 Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
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